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Poner música a Neruda no es fácil (08/04/2004)

08 de Abril de 2004 | 09:47 |
Por Mario Córdova

Con aciertos y desaciertos, la Orquesta Sinfónica de Chile sigue desarrollando su Festival Internacional, con cuatro programas que tienen como eje principal el homenaje a Pablo Neruda, por cumplirse este año el centenario de su nacimiento.

En la reciente segunda fecha de este festival se tuvo una vez más a David del Pino Klinge en la dirección y se partió con Tchaikovsky para terminar con Brahms. Los rendimientos no fueron los mismos, ya que mientras del ruso se interpretó una muy buena e inspirada obertura-fantasía "Romeo y Julieta", del alemán se ejecutó el Concierto N° 1 para piano y orquesta, con algunas carencias.

Estas se dieron básicamente por una insuficiente conjunción de intereses, muy acentuada en el extenso primer movimiento del monumental concierto, entre el solista Javier Lanis y la dirección del maestro Del Pino. Es indudable que este pianista ha ido creciendo en su estatura como intérprete, pero todavía no es lo suficientemente maduro como para dar toda la intensidad y cuerpo que exige ese concierto. Así, la diferencia anímica entre el teclado y la orquesta fue muy notoria al comienzo, pero la brecha se fue reduciendo con el avance de la obra, para terminar en un Rondó final que marcó un feliz punto de encuentro entre Lanis, Del Pino y sus dirigidos.

Un claro desacierto fue la presencia del "Poema 20" de Neruda, en musicalización de Hernán Ramírez, la cual da a tan célebre página un tratamiento exacerbadamente dramático, oscuro e incluso tétrico, que termina por desdibujar un texto que por cierto no va por ese carril. De poco sirvió, pues, la hermosa voz de Igor Concha en la interpretación de sus conocidos versos, más declamados que cantados.

Todo un acierto, en cambio, fue la inclusión de las "Canciones del Capitán" compuestas para soprano y piano por Sergio Ortega, aquí presentadas en el estreno de una versión con acompañamiento orquestal, encargada por la Sinfónica a los músicos chilenos Jorge Springinsfeld, Gabriel Brncic, Carlos Zamora y Guillermo Riffo.

Patricia Cifuentes las entonó con entero éxito, sólo flaqueando en vigor en "El viento es un caballo", pero alzándose en logros en "El monte y el río" y "Bella", teniendo éstas la participación adicional de coro femenino.