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Música a tres bandas

26 de Marzo de 2004 | 00:00 |
Música a tres bandas

¿Tres conciertos internacionales en el mismo fin de semana? ¿Dos de ellos el mismo día? Vaya. Santiago sí se está poniendo diverso. Aquí, un vistazo a un fin de semana que no se repetirá en mucho tiempo.

Alejandro Sanz
Alejandro Sanz: Tres días en su gira

Un grammy de primera división. Un descabellado incidente con Chávez. Una noche de duelo. Esta es la gira que trae a Alejandro Sanz a Chile.

8 de febrero, Miami.
El día en que se ganó su último Grammy, Alejandro Sanz no estaba en ninguna de las butacas del Staples Center de Los Ángeles. Andaba en un sitio menos glamoroso: el aeropuerto de Miami, a punto de embarcarse para Ciudad de Panamá, donde al día siguiente, el 9 de febrero de 2004, daba el primer concierto de su nueva gira.

Ahí se enteró de que su álbum "No es lo mismo" (2003) había desbancado a Chayanne y a otros colegas en el rubro de mejor disco de pop latino. Era un avance. No porque le faltaran premios de esos en la casa. Así como algunos se van de Viña cargados de antorchas y gaviotas plateadas y doradas, el cantante español se ha especializado en coleccionar premios Grammy.

Ya tiene siete. Por los discos "El alma al aire" (2000) y "MTV unplugged" (2002). Hasta convenció a la academia de que en 2002 no hubo ni un disco mejor en los países donde se habla español que su unplugged, y acaparó los cuatro premios gordos del Grammy latino. Pero como el título de su disco lo indica, no es lo mismo. No es lo mismo siete Grammy latinos que uno gringo. Y por fin Sanz se ganó uno gringo. La octava es la vencida.

Al día siguiente fue a trabajar con la satisfacción de la tarea hecha. Tras dos años sin salir de gira, Sanz estrenó en Panamá su "Tour No Es Lo Mismo 2004", el mismo espectáculo que trae a Chile: dos horas, canciones nuevas como "Regálame la silla donde te esperé", "Labana" o el rap de "Try to save your song"; éxitos como "Cuando nadie me ve" y "Corazón partío", proyecciones visuales y una pantalla gigante en forma de cruz. Ya tenía el Grammy en sus manos.

Y le iba a hacer falta para la siguiente parada de la gira.

15 de febrero, Caracas.
El día en que se metió en el más inesperado lío político de su vida, Alejandro Sanz estaba en Caracas, Venezuela. El país donde la oposición al Presidente Chávez enarbola tres millones de firmas para lograr un plebiscito y revocar su mandato. Y ante la prensa Sanz no esquivó el tema.

"Siempre debemos expresar algo (...). No quiero ser políticamente correcto, sino humanamente incorrecto", dijo, y consultado sobre qué canción escribiría a Venezuela, fue más preciso: "El tema se llamaría "Tres millones de firmas". Si me entregan tres millones de firmas para que deje de cantar, no lo pienso dos veces para retirarme".

No hizo falta más. En los días siguientes ocurrieron dos cosas: su siguiente show en Caracas tuvo refuerzos policiales y organizaciones partidarias de Chávez crearon la Alianza Por Un Mundo Sin Alejandro Sanz. Y han logrado reunir más de 218 mil firmas en www.petitiononline.com/nomasale en la web.

Trasladado a internet, el asunto motivó un debate con declaraciones pro libertad de expresión. "A Sanz lo escuchas o apagas la radio, pero a ese señor (Chávez) creo que se le tiene que aguantar te guste o no... Besos", escribe una fan. Otra, chilena, postea: "Porque no podemos perder a un artista tan completo como Alejandro Sanz, Chile te espera, Alejandro!!!". Y una fan en Perú fue más lejos y abrió www.petitiononline.com/peruana1/petition.html: una página para recoger firmas destinadas a que Sanz no deje de cantar. No es la única. Otro sitio similar, más político, ha aparecido en Venezuela, accesible en www.petitiononline.com/ASanz/. Suman 13.500 y 25 mil firmas.

La guerra está virtualmente declarada. Pero no es nada ante la guerra que viene luego.

11 de marzo de 2004, Ciudad de México.
El día en que en su ciudad natal estalló la peor noticia del año, Alejandro Sanz estaba en México, lejos del epicentro. El de esa noche era su octavo concierto en la ciudad; el de esa mañana fue el atentado que mató a doscientas personas en Madrid.

Sanz y Serrat son los dos mayores españoles de gira mundial en este momento. Serrat interrumpió su estada en Buenos Aires y tomó un avión para volver por unas horas a España. Sanz apareció esa misma noche en el Auditorio Nacional de México con una banda negra en el brazo izquierdo. No fue un concierto normal. Pidió un minuto de silencio tras las dos primeras canciones, y luego lloró, mientras tocaba en el piano otra titulada "Hoy llueve, hoy duele".

Al día siguiente llegó a unirse a una manifestación masiva contra el atentado en la fuente Cibeles de Madrid. En la gira más impredecible de su vida, el título no parece un disparate: este tour de Alejandro Sanz claramente no es lo mismo.

David Ponce

Ian Anderson, de Jethro Tull
Ian Anderson, de Jethro Tull: Por la flauta
"El rock también es la voz de los viejos recordando cómo es ser joven", dice el fundador de "Jethro".

A los 56 años, Ian Anderson es un ícono en la historia del rock. Y no sólo por su inconfundible imagen tocando flauta equilibrado en un solo pie, sino también como líder, cantante y flautista de Jethro Tull: después de 36 años, el grupo inglés es un referente obligado del rock progresivo, gracias a una singular fusión de blues, hard rock, folk, música clásica y jazz.

La banda se mantiene plenamente activa, con más de veinte discos grabados y giras por todo el mundo. Su próxima parada es Santiago, en su tercera presentación en Chile después de 1993 y 1996. Hoy Anderson viene con Martin Barre (guitarra), Doane Perry (batería), Jonathan Noyce (bajo) y Andrew Giddings (teclados). "Jethro Tull es como un equipo de fútbol, donde quizás yo sea David Beckham, pero sin los demás jugadores de Real Madrid no hago goles", compara desde su oficina en la campiña de la zona oeste de Inglaterra.
- ¿Qué se puede esperar de su recital en Santiago?
- Verán a un montón de viejos con una flauta, pasándolo bien - ríe- . Desde 1969 hemos estado en una gira con canciones de nuestros diferentes estilos. Frente a mí tengo la lista de lo que tocamos en 1996 y me aseguraré de hacer esta vez canciones diferentes. Sólo repetiremos dos. Habrá cosas de fines de los ''''''''60, mucho de los ''''''''70 y algo de los ''''''''80 y ''''''''90.

- ¿Qué sientes cuando califican su música como "pretenciosa"?
- Puedo entenderlo en cosas que, al mirarlas hoy, también pienso que son un poco pomposas. Pero tienen un elemento de humor que las hace perdonables. Parte de la música de Jethro Tull es muy seria, pero no por eso pretenciosa. Pueden parecerlo discos como "Thick as a brick" (1972), aunque contiene una sátira al género de los álbumes conceptuales. Ahora podrías decir que un grupo actual como The Darkness imita a Queen y es pretencioso, pero tiene humor.

- ¿Existe un legado de Jethro Tull?
- Hemos tratado de demostrar que en la cocina del rock puedes tener una comida exótica y multinacional, con una mezcla de influencias, sabores y sutilezas de diferentes partes del mundo, y aún así puedes llenar de gente las mesas de tu restaurante.

- ¿Su público ha ido envejeciendo con ustedes o también ven gente joven en sus conciertos?
- Bueno, algunos ya se pierden en las calles entrando en las puertas equivocadas - se ríe de nuevo- . La mayoría de nuestro público es de 40 o 50 años y también se ve gente menor. Hay muchos jóvenes que gustan del rock contemporáneo, pero se preguntan de dónde salió. Y cuando descubren a Pink Floyd y Led Zeppelin es más difícil tomarse en serio a algunas bandas actuales. El rock sigue siendo la voz de los jóvenes, pero también es la voz de los viejos que quieren recordar cómo es ser joven.

- A fines de enero, David Palmer, ex tecladista de Jethro Tull, de 66 años, reveló que tras enviudar se operó para cambiar de sexo y convertirse en mujer. ¿Cómo reaccionaste?
- Hace dos años, en una convención de fans en Italia, nos dimos cuenta de que bajo su ropa estaba usando sostén. Y, formalmente, el año pasado me contó que se iba a convertir en mujer. Respeto su decisión. Pero resulta un poco espeluznante, porque es extraño que un hombre de más de sesenta años quiera transformarse en mujer y se haga la cirugía completa. Puedo entender que alguien lo haga a los 18 o 25, pero a los sesenta años tienes que aceptar que te vas a convertir en una mujer terriblemente fea.

- ¿Es posible que vuelva a tocar en Jethro Tull?
- Definitivamente no. Es mejor que David, o Dee, como se llama ahora, se quede en la música orquestada. Además, significaría tener camarines diferentes, ¿o no?

Raúl Márquez M.

Ricard Miralles, el pianista de Serrat: A la sombra de Joan

En "Serrat sinfónico", la gira que lo trae de vuelta a Chile, hay algo indispensable para Joan Manuel Serrat: en el piano, el maestro Ricard Miralles. El hombre que ha hecho que Serrat suene como suena.

Todo cambia en la gira que en estos días tiene a Joan Manuel Serrat dando conciertos de carácter sinfónico en dos continentes. No hay modo de mover a una orquesta de 87 personas, así que en cada lugar que visita hay músicos nuevos, nuevos instrumentos, aparecen nuevas canciones y ni siquiera un puesto estratégico como el del director de la orquesta es constante. Pero hay algo que Serrat no cambia. Su hombre de cabecera. Su mano derecha. El músico que más años ha trabajado a su lado. Su pianista, Ricard Miralles.

Una inesperada lluvia cae sobre la ciudad de La Plata, donde en unos minutos más el cantante presentará su disco "Serrat sinfónico" (2003), y mientras el anfitrión habla con la prensa, Miralles está en el camarín de los músicos. El de esta noche será el séptimo concierto de la gira, y luego de España y Argentina el destino es Chile, donde darán tres conciertos con el mismo director del disco, el catalán Joan Albert Amargós. Y con Miralles al piano, tal como hizo cuando acompañó a Serrat en 1970 en el Teatro Municipal de Santiago.

Ricard Miralles tiene los mismos sesenta años de Serrat. "Soy como Joan Manuel. Yo nací en el 44", sonríe. Y tocar con orquesta no es del todo nuevo para él. "Antes era una orquesta más mixta, entre popular y clásica. Y ésta es más sinfónica", distingue, pero de hecho su trabajo siempre fue hacer los arreglos orquestales de Serrat. Desde el comienzo. "Él había hecho alguna cosa antes, pero empezamos juntos casi en seguida. En el 69 vinimos por primera vez a América".

El inicio data de un año antes. "Per Sant Joan" (1968) fue la primera grabación conjunta: ambos tenían 24 años entonces. Luego vino lo más dorado. En el LP "La paloma" (1969) Miralles dirige y arregla canciones como "La paloma", "Manuel", "Tu nombre me sabe a yerba" y "Balada de otoño". Seguirían discos históricos como "Dedicado a Antonio Machado, poeta" (1969), con "Cantares"; "Mi niñez" (1970), con "Señora"; "En tránsito" (1981), con "A usted", "Esos locos bajitos", "No hago otra cosa que pensar en ti" y "Hoy puede ser un gran día"; o como "Cada loco con su tema" (1983) y "Bienaventurados" (1987).

Ése fue el último en mucho tiempo. Ambos se apartaron, el pianista trabajó con Alberto Cortez, pasaron quince años antes del reencuentro, en el reciente álbum "Versos en la boca" (2002). Y Miralles extrañaba el hogar.

"Cómo no. Tienes que pensar que empecé a trabajar en plan serio y con éxito internacional con Joan Manuel y luego hice otras cosas, pero siempre uno tiende a volver a los orígenes", dice, aunque esta vez su rol sea de pianista más que de arreglador. "Es un trabajo que estaba muy encarrilado, pero también es un gusto tocar en piano cosas que hacen los demás. No siempre estoy en el segundo plano. Tengo una parte en que acompaño a Joan Manuel como pianista solo, entonces, vamos, eso no lo ha escrito nadie: lo he escrito yo".

Miralles tiene en la memoria el día en que conoció a Serrat. "Me acuerdo perfectamente del día en que me lo presentaron. Eso fue sobre el año 66. Yo estaba haciendo el servicio militar en Palma de Mallorca: catorce meses en la isla. Y él estaba cantando por allí. Ya lo conocía porque en seguida tuvo en ese movimiento de la cancó catalana un carisma especial. Todo el mundo hablaba de ese chaval".

El propio Miralles es hijo de músico. Su padre lo inscribió a los siete años en el Conservatorio Superior Municipal de Música de Barcelona, donde estudió solfeo, armonía y toda la carrera de piano. "Y luego empecé a hacerme músico cuando salí de allí en cabarets, todo el proceso. Éramos aficionados al jazz y tal, hacíamos algún festival en que también participaban algunos de la nueva cancó, y así hubo acercamientos. Es una cuestión más que nada de coincidencia de edad y de de sitio, geográfica".

Ya sobre el escenario, hay un momento en que Serrat se sienta al lado del pianista en el taburete. Y últimamente además ha agregado un nuevo segmento de canciones: entonces la orquesta enmudece y es sólo el piano el que se oye en "Balada de otoño", "Disculpe el señor", "Palabras de amor" o, para alguno de los bises, "No hago otra cosa que pensar en ti". A la hora de las presentaciones, el cantante dedica tres palabras a su compañero. "Maestro Ricardo Miralles", antes de una ovación.

"Él hace sus canciones y yo he intervenido como arreglador", dice el pianista, acerca de cómo ha sido grabar 21 discos en 26 años con Serrat. "Él confecciona todo. Dijéramos que he hecho algunas introducciones, los interludios y la manera de armonizar los temas. Yo hice lo que podía llamarse las primeras versiones. Siempre hay intercambio de opiniones. Pero Joan Manuel tiene la idea muy clara", dice Miralles, el más fiel compañero de ruta de Serrat. "Cada vez más".

David Ponce.


Datos Prácticos


Jethro Tull

Sábado 27, 21 hrs. Court central del Estadio Nacional, Grecia 2.001. Vip platinum $20.000, golden box $17.000, platea $13.000, galería $10.000. Boletos en Ticketmaster (690 2000), tiendas Fallabella, cines Hoyts y tienda The Knife.

Alejandro Sanz

Miércoles 31, 21 hrs. Estadio Nacional, Grecia 2.001. Royal vip $50.000, vip platinum top $35.000, vip platinum $29.000, golden circle $25.000, platea numerada $21.000, tribuna Andes $16.000, cancha $13.000, galería $9.000. Boletos en Ticketmaster (690 2000), tiendas Fallabella y cines Hoyts. www.dgmedios.com

Serrat sinfónico

Miércoles 31, 21 hrs. Teatro Municipal de Santiago: agotado. Viernes 2 y sábado 3 de abril, 21 hrs. Centro Cultural Estación Mapocho, Plaza de la Cultura s/n, metro Cal y Canto (361 1761). Super vip $40.000, vip $35.000, platea $30.000 y $18.000, galería $6.000. Boletos en Ticketmaster (690 2000), tiendas Fallabella y Cines Hoyts.