Un nuevo paisaje para la electrónica
Claudio Pérez P. 12/2/2004
Es cierto, se esperaba más público. También es cierto que el sol golpeó el paisaje de Coyhaique de manera inusual, y que levantar este primer festival Patagónica llevó al equipo de producción más de 2 años de arduo trabajo para llegar a la meta: dos días y dos noches cargados de música electrónica con más de 26 artistas y diyeis nacionales y extranjeros, el viernes 6 y sábado 7 de febrero. Entre ellos el colectivo del sello Spezial Material de Suiza, los venezolanos Yopoman, Miguel Noya y Rafael Garnica; El Lazo Invisible de Perú y los colombianos 1905, Panorama y Protov. El contingente chileno estuvo compuesto, entre otros, por Chord y Original Hamster, Mankacen, Ud. No!, Kampf Project, los sureños Lluvia Ácida, Ultramal, Maco y una de las sorpresas del evento: el dúo Carroña, de Viña del Mar.
Alrededor de 700 personas (el mayor número de asistentes en ambas jornadas), llegaron el día sábado al Arroyo El Moro, una parcela convertida en oasis sónico en medio del imponente paisaje de la XI región. El día viernes se iniciaron las presentaciones alrededor de las 13.00 hrs. con escaso público, energía sorprendente por parte de los organizadores y expectación de los músicos sobre lo que ahí sucedería. Y es que el paisaje hacía sentir a los artistas sobre el escenario (con instalaciones acústicas nada de mezquinas) y a quienes estuvimos en el festival, como una breve anécdota frente a la naturaleza. Es por ello que me atrevo a decir que la música que escuchamos se convirtió en un manifiesto, una acción cultural con una postura clara y definida. Acaso sea esto parte de la intención que motivó a Rodrigo Planella y al resto del equipo organizador a llevar esta causa adelante. Fue el mismo Planella, bajo el rótulo artístico de Bagual , quien cortó la cinta inaugural del festival con una presentación sutil y delicada, una suerte de suspiro de satisfacción por la labor realizada. Algunos meses antes estuvo él mismo dando el vamos al Patagónica lejos de Chile, en el festival Sonar que se realiza anualmente en España y donde tuvo oportunidad de codearse con la crema de la electrónica de avanzada. Con toda esa carga bajo el brazo Bagual no pudo menos que hacer un show a la altura de lo que observó en el viejo continente, con el plus de la motivación de estar asistiendo a la culminación de su proyecto.
Imponente el paisaje y titánica la labor de producción, insisto, puesto que este festival es el primero realizado en la zona con características de difusión de música electrónica, apuntando entre otras cosas a descentralizar estos eventos en Chile. Patagónica 2004 abrió, de paso, la oportunidad de convertirse, si es que se desarrolla próximamente (todo apunta a que sea así) en un eje de encuentro importante para la escena latinoamericana. Sin arriesgar demasiado puedo comentar que es uno de los pocos festivales en Chile que buscan diferenciarse de los eventos orientados a la cultura rave, es decir del “baile por el baile” a secas. Me explico: sin desmerecer el ritmo para las masas, muchas de las propuestas que se mostraron recientemente hicieron gala de la capacidad de hacer convivir al mismo tiempo el espíritu de experimentación sonora y ritmos electrónicos pertenecientes a las más variadas corrientes.
Imposible describir todos los proyectos que se presentaron, por la diversidad de estilos y la cantidad de los mismos. Quizá mencionar algunos: Miguel Noya, un venezolano curtido en la electrónica más ambiental, quien mostró música introspectiva y con algo de ceremonia, de alguna manera en frecuencia con el paisaje. Venezolano también Rafael Garnica, dueño de una propuesta de sonidos cálidos y elegantes; el chileno Alejandro Albornoz, alias Mancasen , una de las performances nacionales más sólidas, en la línea de la electrónica de sonidos granulares; Andrés Bucci y Vicente Sanfuentes, juntos y por separado se lucieron por su manejo técnico a caballo de la estética del corte y pegado sobre ritmos imparables; Carroña, el dúo de la quinta región que descargó sobre el escenario del sábado toda la energía con su hardcore electrónico. Los europeos tuvieron lo suyo también: Softland de Spezial Material (que incluyó una breve interpretación vocal) destacó por la delicadeza de armonías mientras que Solotempo mostró un inteligente trabajo rítmico. Algunos artistas no alcanzaron a presentarse el sábado, como los Protov y Panorama, al igual que los argentinos Pablo Reche y Estupendo. El calor se encargó de atrasar el horario del inicio de los shows. Es que en esas latitudes es imposible ir contra la naturaleza.
Volvamos a los chilenos: Pablo Mellado, Maco, dueño quizá de la actuación más interactiva. Su guitarra eléctrica sufrió los embistes de de él y otros músicos que hicieron fila para percutir sobre el instrumento, que quedó sonando al infinito tras la más alegre de las actuaciones de la tarde del sábado. Y es que de alguna forma Mellado vino a confirmar lo que muchos percibimos: el festival Patagónica en sus dos días fue como un seminario de y para músicos, una instantánea a la música que se desarrolla actualmente, una foto movida, bien movida.