Cambio de motor
Marcelo Contreras
Si el afiche dice Mecánica Popular en vivo, la nota mental apunta algo así como poesía y rock a mid tempo, pausas acústicas y actitud trovadora. Eso quizás era antes, porque Mecánica Popular editó Fatamorgana, su tercer álbum, y lo presentó oficialmente el sábado ante unos 500 asistentes en el Teatro Municipal de Ñuñoa.
Fue una noche para proclamar un nuevo presente que enmudeció los prejuicios. El cuarteto no sólo amplió el decorado musical: unos cuantos beats coloreando algunas entradas y dos músicos invitados para los nuevos arreglos. También encontró en Ronnie Gutiérrez, su nuevo baterista, un completo cambio de motor musical. Gutiérrez no sólo ataca con furia tambores y platillos para marcar el pulso de la banda, sino que termina por redefinir todo el material de Mecánica Popular bajo una intensidad escénica rockera que traspasa al resto del grupo.
Los latigazos del nuevo baterista, que además se desdobla para asumir en algunos pasajes acertadas guitarras acústicas, encienden al cantante y guitarrista Manuel García que lentamente reescribe su propio lenguaje escénico. Fatamorgana, que ya es un gran disco y serio candidato a figurar en las encuestas de fin de año como el mejor álbum de rock chileno de la temporada, crece en directo por los bríos de una banda empeñada en canciones que describen en sonidos y palabras tanto luces como sombras. Por cierto, ahora brillan más.