El momento llegó. Las cartas ya están jugadas y a los equipos de las áreas dramáticas de canal 13 y TVN sólo les queda esperar que sean las 8 de la noche y puedan comenzar una nueva "guerra de las teleseries", un concepto al que tratan de bajarle el perfil con frases que parecen sacadas de un manual de buena convivencia, aunque nadie les crea.
La desconfianza está justificada por sus propias acciones que sólo demuestran el interés de uno u otro bando por aplastar a su enemigo y quedarse con el suculento botín que esta particular batalla da al ganador.
Un vencedor que se ve incierto si se toman como referencia los estudios que han realizado ambos canales, que no dan ningún ganador claro y hablan de un empate entre ambas producciones.
Las apuestas: flores o pistolas
En Canal 13 se la están jugando por una teleserie que puede traerles más de un dolor de cabeza, si no logran darle el tratamiento adecuado a algunos temas que caracterizaron al mundo hippie, como la marihuana y el amor libre.

Hippie
La Universidad Católica ha hecho sentir su opinión, a través de los nuevos estatutos que rigen a la estación y el Consejo Asesor que preside Jaime Bellolio, sobre los contenidos emitidos a través de su señal de televisión y no dudarán en expresar su opinión si las historias que se ven en pantalla no respetan la línea editorial que ellos desean para su canal.
El gran plus que tiene la producción dramática es el aura de interés y atracción que generan esos años en la juventud actual, que no tuvo la oportunidad de vivirlos pero ha crecido escuchando historias sobre esos “melenudos” y ellos pueden hacer la diferencia a la hora de determinar al vencedor de esta mediática batalla.
Otra cosa que deben demostrar es que su arrasadora victoria con "Machos" no fue sólo un espejismo pasajero y que son capaces de mantener la senda ganadora.

Los Pincheira
La apuesta de TVN es dejar de lado los contenidos sociales para volver al melodrama más clásico, con una historia de vengativos cuatreros que se inspira en la leyenda de "Los Pincheira", un grupo de ladrones que se hizo tristemente conocido en la época de la independencia de Chile.
Claro que los cuatreros del canal estatal viven un siglo después que los originales y una de las integrantes de la banda es una mujer.
Pero lo más importante para la red pública es recuperar el liderato que les quitó "Machos" durante todo el 2003, algo fundamental para terminar con los aires de funeral que hay dentro del canal estatal por los malos resultados y por la expectación que ha generado un eventual triunfo de la teleserie, que ayudaría incluso a un mejor resultado para el remozado 24 horas.
Y la alternativa es…
Para sintonizar Canal 13 o TVN hay que armarse de paciencia. Ambos canales han centrado su programación en promocionar incansablemente sus nuevas producciones, apelando a todos sus rostros y a los espacios que tienen al aire.

El bus de "Hippie" en TVN
La situación ha llegado a límites infantiles, como la aparición en las afueras del hotel O’Higgins durante los días del Festival de Viña del Mar de un grupo de modelos a caballo imitando a los personajes de "Los Pincheira", para repartir monedas de chocolate y flores.
Canal 13 no se quedó de brazos cruzados y al volver a Santiago, luego de la fiebre festivalera, respondió a la campaña de sus vecinos instalando el bus de "Hippie" frente al nuevo edificio de
TVN. Toda una muestra de madurez.
La falta de miedo al ridículo tampoco ha estado ausente de esta batalla, como lo demostró Iván Valenzuela al disfrazarse de un seudo revolucionario, con un pañuelo cubriéndole la cara y unas gafas, en uno de los capítulos de Viva la mañana.
En otros casos el esfuerzo creativo se ha traducido en… repetir las mismas estrategias de siempre. En el "Buenos Días a Todos" han invitado al estudio a los protagonistas de la historia dirigida por Vicente Sabatini para que respondan las gastadas preguntas sobre sus personajes que han hecho por años, acompañadas de los típicos chascarros de antiguas teleseries que son el relleno perfecto cuando la conversación empieza a decaer.

Propaganda de Hippie frente a La Moneda.
Y eso es sólo lo que uno puede ver en pantalla, porque si uno recorre las calles de Santiago, los carteles que promocionan alguna de las dos teleseries están pegados por todos lados. Las caras de Antonela Ríos, Paz Bascuñán, Sigrid Alegría o Adela Secall se han transformado en el adorno más utilizado, junto con las promociones de las universidades, por las micros y paraderos de la locomoción colectiva.
Una invasión que comenzó TVN en enero cuando dio el primer golpe promocional utilizando sus transmisiones del Preolímpico, en el que Chile tuvo una destacada participación y eso significó más oportunidades para los avisos de la teleserie que aparecían con regularidad en la parte inferior de la pantalla durante los partidos.
El gran evento del que se colgó Canal 13 para promocionar sus consignas de paz y amor fue, igual que el año pasado con "Machos", el Festival de Viña del Mar. El frontis del hotel O’Higgins y el escenario instalado cerca del estero Marga Marga fueron empapelados con afiches de la teleserie, o la presentación en la Quinta Vergara de los actores de la teleserie, que fueron presentados por la versión hippie de Antonio Vodanovic, más cercana al ridículo que al misticismo de esa época.
Todo este despliegue les ha significado una gran inversión económica. En
Canal 13 anuncian que gastarán la misma cantidad que utilizaron para promover a los hermanos mercader: $400 millones. En
TVN no dan a conocer cifras pero sí reconocen que este año aumentaron el dinero invertido en la promoción porque asumieron el error que habían cometido el año pasado al rebajar el presupuesto destinado a ese ítem.
La maldición de Marparaíso
Por la relevancia que se le da en estos días a la guerra de las teleseries, pareciera que el tema ha sido de gran importancia para los canales nacionales por años. Pero basta revisar un poco las estadísticas de las décadas de 1980 y 1990 para empezar a recordar una historia bastante alejada de la parafernalia que tiene ahora.

La Madrastra
Hasta 1993, grandes clásicos como "La Madrastra", "Ángel Malo" o "Semidios", le habían dado al área dramática del canal católico una imagen ganadora y
TVN, gracias a producciones como "La Represa", "La Torre 10", "Marta a las 8" o "Bellas y audaces", había logrado pequeños triunfos que no lo sacaban de un segundo plano.
Pero la situación comenzó a cambiar lentamente con el inicio de los años ‘90, cuando TVN pasó de vivir a la sombra del éxito de su tradicional rival a una época de esplendor en que se transformó en el canal más exitoso del medio chileno.
En 1993, con "Ámame", el "canal de todos" consiguió por primera vez una contundente victoria. La llorosa historia de amor entre Luciano Rivarosa (Bastián Bodenhofer) y la colegiala interpretada por la debutante Ángela Contreras o el Jota y sus "pichichas", se transformaron en un verdadero fenómeno ese año.

Ámame
El triunfo de la primera teleserie dirigida por María Eugenia Rencoret, significó también el comienzo de una época en que la lucha entre ambos canales fue pareja (salvo en 1994, cuando las dos teleseries de canal 7, "Rompecorazón" y "Rojo y Miel"), en el primer semestre ganaba la red estatal y el ex canal del angelito cumplía con su deber de poner una teleserie al aire sin muchas esperanzas de triunfo y en el segundo semestre la situación se invertía: Canal 13 apostaba todas sus fichas a ganador y era TVN el que asumía una posición de espectador frente a la victoria de su rival.
Esta situación de equilibrio, en la que personajes como el corrupto Federico Valdivieso de "Sucupira", Katie Winter y sus adrenalínicas amigas o "La Fiera" se transformaron en los reyes del horario de las 8 de la noche, duró hasta 1999. Ese año el canal de la Universidad Católica triunfó por última vez en el segundo semestre, con las intrigas de Iván Andrade en "Marparaíso", a partir de ese instante el área dramática de UC TV entró en una severa crisis que la tuvo al borde la desaparición hasta el año pasado cuando Don Ángel y sus machos la sacaron del letargo.
¿Espejismo o realidad?
Con el agotamiento que produce estar viendo y escuchando todo el día sobre "Hippie" o "Los Pincheira", es lógico preguntarse ¿es para tanto el escándalo que hacen los canales con sus teleseries?.
Desafortunadamente la respuesta es sí y por varias razones. La primera es que aunque nos duela admitirlo, una buena historia dramática puede resultar altamente adictiva, como lo demostraron en su momento "La Madrastra", "Amores de mercado" (la más vista en la era del people meter) o "Machos" el año pasado.

Machos
En sus mejores momentos las andanzas de Adán y sus hermanos eran capaces de congregar a la gente sin importar lo que estuviesen haciendo, para ver el desenlace de algún conflicto o para saber cómo terminaba la escena inconclusa del día anterior; en el caso de la producción dramática protagonizada por Jael Unger, a principios de los ’80, la pregunta que se hacía en esa época era quién había matado a Patricia.
La segunda razón es un poco más siniestra y está relacionada con la peligrosa dependencia que han desarrollado los canales del people meter. Lo justifican afirmando que les indica lo que la gente quiere ver, pero esa es una razón muy débil y autocomplaciente para justificar la excesiva atención que se le da a cierto tipo de programas más "light", que deben existir para entretener, en perjuicio de otros programas más "densos", con contenidos más desarrollados.
Y los resultados históricos que ha registrado este sistema les dan la razón, porque las mayores audiencias han sido para teleseries ("Amores de Mercado"), o eventos deportivos, como los partidos de la selección o los del "Chino" Ríos en sus años de gloria en el circuito profesional.
Una tercera razón está dada por las necesidades internas de los canales, para quienes los departamentos de prensa representan uno de los pilares que les permiten divulgar las líneas ideológicas y programáticas que defienden. Por eso es importante tener un producto dramático exitoso, que les de a las ediciones centrales de noticias un buen piso para iniciar sus ediciones diarias.
La diosa fortuna
¿Qué hacer? La solución parece ser una sola... tirar una moneda al aire que decida por nosotros, comprar una buena ración de bebidas y papas fritas, acomodarse bien en el sillón regalón y prepararse una vez más para el inicio de un batalla que no nos permitirá ser sólo espectadores y nos exigirá tomar partido algún bando porque la neutralidad, por ahora, parece no estar entre las opciones.