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Melissa P., el morbo del sexo adolescente

Pequeña, nerviosa e inquieta, el aspecto casi infantil de la autora de "Cien cepilladas antes de dormir" en absoluto delata la galería de prácticas sexuales que, según cuenta en su diario, hizo realidad entre los 14 y 16 años.

10 de Mayo de 2004 | 17:55 | Ansa

El torbellino de sexo duro en el que se ve arrastrada la protagonista, representa en palabras de Panarello "una búsqueda desesperada, dolorosa y decepcionante del amor".
BUENOS AIRES.- "Un intéres morboso en mis experiencias sexuales como adolescente es uno de los motivos del éxito y el enorme número de copias vendidas", afirmó la pólemica italiana Melissa P., al referirse al best-seller "Cien cepilladas antes de dormir", que presentó anoche en Buenos Aires.

Un auditorio repleto, en la noche de cierre de la Trigésima Feria del Libro porteña, parecía confirmar las palabras de Melissa Panarello, nombre completo de la joven autora siciliana, que hasta el año pasado se preservaba por ser aún menor de 18 años.

Panarello lleva vendidos un millón de ejemplares de su "diario íntimo" solamente en Italia y va en camino de convertirse también en éxito de ventas en España y Francia, a más de ser lanzada en más de veinte países.

De aspecto infantil

Pequeña, nerviosa e inquieta, su aspecto casi infantil recuerda al de una típica estudiante de escuela media y, en absoluto delata la galería de prácticas sexuales de todo tipo que, según cuenta en su diario, hizo realidad entre los 14 y 16 años.

Sadomasoquismo, estupros violentos con hombres maduros, experiencias de lesbianismo, sexo grupal con desconocidos, voyerismo, travestismo y toneladas de sexo por Internet, un indicio de su pertenencia generacional, llenan las páginas del diario escrito en primera persona y en clave autobiográfica.

"Cuando escribí este libro, en el garaje de mi casa jamás esperé que sucediera todo esto. Como, por ejemplo, estar aquí en Buenos Aires o vender tantos ejemplares", dijo.

"La atmósfera de aquel garaje gris, húmedo, sórdido y toda la confusión que yo tenía entonces, creo que influyó mucho en la forma de escribir el libro en apenas un mes", añadió.

Sobre la obvia cuestión del lugar de la familia en medio de la crisis de Melissa, surge un llamado de atención en la respuesta de que "los padres, muchas veces, son completamente indiferentes a los hijos. No saben dónde estamos, qué cosas hacemos o qué cosas queremos".

En realidad, el torbellino de sexo duro en el que se ve arrastrada la protagonista, representa en palabras de Panarello "una búsqueda desesperada, dolorosa y decepcionante del amor".

Por eso, las "Cien cepilladas" a las que se refiere el título remiten a un ritual privado, casi de purificación, en el que al cepillarse el cabello, la protagonista intenta recuperar algo de la inocencia perdida en sucesivas experiencias sexuales, pocas veces placenteras.

La historia tendrá, pese a todo, un "final feliz" de marcado tono moralizador, en el que Melissa finalmente encuentra a su esperado "Príncipe Azul".

Panarello destacó además que, gracias al libro, pudo reconstruir la comunicación con sus padres, a través la ineludible asunción de la verdad y de las fallas en la estructura de su familia.

"No creo en la literatura generacional. Creo que vida y literatura son la misma cosa, y ciertamente cada persona vive la vida a su modo. No se puede generalizar, porque sería arrogante", afirmó la joven escritora, al ser consultada sobre si se considera una "representante de su generación".

"Un ejemplo de que no se puede hablar de una obra generacional es la gran cantidad de personas adultas, no adolescentes, que se vieron reflejadas en el libro", agregó.

La literatura de Panarello se conecta en línea directa con las obras eróticas del precursor del género, el marqués de Sade (1740-1814), "La historia de O." de Pauline Reáge, "Lolita" de Vladimir Nabokov o la más reciente "Shangai Baby" de la china Hui Wei.

Pero, la escritora, por su juventud y los contenidos de su opera prima, carga con la sospecha de ser solamente la cara visible de una eficaz operación editorial que encubre a un anónimo "ghost-writer" ("escritor fantasma"), verdadero autor del libro.

"Yo creo que tanto la vida como la literatura no tienen jerarquías, existen las voces de las personas, la autenticidad y eso me basta", concluye al respecto.
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