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Cantigas de Santa María (1/11/1996)

03 de Octubre de 2003 | 10:56 |
Federico Heinlein

1/11/1996

Seis integrantes del Estudio MusicAntigua nos depararon una tarde extraordinaria de arte medieval en el espectáculo que cerró el ciclo de música de cámara de la Corporación Cultural de Las Condes. Años de estudio y meses de minuciosa preparación se necesitan para un concierto tan armonioso en cualquier detalle como lo fue la entrega de los cantos en el idioma gallego de la época, reunidos por orden de Alfonso X El Sabio, ignorándose hasta qué punto el rey participó creativamente en ellos.

Los manuscritos confeccionados en su Corte contienen cantares de amor, de amigo, de escarnio y de maldizer, pero sólo vienen con música aquellos de loor y de milagro. Gina Allende (viela y salterio), Magdalena Amenábar (canto), Sergio Candia (flautas dulces), Nelson Contreras (canto y viela), Andrés Tarraza (flautas traveseras) y María Eugenia Villegas (arpa) nos comunicaron la vitalidad de esos sonidos remotos con la fuerza de un sortilegio indescriptible.

Exceptuando el modo eolio del loor “Entre Av` e Eva” y el mixolidio de “Villa et minynna”, el dorio de todas las cantigas que oímos colaboró al establecimiento de una magia subyugante. “Entre Av` e Eva” obtuvo su poder comunicativo de la mezcla de soprano y arpa; “Villa et minynna” contó con voz (o voces al unísono), dos vielas y un solo del flautín de Sergio Candia.

Ya en el loor inicial, “Rosa das rosas, había cautivado la combinación del registro grave de la soprano con arpa y salterio. “Da que Deus mamou leite do seu peito” relata un milagro de la Virgen de manera muy candorosa. Más picaresco es el contenido de “Quen a festa”, vívidamente cantado por Nelson Contreras con acompañamiento de vielas y flautas. Un tercer milagro, “A Virgen, cuja mercee é pelo mundo sabuda”, unía la voz de Magdalena Amenábar con los instrumentos de Andrés Tarraza y Gina Allende, y como milagro final oímos una cantiga bien animada que permitió aquilatar los agudos de la soprano.

Ideal del principio al fin, el programa terminó yuxtaponiendo la rogativa de un trovador occitano, de fines del siglo XII por el amante dormido en el lecho de su dama, y el acomodo posterior que trueca el texto mundano en una invocación a la “Virgen, Madre groriosa”. Constituyó un remate digno de este precioso concierto, oír el virelai de Guiraut de Bornelh y el loor de las Cantigas de Alfonso X hermanados en las voces de Nelson Contreras y Magdalena Amenábar, confundiéndose el amor terrenal con la gracia divina.
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