BERLÍN.- Seis ciudades de Alemania aspiran a suceder a Berlín como sede de la Love Parade, la más multitudinaria fiesta de música tecno del mundo, cancelada por la organización por falta de apoyo de las autoridades de la capital alemana.
Hamburgo, como principal aspirante, así como Düsseldorf, Stuttgart, Münich, Dresden y Leipzig han mostrado su interés en celebrar el desfile, informaron hoy fuentes de la Love Parade Berlín GmbH.
La organización de la fiesta comunicó el pasado miércoles que, por primera vez desde 1989, este 2004 no habrá desfile tecno por las calles de la capital alemana, por desacuerdo con sus autoridades acerca del reparto de gastos que genera.
El Senado berlinés no ha dado por cerradas las negociaciones, sino que considera que el caso está aún en suspenso, a falta de una decisión definitiva, probablemente la próxima semana.
La noticia de su cancelación por parte de los organizadores ha desatado las protestas del sector turístico por la previsible caída de recaudación que acarreará.
Se estima que cada participante se gasta una media de cien euros con ocasión del gran fin de semana tecno de Berlín, en el que además del desfile gratis y al aire libre de la Love Parade, decenas de clubes de la ciudad se llenan a rebosar de ravers, como se denomina a los amantes de la música tecno.
La Love Parade nació en 1989, a iniciativa de un pinchadiscos llamado Dr. Motte -"doctor Polilla"-, con apenas unos 150 fanáticos de la música tecno desfilando detrás de una furgoneta.
En los años siguientes creció hasta convertirse en la más multitudinaria fiesta de música electrónica del mundo y consolidarse como seña de identidad del nuevo Berlín.
La Love Parade en 1999 alcanzó la cifra récord de 1,5 millones de participantes, pero a continuación empezó a ir a la baja y en su última edición se quedó en medio millón de ravers.
Desde 2001, y de resultas de una sentencia del Tribunal Constitucional, dejó de ser considerado una manifestación política para pasar a la categoría de acto comercial, con lo que la ciudad de Berlín limitó su participación en los costes que genera.