Adiós Fulano, viva Vivanco
Después de diecinueve años de rigor, Fulano deja vacante el puesto del grupo musical más inquieto de Chile, tras la muerte del pianista Jaime Vivanco. Pero algo ha sobrevivido: el nuevo disco del grupo se llama "Vivo".
David Ponce.
(16/1/2004)
No estar vivo es sólo una forma de decir: Jaime Vivanco, el pianista de Fulano, no para de sorprender. Por ejemplo, para el nuevo disco de su grupo, grabado en vivo el 14 de agosto de 2002, sacó de la manga una introducción de teclado que tomó por asalto a sus compañeros: la inventó ahí mismo. Y, por ejemplo, hay un señor retratado en la tapa del CD, con las orejas tapadas y el aspecto de estar oyendo algo inaudito. Como Fulano.
Ese señor es el mismo Vivanco, en un retrato hecho en 1997 por el fotógrafo Jorge Aceituno. `Inquietante´, comenta Cristián Crisosto, saxofonista y uno de los compositores del grupo: ni siquiera sus compañeros están muy familiarizados con la expresión del músico en esa imagen. "Hicimos una foto más teatral, juguetona, con gestos, contra la formalidad del retrato", recuerda Aceituno. "Y Vivanco era muy histriónico. Era el que más exageraba y tenía mucho sentido del humor. Si no hubiera tenido esa personalidad yo no hubiera sacado nada. Se prestaba para esto".
Vivanco quería un mambo
Fulano es como La Troppa. Esa clase de artistas siempre fieles a su inquietud más que a cualquier otra convicción. Nunca hicieron playback en televisión: ergo, nunca aparecieron en televisión. Al contrario, siempre quisieron grabar su rockera y desbocada fusión en un disco en vivo. Era el plan de este año: primero un disco en vivo y luego uno nuevo.
Alcanzaron a grabar el disco en vivo. "Y pasó lo que pasó, no más", dice Arlette Jequier, la cantante y clarinetista. Lo que pasó fue hace exactamente un año: el 16 de enero de 2003 Jaime Vivanco fue encontrado muerto en su casa de avenida Recoleta, tras un paro cardíaco sufrido durante la noche. En esa casa había compuesto veinte años antes una suite: "Suite Recoleta", para el primer disco, "Fulano" (1986). También había inventado el nombre del grupo, en un tema de igual título que hoy está en el nuevo álbum junto a dos piezas inéditas: "Pinocho en Patolandia", de Crisosto, y "Todas las ratas de todos los ríos del mundo", de Vivanco.
Nadie que hace planes para viajar al otro lado del mundo está pensando en morirse. Y Jaime Vivanco estaba haciendo esos planes. En unos días iba a partir con Congreso, su otro grupo, de gira por Canadá y EE.UU., con contratos firmados y boletos reservados. Estampó su última firma, de hecho, sobre el formulario para obtener la visa, la misma tarde del día en que murió.
El baterista de Fulano, Raúl Aliaga, quien también es músico y productor de Congreso, estaba lejos ese día. En Rupanco. "Al día siguiente me avisan por celular que está muerto. Fue quince días antes de una de las giras más grandes de Congreso. Y ahí mismo le dije (mira hacia el cielo)
Maricón, no quisiste que fuera productor", bromea. Aliaga hizo finalmente la gira de Congreso, gracias a la llegada providencial del pianista Sebastián Almarza. "Entonces yo creo en los milagros, y creo que San Jaimito nos tiró al preciso. Todavía anda la energía de él por acá".
El bajista Jorge Campos asiente a su lado. Él sí estaba en Santiago, y tras enterarse de la noticia llegó a esa casa en Recoleta a cumplir las diligencias de rigor. "Jaime no tenía familia que se hiciera cargo de sus cosas", explica. "Me hice el valiente, junto con el Tilo (González, compositor de Congreso). Tuve que estar ahí, con los policías, pero para mí fue mejor hacerlo. De pronto era más desgastador emocionalmente, pero tenía que estar ahí".
"Una vez Jaime me dijo, en serio, que cuando muriera le hiciéramos una música súper solemne", recuerda a su vez Crisosto. "Algo así como...", agrega, y empieza a entonar una melodía. De solemne no tiene nada. Es ridículo: lo que está tarareando es como un mambo. Es la canción de la serie "Mi bella genio". Esa quería Vivanco. "Esa se la debemos", dice Arlette.
El efecto Masters y Johnson
El tiempo deja su huella en el nuevo disco del grupo. Si "Fulano", la canción, siempre fue desenfrenada, ahora empieza arrastrada, por ejemplo. Hay tres explicaciones posibles para ese fenómeno: una, el grupo ya no es tan joven y necesita ir más lento para evitar los calambres.
"No", disiente Campos. "Es que siempre bromeamos con eso del borracho trasnochado. Y alguna vez la tocamos así. Es una autosátira".
"No", discrepa a su vez Crisosto. "Es porque leímos (a los célebre sexólogos) Masters y Johnson. Hay una cosa con el foreplay (el preámbulo) que tiene que ir en ascenso. Entonces el petting (el jugueteo) empieza así, lentamente. Mi viejo tenía ese libro. Ahora está obsoleto, pero para el caso sirve".
Y la canción final del disco, "Sentimental blues", tiene hoy una letra nueva inventada por Arlette. "Habla de cambiar de piel y volver a nacer, de involucrarse con los cambios y el devenir", explica ella, y no puede ser más apropiado: ahora Fulano tiene que resolver los cambios y el devenir. Y se trata justamente de cambiar de piel y volver a nacer. Es el fin del grupo como lo conocemos. Sin Vivanco no hay modo.
"Tocar como Fulano ya no va a pasar", dice Campos. Pero el disco (disponible en tocmusica@terra.cl) es uno de los materiales que quedan en órbita. También está un futuro documental de Pablo Leighton, un concierto grabado en la sureña Los Ángeles ya bautizado por el grupo como "Fulano en Elei" y varias cintas inéditas, desde un registro de 1988 en la porteña Universidad Federico Santa María hasta una composición de Vivanco, "Alfa Ralfa Boulevard", en vivo en La Batuta.
"Si comparamos ahora y cuando empezamos, la cantidad de gente que busca este tipo de música es inmensa. La inmensa minoría", dice Crisosto, que junto a Arlette Jequier toca hoy en Media Banda, un grupo formado junto a ocho músicos sub 27. Campos y Aliaga siguen integrando Congreso. El bajista lanzará este mes su nuevo disco, "La ausencia de lo sagrado", grabado entre Chile y Canadá. Y el último saxofonista de Fulano, Rafael Chaparro, también se unirá a su banda.
"Debo nacer de nuevo, y cambiar de piel, una y otra vez, una y otra vez", canta Arlette en "Vivo", como quedó prensado ese 14 de agosto de 2002, cuando Vivanco aún estaba ahí. Ahora el pianista está en la tapa del disco. Tal vez le divertiría esa foto. "No sé", dice Campos. "Inquietante", insiste Crisosto. Una cosa es segura: es un retrato bien poco solemne. "No sabíamos bien cómo hacer este homenaje", reconoce su compañero. "Pero no se puede hacer un homenaje solemne al Jaime".