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Malas condiciones para un programa interesante 7/1/2004

07 de Enero de 2004 | 16:51 |
Malas condiciones para un programa interesante

Gilberto Ponce 7/1/2004

Es bastante difícil hacer una crítica a dos de los más prestigiosos conjuntos de nuestro país cuando su actuación –el lunes 5 de enero en la Plaza de Armas de Santiago- se realizó en condiciones tan adversas.

La Orquesta Filarmónica de Santiago y el coro profesional del Teatro Municipal merecían un lugar y unas condiciones más favorables: el escenario sorprendió por lo precario; todos los andamios a la vista, sin nada que favoreciera la acústica o la comodidad de los intérpretes; la amplificación, pecó de graves inconvenientes, mal ecualizada y mal equilibrada. Por ejemplo, los trombones fueron inaudibles y los violines, chillones en muchos pasajes; los solistas sufrieron percances de equilibrio, y al coro en ciertos momentos le subieron el volumen innecesariamente, incluso cuando “apianaba”, perdiendo calidad interpretativa. Además, el viento obligó a los músicos a luchar por matener las partituras en su lugar y a todos los músicos a luchar, por último, contra una manifestación del PC y con los cantos amplificados de los evangélicos.

La convocatoria fue grande y, al igual que en las otras presentaciones, el público llegó desde temprano a buscar las mejores ubicaciones, aplaudiendo incluso las pruebas acústicas realizadas media hora antes del concierto.

El programa bastante interesante tanto por las obras conocidas como por las poco frecuentes, que permiten al público aumentar su conocimiento musical. Durante el espectáculo, integrantes del coro, algunos con gran experiencia, asumieron las partes solistas. Miriam Caparotta cantó una encendida “Habanera” de la ópera “Carmen”, que entusiasmó al público por su interpretación. Berta Soto y Lina Escobedo cantaron con una musicalidad a toda prueba su dúo de “Los Cuentos de Hoffmann”; Pablo Ortiz cantó con voz firme e histriónicamente el Brindis de “Cavalleria Rusticana”, cerrando el concierto el gran tenor que ya es Luis Olivares con Carolina Ortiz cantando, como segundo bis, el Brindis ahora de “La Traviata”, que consiguió merecidas ovaciones. El programa omitió en forma inexplicable el nombre de los solistas, y nadie los anunció, ni antes ni después de la presentación.

Un concierto de estas características no favorece al talentoso José Luis Domínguez, pues no tiene una conciencia clara de la sonoridad que se produce, lo que le hace muchas ser sólo un muy buen concertador, que no logra los necesarios matices interpretativos. Pareciera que hay obras en las que está más cómodo que en otras. La Orquesta respondió con gran profesionalismo, y los pequeños desajustes o desafinaciones son atribuibles a las condiciones ambientales. El Coro (dir. Jorge Klastornick) igualmente entusiasma por la energía y musicalidad que pone en cada intervención.

A pesar de todo, es estimulante observar el arrastre que tienen estas manifestaciones culturales. Muchos asistentes agradecen la oportunidad de asistir a presentaciones de conjuntos de primer nivel, agradeciendo con aplausos y gritos al escuchar los primeros compases de obras conocidas, como cuando se cantó “Va Pensiero” (“Nabucco”). Por supuesto, las palmas acompañaron el brindis de “La Traviata”.

Por todo lo anterior y por deferencia a este estimulante público es que debieran cuidarse mucho los lugares y las condiciones donde se realizan estas presentaciones.