NUEVA YORK.- De los famosos “Tres Tenores” que en la década pasada tomaron por asalto el mundo musical, sólo queda uno en plena actividad: Plácido Domingo.
Con su interpretación de Siegmund en “La Valquiria” de Wagner en la Ópera Metropolitana, el tenor nacido en España y reubicado en México demostró que aún canta maravillosamente.
La ópera de cinco horas de duración se presentó el lunes por primera vez en la actual temporada del Met, con la estadounidense Deborah Voigt en el papel titular.
“Pese al paso del tiempo, la pasión y la dedicación todavía están presentes”, dijo el artista de 63 años a The Associated Press en su camarín, durante el último ensayo completo antes de la función. “Pero ahora siento más ansiedad porque sé que tengo menos tiempo, que tengo menos años para cantar. Y por eso es que doy lo mejor de mí”.
Otro de los tres tenores, el italiano Luciano Pavarotti, se retiró del Met este mes y dijo que era su última presentación en una ópera escenificada.
El tercer tenor era el español José Carreras, que a los 57 años sólo hace presentaciones esporádicas. Por el momento no hay planes de volver a reunirlos en un mismo escenario.
Mantenerse en forma “me cuesta muchísimo”, dice el tenor mientras come en Pampano, un nuevo restaurante mexicano del que es copropietario en Manhattan, y que está ubicado a escasa distancia de su apartamento neoyorquino.
El exceso de peso se constituyó en un problema para Voigt, la soprano que cantó con Domingo el lunes, que perdió un contrato con la Real Opera de Londres debido a sus numerosos kilos de más.
“Lo siento, pero cuando se trata de voces tan extraordinarias como la de Deborah Voigt, uno se olvida de eso”, dijo Domingo. “Ella es absolutamente maravillosa”-
El director artístico del Met, James Levine, dirigió la orquesta de la Opera Metropolitana en la función estelar, que llenó a capacidad las casi 4.000 butacas de su auditorio.
Domingo ha interpretado muchos papeles importantes de las óperas de Wagner, entre ellos Lohengrin, Parsifal y Tannhäuser. Y ahora se propone grabar el difícil tenor de “Tristán e Isolda” en Londres.
“Estoy asumiendo riesgos, pero lo hago con humildad”, declaró antes de regresar al escenario del Met. “No me queda mucho tiempo para cantar”.
Dijo que tiene planes artísticos para los próximos tres años e incluso más, pero agregó con una sonrisa: “Nada está garantizado en esta vida. En cualquier momento puedo verme obligado a dejar de cantar”.
