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El desastroso regreso de Isabel Pantoja

La reaparición de la cantante Isabel Pantoja, después de permanecer varios meses retirada de los escenarios, pudo haber acabado en motín.

21 de Diciembre de 2003 | 22:23 | EFE
MADRID.- La reaparición de la cantante Isabel Pantoja, después de permanecer varios meses retirada de los escenarios, pudo acabar hoy, domingo, en motín debido a la desastrosa organización del concierto. Los responsables vigilaron escasamente y mal el acceso del público al madrileño Palacio de Vistalegre.

Después de tres años de su última actuación en Madrid y con una hora y media de retraso sobre el horario previsto, la tonadillera comenzó su actuación ante un auditorio que se esperaba multitudinario, aunque no se cumplieron las expectativas.

La desorganización ayudaron a que muchos de los seguidores de la viuda del torero Francisco Rivera "Paquirri", que habían comprado entradas más baratas, lograran ocupar parte de los asientos más caros.

Tras aparecer sobre el escenario, vestida de blanco inmaculado, a la hora prevista para iniciar el concierto, la tonadillera sevillana se retiró inmediatamente tras prometer que volvería a salir si se resolvían todos los problemas.

Desde mayo pasado Isabel Pantoja no pisaba un escenario, después de que decidiera tomarse unos meses de descanso para vivir "intensamente" su romance con el ex alcalde de Marbella (sur de España), Julián Muñoz, que una vez apagadas las luces, se sentó entre el público.

A Muñoz parecen ir dirigidas las letras de muchas de las canciones de Pantoja. Canciones nuevas y viejos éxitos con los que la tonadillera logró que la noche, fría en la calle, fuera de lo más ardiente en el interior de Vistalegre.

"Ay, llévame al río, que quiero volverme loca!"; "El feriante"; "Así fue", "Otra vez", "Que tal me va sin tí" y "Se me enamora el alma", son algunos de los títulos que interpretó Pantoja y que parecían relacionados con su historia de amor con el ex alcalde.

La popular cantante, tras enviudar en septiembre de 1984 de "Paquirri", muerto por un toro en la plaza de Pozoblanco (Córdoba, sur), vive para criar al hijo, Francisco José, y después adoptó a una niña peruana, Isabelita.
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