Llamarada Guiso
Marcelo Contreras 24/7/2004
El lugar estaba para encenderse. Pudieron desatarse llamas a la medianoche del jueves 22 en La Batuta en el lanzamiento de “El sonido”, segundo álbum del cuarteto nacional Guiso, pero no sucedió.
Hubo conatos de incendio porque hoy en Chile nadie, pero nadie rockea como ellos. Y además, como paladines del rock independiente, son toda una lección para los que creen que las llaves para el sueño de la fama propia sólo las entrega una multinacional.
“Go-go”, un himno rockero del nuevo disco que podría figurar orgulloso en un set list de Jon Spencer Blues Explotion! y que luego muta hacia un paraje stoner, anunció la dicotomía de la noche. Porque Guiso se debate entre un rock energético, casi primitivo e irresistible, y un afán exploratorio que recoge trozos de punk, blues y arrebatos sónicos, cortesía del feedback.
La primera vertiente ya está dominada. Manejan diestros todos los códigos escénicos del rock orgulloso del polvo carretero y la espuma cervecera, muy en la línea de los suecos The Hellacopters. En esos momentos de sudor y furia, Guiso parece imbatible en directo. Pero cuando comienzan a dibujar ese nuevo rostro de la exploración que aún no tiene rasgos definitivos, los contornos de su show en vivo palidecen. Es un riesgo válido pero más para una sala de ensayos, porque, por ahora, arroja resultados inciertos.