Jamás desafinan
Íñigo Díaz 5/2/2004
Marcelo Vergara, Pablo Galarce y Javier Barría son licenciados en teoría de la música de la Universidad de Chile. Son también los integrantes de un trío que surgió gracias a la sensibilidad común que los reúne en torno a la maravillosa música brasileña, aquélla que hacia fines de los 50’ puso de cabeza al primer mundo, pero que jamás ha logrado abrirse todo el paso a este lado de la cordillera. Estos muchachos dicen llamarse Os Desafinados. Y de desafinados, naturalmente, no tienen más que la fantasía de un nombre salido del cancionero de Tom Jobim y su standard “Desafinado”.
Sobre el escenario del club de jazz Thelonious, aparecen discretamente y sin mayores aspavientos dan paso al extenso set que han preparado y que marca la línea musical de la noche, establecida por una espléndida versión del “Samba de verao”, de Marcos Valle. Lo que sigue entonces es predecible. Una reverencia a los hombres claves de la música popular moderna del Brasil, comenzando por los primigenios Jobim, Vinícius de Moraes y Joao Gilberto, a través de citas muy textuales a su repertorio bossanovero. Al avanzar la velada los respetos se extienden además a los tropicalistas más lisérgicos, como el Chico Buarque rítmico y carnavalero, Gilberto Gil y Caetano Veloso, quien aparece derechamente como la principal influencia de la tríada Vergara-Galarce-Barría.
Javier Barría ensaya unos jazzeros solos para guitarra cuando decide dejar descansar al cavaquinho, mientras Pablo Galarce percute el pandeiro con imperturbable maestría. Ambos sostienen con segundas y terceras voces al solista Marcelo Vergara, de quien se comenta entre las mesas que su timbre vocal -como también su actitud- parecen convertirlo en una versión criolla del propio Caetano. Valentina Carrillo es la invitada permanente del trío. No sólo como solista en algunos temas, sino también a cargo del rítmico "dum-dum" que entrega el tambor tam-tam. Es presentada por el trío como “Elis Valentina”. Por supuesto, Elis Regina es su paradigma de cantante.
Os Desafinados tocan como si estuvieran en el living de sus propias casas. Con gran soltura desarrollan una música melodiosa que no resiste audiencias eufóricas y nos recuerda que, justamente, la bossa nova surgió como una relectura a bajo volumen de las tradicionales formas carnavaleras, creada por los jóvenes de clase media carioca, intelectuales y fanatizados por el jazz, que necesitaban salir de la monotonía.
