Temporada de la Fundación Beethoven
Gilberto Ponce 28/7/2004
Es muy poco usual escuchar un conjunto de las características de este Ensemble Zefiro venido desde Italia, que se presentó en la Temporada del Teatro Oriente.
Lo componen nueve músicos en instrumentos de viento, pero no es sólo eso, se trata de instrumentos antiguos, tendencia que parece tener un éxito bastante grande, en conjuntos musicales de cámara.
Esta no es una cuestión menor, pues el hacer repertorio con ese tipo de instrumentos representa desafíos grandes, por las dificultades de afinación y a la técnica diferente de tocar los instrumentos modernos.
Este “viento” (Zefiro), en alusión al mítico dios griego, provocó un justificado entusiasmo, entre la numerosa concurrencia al teatro Oriente. La sonoridad que en un comienzo es poco familiar, se transforma luego en un verdadero goce, en virtud del entusiasmo contagioso de los intérpretes, una afinación no solo en los instrumentos solos, también como conjunto, pues sabemos que su afinación depende del apoyo con que estos se tocan, fraseos y juegos dinámicos que transforman cualquier obra en objeto de interés.
Bajo el nombre de “L´Harmonie Viennese”, se desarrolló un programa que consultaba obras de Franz Krommer, su llamada “Harmonía” en Fa mayor, Op. 57, básicamente un “Divertimento” muy amable, con ciertas dosis de humor, con un bello Adagio, que permitió aquilatar la solvencia en los diálogos, con un final “Alla Polaca”, donde los cornos (trompas), destacaron no solo en afinación, también en el uso de recursos de interpretación muy novedosos.
La Serenata Nº 12 en Do menor, K. 388 mostró toda la genialidad de Wolfgang Amadeus Mozart, en este tipo de obra, en la que los músicos tienen la oportunidad de manifestar sus cualidades, obra donde es imposible no recordar su ópera “Così fan tutte”, en particular en el Andante, que se inicia casi tal cual uno de los Nocturnos de la ópera. Carácter y estilo fueron fundamentales en el éxito de su entrega.
No es una obra mayormente interesante, pero bastante difícil resulta el Rondino en Mi bemol mayor de Ludwig van Beethoven, donde los cornos son sometidos a una serie de dificultades, que los intérpretes salvaron sin mayores contratiempos.
Con arreglos (Sedlak) para partes de “El Barbero de Sevilla” de Gioacchino Rossini, donde juegos, humor, precisión y una perfecta comunión entre cada uno los miembros del conjunto, solo ratificaron las bondades musicales. Ante las ovaciones de un público que se negaba a salir, ofrecieron dos fragmentos de Mozart, uno de “La Flauta Mágica” y otro de “Las Bodas de Fígaro”, con finura, estilo y gracia incomparables.
Un acierto que se agradece a la Fundación Beethoven, pues los miembros del conjunto no solo ofrecieron conciertos, también realizó clases, para músicos, tanto jóvenes como con experiencia.