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Perro de la calle 9/7/2004

09 de Julio de 2004 | 00:00 |
Perro de la calle

Perrosky es Alejandro Gómez, guitarrista de Guiso. Y es también el dúo que forma junto a su hermano Álvaro. Juntos acaban de sacar Otra Vez, un E.P. de sonido sucio que ya se inscribe en lo mejor del rock chileno editado este año.


por Marcelo Ibáñez 9/7/2004

No hay que ser un presidiario picando piedras a un costado del camino o recoger algodón a la orilla del Mississipi para poder tocar bien un blues. Basta con probar la tristeza de quienes viven siempre al borde de la derrota, para captar el sentimiento adecuado. Tomar la guitarra y hacerlo canción. Así nació Añejo (2001), el disco debut de Perrosky (25). En un viejo cité con vista al Mapocho, atrapado entre un bar y un motel de mala muerte. “En esa época los que vivíamos en el cité estábamos todos locos y deprimidos. A uno lo había dejado la polola, otro era de Puerto Montt y no conocía a nadie en Santiago. Yo iba a la Escuela Moderna de Música pero no entendía nada de los ramos teóricos. Las primeras canciones de Perrosky nacieron en esos ratos en que me ponía a estudiar y decía “prefiero tocar la guitarra que estar viendo corcheas”, y salía una canción con la que quedaba más conforme. Me daba lo mismo sacarme un dos al otro día. Quedaba lleno acá”, dice Alejandro tocándose el pecho. Práctica versus teoría. Puro sentimiento. Entonces después de estudiar tres años música, Perrosky se volvió a su natal Copiapó con un puñado de canciones folk grabadas en su pieza. Estaba en un cruce de caminos. Era hora de tomar una decisión. O seguía estudiando o tomaba su guitarra y se dedicaba a componer. Después de escuchar Añejo, papá Perrosky ­un empresario que soñaba con ser bailarín de danza contemporánea- sentenció: “Si no necesitas profes, deja la Escuela y haz tus canciones.” Como Robert Johnson, Perrosky acababa de firmar su pacto con el diablo. El blues tuvo una nena y su nombre era rock n’ roll.

Entonces Alejandro y su hermano Álvaro (baterista de Guiso y Perrosky) pidieron un préstamo, se instalaron con un estudio de grabación y salas de ensayo en una vieja casona de Providencia, armaron su propio sello y editaron Sintonizando el ruido (2002), el primer L.P de Guiso. Los discos debut de bandas como Ramírez, The Pendex y Camión son parte del catálogo del sello Algo Records. El mismo que acaba de editar El Sonido (2004), segundo disco de Guiso, y Otra Vez (2004), el nuevo E.P. de Perrosky. Dos joyas. Unos verdaderos empresarios del rock and roll.

Añejo, el primer disco de Perrosky, nació como un compilado de canciones folk, íntimas e inocentes. “Sólo las grabé para mostrárselas a mis amigos”, dice Alejandro. Y como sus amigos lo empezaron a invitar a sus recitales, su hermano se sentó en la batería para acompañarlo en el escenario. Entonces ambos comenzaron a componer con el blues y el rock más primitivo como telón de fondo, se compraron un par de trajes en la ropa usada para entrar a escena -después de ver videos de tipos como Muddy Waters- y así nació Otra Vez. Perrosky: “Del blues me gusta su franqueza. Es la misma honestidad que hay en un folclorista: un viejito que se sienta sólo a tocar su guitarra porque quiere hacerlo, sin querer aparentar nada más allá. Es música que se canta cuando la sientes. Los negros se ponían a picar roca y cantaban, las negras iban a buscar agua y cantaban. Lo mismo que en el campo con el folclore”. Álvaro: “Hay una cantora de cuecas de la Novena Región que dice que ella toca la guitarra porque le da alegría o pena. Es esa simpleza. Más que tocar muy bien técnicamente, nos interesa que exista onda entre nosotros y que eso lo logremos transmitir a la gente. Por eso ahora improvisamos la mayor parte de los shows. Como somos hermanos y hemos pasado casi toda nuestra vida juntos, nos entendemos casi telepáticamente. Hasta a nosotros nos sorprende lo que sale a veces”.

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