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Autoridades y figuras de la música lamentan muerte de Carlos Kleiber

El régisseur y director de cine Franco Zeffirelli llora la muerte de un amigo “con el que se trabajaba en total alegría” y con el que “a menudo pasábamos inolvidables vacaciones en mi casa de Positano”.

19 de Julio de 2004 | 16:55 | ANSA
ROMA.- Austria y grandes figuras de la ópera mundial lloran a uno de sus más amados directores de orquesta, Carlos Kleiber, cuya muerte, ocurrida el 13 de julio, fue difundida recién hoy.

“Con él desaparece el más grande director de orquesta de muestra época” declaró hoy Joan Holender, director artístico de la Opera de Estado de Viena para quien Kleiber había dirigido unas inolvidables versiones de “Otelo” de Verdi y “El caballero de la rosa” de Richard Strauss, dos de sus caballitos de batalla.

“Con su muerte, entierro también uno de mis más ardientes deseos, el de volver a tenerlo en la Opera de Viena” agregó Holender para quien la pérdida para el mundo de la música era enorme desde hacía muchos años, porque Kleiber dirigía solo en muy raras ocasiones “pues buscaba en el arte lo que nadie había logrado encontrar, o sea lo absoluto”.

Clemens Hellberg, presidente de la orquesta Filarmónica de Viena, que también lo consideraba uno de sus directores favoritos, declaró hoy que “Carlos Kleiber solía pretender de los conjuntos orquestales cosas casi imposibles” pero justamente su presencia era preciosa “porque estimulaba la capacidad de la orquesta de superarse a sí misma”.

Para Hellberg, el mayor problema de Kleiber era que no daba nunca su opinión sobre la labor de la orquesta, por lo que los ejecutantes nunca estaban seguros de haber estado a la altura de lo que pretendía el exigente director.

El subsecretario austriaco de arte y cultura, Franz Morak, comparó a Carlos Kleiber con el dramaturgo Thomas Bernhard con el que compartía “una vida artística fascinante y ejemplar, el deseo absoluto de perfección y la dedicación exclusiva a su arte”.

Muchos recuerdan en Viena la frase que pronunció en su época, el director de orquesta austriaco, Herbert von Karajan (1908-1989), aludiendo a la parsimonia con la que se presentaba en escena, al decir que Carlos Kleiber dirigía “sólo cuando su heladera estaba vacía”.

Para el consagrado director Riccardo Muti, Kleiber era un “gigante solitario” y su muerte “es una enorme pérdida para la música, además de una mía personal”.

“Cada vez que iba a Munich me encontraba con él -recuerda Muti- y nunca dejaba de darme preciosos consejos como en ocasión de mi último concierto de Año Nuevo con la Filarmónica de Viena”.

“Cada interpretación suya era nueva, imprevisible, llena de elementos sorprendentes”, agregó.

El régisseur y director de cine Franco Zeffirelli llora la muerte de un amigo “con el que se trabajaba en total alegría” y con el que “a menudo pasábamos inolvidables vacaciones en mi casa de Positano”.

Zeffirelli niega que Kleiber tuviese mal carácter: “nunca nos peleamos y nuestra relación estuvo siempre basada en la amistad y en la confianza”.

Recuerda una anécdota de cuando hicieron juntos una “Carmen” en la Ópera de Viena en 1978 y la orquesta empezó a ensayar la partitura al ver que Kleiber no llegaba. “Siguió el ensayo en silencio y al terminar felicitó a los profesores y les dijo que no precisaban un director, luego de lo cual se marchó y tuve que irlo a buscar al aeropuerto”.

“La última vez que casi volvemos a trabajar juntos fue hace dos años cuando me encargaron una Traviata para el teatro del pueblo natal de Verdi, Bussetto, en ocasión del centenario de la muerte del compositor. Casi lo convencí para que dirigiera pero al final me dijo: ¿y si no me gusta la orquesta? Te voy a crear sólo problemas, olvidémonos del asunto”, recordó Zeffirelli.
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