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Temporada lírica nacional: Un Fausto meritorio 21/6/2004

25 de Junio de 2004 | 21:05 |
Temporada lírica nacional: Un Fausto meritorio

Francisco Gutiérrez Domínguez 21/6/2004

Una segunda oportunidad de presenciar “Fausto”, de Gounod, en el Teatro Municipal en la serie “Encuentro con la ópera”, nos permitió reencontrarnos con la producción y “régie” de Pablo Núñez y la dirección musical de Maximiano Valdés y creemos necesaria una reconsideración de ambos aspectos, básicos en el resultado general del espectáculo. En el caso del primero, aunque persiste el choque entre estilización y elementos convencionales, este aspecto nos parece justificado por el enfoque dramático de Núñez, que apunta directamente hacia el conflicto de vida o muerte espiritual entre Margarita y Mefistófeles, el que tiene sus puntos culminantes en su magnífica representación de la escena de la iglesia, con la aparente victoria del demonio que maneja a la joven como a un títere sin vida, pero que culmina con la victoria definitiva de Margarita en una apoteosis final muy ingeniosamente concebida y realizada.

En el caso de la dirección musical de Maximiano Valdés, aunque insistimos en su refinamiento, nos parece que el mismo retarda el efecto dramático, esencial en la música de todo el tercer acto. Tanta embriaguez melódica necesita de mayores contrastes y energía en los tiempos para su plena realización teatral .

El elenco de solistas nacionales consiguió un desempeño más que correcto gracias a la seriedad musical del equipo y a su completa preparación dramática. La soprano Marcela de Loa Holzapfel (Margarita) posee una gran sensibilidad musical y dramática que se refleja en un completo dominio de sus agradables facultades vocales, lo que le permite interpretar con gran corrección el desarrollo del personaje, tanto el lirismo y brillo del comienzo como la mayor densidad musical del último acto. El bajo Homero Pérez ( Mefistófeles ) ha progresado en forma tal que está plenamente capacitado para encarar el difícil papel, lo que realiza con cuidada sobriedad vocal y escénica al comienzo, para darle su verdadera dimensión de genio del mal desde su invocación a la noche en la escena del jardín, consiguiendo una actuación global muy efectiva en los últimos cuadros. Junto a Marcela de Loa lograron una representación muy ajustada a la interpretación del regisseur, tanto en la escena de la iglesia como en la prisión. En esta última escena se agregó la destacada participación del tenor Gonzalo Tomckoviack (Fausto) tanto en lo vocal como en lo dramático. En los actos iniciales la interpretación del cantante nos pareció distante y algo fría, pero su comportamiento vocal fue un agradable aporte, ya que posee un timbre lírico denso y seguro, parejo en todos sus registros y su dominio vocal sólo flaqueó en uno o dos momentos de mayor dinamismo de la ópera.

En el difícil papel de Valentín se presentó el barítono Christian Senn, cantante de notables condiciones vocales, que maneja con una seguridad musical completa, lo que compensa en parte su parquedad interpretativa. Miriam Caparotta (Siebel) actuó con seguridad musical, pero la interpretación del personaje careció de naturalidad y sencillez. Lina Escobedo( Marta), con facultades de relieve, exageró en lo musical el carácter de su personaje.

Una mención para el correcto Wagner de Javier Arrey y nuevamente elogios para la actuación musical del Coro dirigido por Jorge Klastornick. En resumen, un “Fausto” muy meritorio en que la actuación de elementos locales garantiza una ajustada corrección interpretativa que permite captar plenamente la belleza musical de la obra.