La diva en rosa
No sólo es la cantante más importante del rock en español. La mexicana Julieta Venegas acaba de hacer además su disco más pop, simple y alegre como su título: "Sí". Y con fondo rosado. Julieta coqueta.
Paulina Cabanillas F. 27/2/2004
Julieta Venegas alguna vez se pintó los ojos de negro y miró a su entorno con cierta melancolía. Pero tarde o temprano y por mínimo que sea, a todos les llega el instante de ver el mundo color rosa o, por lo menos, sentir que se flota en aire como un dulce de algodón.
Por eso el último disco de la cantante mexicana es rosado, se llama simplemente "Sí" y en él ella aparece de novia. Ahora le tocó decir que sí. "Esa fue la sensación que atravesó todo el disco. Desde que empecé a componerlo yo me estaba abriendo a escribir cosas más alegres, a descubrir a alguien, al coqueteo. Para mí, fue decir un "sí" general a todas las cosas que no me había a atrevido hablar antes", comenta por teléfono desde Ciudad de México.
Tal como dice en la última canción del disco, "Oleada", Venegas se deja llevar. Ese andar con la marea la hizo dejar a su grupo Tijuana No y a su ciudad natal, la propia Tijuana, para mudarse a la capital e iniciar su carrera como solista en 1992. "Era algo que tenía que hacer. Fue una decisión propia. Siempre he sido muy solitaria y me he sentado a tocar sola, aunque sea parte de un grupo. Inevitablemente llegaba a eso".
Pero ese gustillo por la soledad no le ha impedido trabajar bien acompañada. Con el productor argentino Gustavo Santaolalla y con Quique y Joselo Rangel, músicos de Café Tacuba, Venegas mostró esa melancolía que la caracteriza junto a líricas de simulada pasividad en "Aquí" (1997), su disco debut. El mismo Santaolalla produjo "Bueninvento" (2000), un álbum enérgico y diverso. Para el tercero ella encontró a alguien nuevo. "Gustavo no podía, los Tacuba tampoco. Cuando surgió la idea de hacer el disco en Argentina, partí para allá y conocí a Coti Sorokin (productor argentino que trabajó con Andrés Calamaro) y desde el principio me dio buena espina".
La misma inquietud la ha llevado a musicalizar películas como "Amores perros" (2000), de Alejandro González Iñárritu, y a tocar en países como España o Chile, donde alcanzó a colaborar con Álvaro Henríquez cuando estuvieron casados entre 1998 y 2000. Su más reciente trabajo antes del nuevo disco fue, de hecho, aquí. Vino a grabar con Anamaría Tijoux, cantante del grupo Alüzinati, "Lo que tú me das", la canción de la película "Subterra".
El "Sí" de Julieta Venegas es uno rotundo y alegre y que la tiene al tope de los rankings mexicanos, con más de cien mil discos vendidos en un par de meses. Es un álbum mucho más simple, lírica y estéticamente. Giró hacia el pop y eso no le incomoda. "No tengo prejuicios con el pop. Cuando pienso en pop pienso en los Beatles, no en cosas terribles. Creo que se confunde el pop con la música comercial. Yo hice un disco como me nació, por la necesidad de expresarme y resulta que conecté con la gente. Esa es una forma de ser comercial, pero lo otro es recurrir a una fórmula establecida. Y yo no he hecho ese proceso".
- ¿Ya no más melancolía?
- De alguna manera me cansé de eso. Cuando terminé de tocar "Bueninvento" quedé con la sensación de que quería otro tipo de canciones, porque ése fue un disco duro y complejo. Antes, mi alegría la interpretaba de una forma más irónica y con más distancia. En "Sí" hay una alegría directa. No es que nunca haya tenido una relación bonita y que me ande quejando por la vida, es sólo que ahora tuve las ganas de escribir así y antes, por más que tuviera una buena relación, me ponía más escéptica. Y ahora ya no.
- ¿Por eso elegiste el color rosado y el vestido de novia?
- Para mí es un disco rosa porque yo estoy en una época así, de mucho florecimiento, de andar suavecita y pasándola bien. Lo de la novia fue para meter el "sí" dentro de un contexto, la novia feliz. Pero también fue con un poco de humor. No es que me vaya a casar de nuevo. Un matrimonio no arma ninguna relación, lo que la crea es el compromiso de los involucrados, acompañarse y crecer juntos.
¿No te da pudor expresar lo que sientes en ciertos momentos?
- No, porque no lo hago de una manera exhibicionista. Cada quien cuenta una historia por ser quien es, y las cosas que vivo las cuento en mi música, a mi modo. Admiro mucho a la gente que puede hablar de política porque a mí no me sale. Como dice mi amiga Anita Tijoux, hay también revoluciones emocionales, que tienen que ver con la vida interior. Mis tres discos son autobiográficos y tienen que ver con mi estado de ánimo, con el momento que estoy viviendo. El primero es muy para adentro; el segundo fue mi propia interpretación del rock, aunque no necesariamente suene como un disco de rock, y el tercero es mi interpretación de la felicidad. Siempre espero llegar a algo diferente, porque eso es lo entretenido, ¿no?