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Lalo Schifrin lleva América Latina a la música de Cannes

El músico argentino, creador de la música de “Tango” (1998), de Carlos Saura, y la de muchos otros filmes, comenzó a hablar de su arte a las 14.30 (12.30 GMT), hora en que el cineasta Michael Moore iniciaba su encuentro con la prensa internacional de su documental “Fahrenheit 9/11”, con el que compite por la Palma de Oro.

17 de Mayo de 2004 | 11:07 | EFE
CANNES.- Latinoamérica ocupa un lugar importante en Cannes también en la música, pues es Lalo Schifrin, compositor, pianista y director de orquesta argentino, quien imparte hoy la tercera “Lección de Música” de la historia del Festival.

El creador de la música de “Tango” (1998), de Carlos Saura, y la de muchos otros filmes, comenzó a hablar de su arte a las 14.30 (12.30 GMT), hora en que el cineasta Michael Moore iniciaba su encuentro con la prensa internacional de su documental “Fahrenheit 9/11”, con el que compite por la Palma de Oro.

Al mismo tiempo, también, que el pase previo del filme “The Assassination of Richard Nixon”, de Niels Mueller, coproducción mexico-estadounidense de Anhelo, estreno de la noche en la sección oficial ‘Una Cierta Mirada’, en presencia de su protagonista, Sean Penn, y los productores Alfonso Cuarón y Jorge Vergara.

El compositor argentino, considerado un “agente doble, popular en el mundo de la música clásica, clásico en el de la música popular”, amigo de algunas de las grandes estrellas presentes en Cannes en esta 57 edición, dio su lección en la sala Buñuel.

Allí donde, dentro de la sección “Cannes Classics”, el director artístico del Certamen, Thierry Fremont, y el ministro brasileño de Cultura, Gilberto Gil, abrieron anoche un homenaje al cine brasileño cuarenta años después del Cinema Novo, para subrayar que “América Latina está en Cannes”, este año con filmes de muchos países que la integran.

Nacido en Buenos Aires en 1932, Lalo Schifrin, alumno de Nadia Boulanger y discípulo de Olivier Messiaen, a caballo entre el jazz, el pop y el folclore, fue invitado a Cannes por su particular relación con el mundo del cine y la televisión, para el que compuso celebérrimas melodías como la de “Mission: Impossible”.

A medio camino entre el cine-espectáculo y el cine de autor, su lección musical fue una manera de contar cómo logró, gracias y a través del cine, reunir y organizarse entre esas diferentes culturas.

El festival aprovechará la estancia de Lalo Schifrin en Cannes al máximo, pues, además de su lección, este martes por la noche, acompañado del batería André Ceccarelli, dará junto con el también compositor y pianista internacional Bruno Fontaine el concierto de música para películas de la 57 edición de la Muestra.

Estas dos manifestaciones en las que participará el músico argentino son de reciente creación, pues existen sólo desde 2002.

Al igual que una tercera experiencia melódica en el Certamen, con la que el solfeo y las partituras de los grandes compositores se acercan a la calle y se prolongan por el paseo marítimo, la famosa Croissette, por donde pasa, a ritmo variable, todo visitante del festival.

Gracias a este paseo musical, las creaciones de Schifrin para películas como “Bullit” (1968), “THX 1138” (1971), “Dirty Harry” (1971) o “Rush Hour” (1998) podrá escucharse en toda la bahía de Cannes, con las de Maurice Jarre, Joe Hisaishi y Wasis Diop, entre otros compositores.

Ante la imposibilidad de estar en dos o tres sitios a la vez, dilema de todos los instantes en cada Festival de Cannes, los cinéfilos-amantes de la música tuvieron que elegir, igualmente, entre la lección magistral de Lalo Schifrin y un sinfín de proyecciones de prensa.

Tres de ellas dieron inicio más o menos simultáneamente en alguna de las salas del Palacio de los Festivales: “La femme est l’avenir de l’homme”, del coreano Hong Sangsoo, en competición por la Palma de Oro; “House of Flyng Daggers”, del chino Zhang Yimou, fuera de competición, y la británica “Dear Frankie”, de Shona Auerbach, programada en Una Cierta Mirada.

El don de la ubicuidad faltará inevitablemente para acudir a las decenas de salas de proyecciones, grandes y pequeñas, repartidas por la ciudad, donde celebran sus festivales paralelos las dos secciones “Off” de Cannes, La Semana de la Crítica y la Quincena de los Realizadores.

Todas ellas fuera de ese recinto memorable que es el Palacio de los Festivales, donde todo puede ocurrir y ocurre al mismo tiempo, o en sus sótanos, donde se celebra el multitudinario Mercado de Cine, donde se dan cita cada año miles de compradores, agentes, distribuidores, productores y profesionales del cine.