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Concierto Aniversario Orquesta Sinfónica de Chile 12/1/2004

12 de Enero de 2004 | 12:08 |
Concierto Aniversario Orquesta Sinfónica de Chile

Gilberto Ponce 12/1/2004

Con motivo de cumplirse 63 años desde su fundación, se realizó un Concierto de Gala da la Orquesta Sinfónica de Chile, en el Teatro de esa casa de estudios, ocasión en que fue lanzado el primer CD llamado Bicentenario, con obras de autores nacionales y ejecutado por la OSCH, bajo la dirección de David del Pino, su director titular.

El programa anunciado era bastante heterogéneo, otorgándole por ello un interés especial.

Se dio inicio con el Concierto para fagot y orquesta en Si bemol mayor K. 191, de Wolfgang Amadeus Mozart, obra que se escucha bastante poco en nuestras temporadas, actuando como solista el solvente instrumentista venezolano Arión Linarez, que posee un fraseo bastante claro, logrando además el adecuado estilo clásico que Mozart requiere. La dirección del maestro del Pino no nos pareció demasiado certera, pues su estilo se acercó más a lo romántico que a lo clásico; incluso en el ataque de primer movimiento, el sonido de la orquesta sonó bastante sucio. El segundo y bello movimiento fue, sin duda, el más logrado de los tres, por los matices y fraseos entre el solista y las cuerdas. Suponemos que tal vez los nervios o el calor incidieron en el “accidente” sonoro del solista, en la coda del primer movimiento.

Cambiando el orden del programa, el maestro del Pino anunció las dos canciones del “Friso Araucano” del chileno Carlos Isamitt, cantado en forma entrañable por Patricia Cifuentes; su musicalidad y dulzura en la canción de cuna fueron un modelo de canto. Resulta bastante novedoso para las nuevas generaciones escuchar estas obras cuyas melodías recuerdan lo mapuche, pero con una orquestación impresionista europea.

Lo anterior se vio reforzado cuando escuchamos el “Preludio para Orquesta” de René Amengual, otro de los compositores chilenos más importantes; se trata de una obra muy interesante, con una orquestación magnífica, que, en su brevedad, resulta siempre atrayente. El director y la orquesta lograron una gran interpretación.

La primera parte del concierto finalizó con lo que algunos consideraron el punto más alto de la velada; nos referimos al Primer movimiento de la Bachiana Nº 5 para soprano y cellos de Heitor Villalobos, el célebre compositor brasileño. La soprano Patricia Cifuentes se encargó de entregar una extraordinaria versión: expresión, fraseo, dinámica y musicalidad fueron logrados como si la obra la conociera desde siempre. Las dos vocalizaciones, una con “bocca chiusa”, fueron modelo de canto y afinación, mientras que la sección con texto la entregó con gran compenetración y una muy buena dicción. El acompañamiento del grupo de cellos fue atento y expresivo, logrando del Pino una fusión con la solista que los llevó a merecidas ovaciones. Patricia Cifuentes sin duda se convertirá en una gran cantante, de proyección internacional, que debe cuidar el repertorio, y no dejarse tentar, por el entusiasmo y los galardones que ha logrado en su corta carrera.

El concierto finalizó con una suite de “El Caballero de la Rosa” de Richard Strauss, obra para gran orquesta y de una gran dificultad interpretativa. Strauss fue un gran orquestador y sus exigencias abarcan a cada una de las familias de la orquesta. Necesita de fraseos que a veces inicia un instrumento y los concluyen otros, de otras familias; requiere de una gran atención y de un director que lleve a una gran unidad la obra. La orquesta tuvo momentos magníficos, generalmente en los tutti, que fueron logrados con gran fuerza y expresividad. El entusiasmo del aniversario los llevó a descuidar un tanto las sutilezas, lo que no fue obstáculo para que el maestro del Pino lograra un gran éxito en su cometido.

Afortunadamente, los espectadores recibieron a la salida del concierto una “Fe de Erratas” donde se corrigió una de las notas al programa, donde se analizó largamente la obertura de “Las Criaturas de Prometeo” de Beethoven en el lugar del concierto para fagot de Mozart.
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