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Daniel Barenboim celebró 40 años con Filarmónica de Berlín

Barenboim, amante de los desafíos y en búsqueda permanente de los límites, dirigió anoche la orquesta sentado frente al teclado de un piano de cola, mientras interpretaba como solista tres conciertos para piano, los números 2, 3 y 4.

10 de Marzo de 2004 | 12:48 | EFE
Daniel Barenboim
Barenboim estuvo a punto de suceder a Claudio Abbado como titular de esta orquesta.
BERLÍN.- El pianista y director de orquesta Daniel Barenboim celebró cuarenta años de relación artística con la Filarmónica de Berlín, e interpretó a Beethoven en un concierto único que puso al público en pie, en larguísima y calurosa ovación.

Barenboim, amante de los desafíos y en búsqueda permanente de los límites, dirigió anoche la orquesta sentado frente al teclado de un piano de cola, mientras interpretaba como solista tres conciertos para piano, los números 2, 3 y 4.

Fue uno de los acontecimientos musicales más relevantes de la temporada.

La biografía de Barenboim, la personal y la artística, guarda una estrecha relación con la Filarmónica, orquesta con la que sólo en Berlín ha ofrecido en su doble faceta de director y pianista 188 conciertos, según consta en los archivos de la Orquesta.
Barenboim dirigió a la Filarmónica en el ya histórico concierto de la Caída del Muro de Berlín el 12 de noviembre de 1989, evento que el maestro recuerda de “manera especial” y la Filarmónica se hizo dirigir por Barenboim en su primera gira a Israel en 1990.

La Filarmónica y Barenboim volverán a encontrarse el próximo día 1 de mayo en el Herodes Atticus de Atenas, en esta ocasión con motivo del ya tradicional Concierto de Europa.

Barenboim interpretará como solista el primer concierto para piano de Johannes Brahms con sir Simon Rattle, director titular de la Filarmónica, a la batuta.

Para el concierto de anoche, Barenboim, que a punto estuvo de convertirse en el sucesor de Claudio Abbado al frente de la Filarmónica, -Rattle resultó elegido en segunda vuelta- eligió a Beethoven como compañero.

No es de extrañar. La carrera de Barenboim como pianista está desde siempre y para siempre ligada a Beethoven y de manera muy especial a los Conciertos números 3 y 4, platos fuertes del repertorio de aquel joven pianista argentino que intentaba abrirse camino como profesional.

Alguien que tuvo mucho que ver en eso fue el mítico director de orquesta alemán Wilhelm Furtwängler, quien impresionado por la forma de tocar de Barenboim, con apenas once años, escribió aquello de ese chico es un “fenómeno”.

Furtwängler invitó a Barenboim a tocar con él en la Orquesta Filarmónica de Berlín, que por entonces dirigía, pero según relata el maestro de origen argentino en su libro “Mi vida en la música” su padre rechazó la invitación, el “mayor honor que podía concederme”.

“Creo que le parecía que, después de todas las atrocidades que se había cometido, era demasiado pronto para que una familia judía viajara de Israel a Alemania”, escribe el maestro, que nació en Buenos Aires en 1942, en el seno de una familia de judíos rusos.

Barenboim debutó como pianista en la Filarmónica en 1964 bajo la dirección de Pierre Boulez, con el Primer Concierto para Piano de Bartók.

Casi el mismo día cinco años después, el 14 de junio de 1969, Barenboim subió por vez primera al podio de la Filarmónica para conducir a la orquesta por los caminos de Haydn, Schumann y nuevamente Beethoven.