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Krzysztof Penderecki: un grande de la música, de Polonia al mundo

El compositor dirigirá hoy a la Filarmónica de Buenos Aires en la interpretación de su concierto para violín “Metamorfosis” y el jueves asistirá al estreno sudamericano de su ópera “Ubú rey”.

02 de Agosto de 2004 | 16:26 | La Nación de Buenos Aires, GDA
Krzysztof Penderecki
Penderecki, durante uno de los ensayos (Foto: Rodrigo Néspolo).
BUENOS AIRES.- Krzysztof Penderecki ya tiene garantizado un lugar en la historia grande de la música. Desde que hizo su irrupción en la escena internacional como exponente de la vanguardista “escuela polaca”, a fines de los cincuenta (época que él llama “avant garde”, así, en francés) hasta hoy produjo varios cambios de rumbos estéticos en su música. Si, en su momento, esos volantazos fueron sorpresivos, en perspectiva actual, son los que definen el estilo de Penderecki.

El cambio es su credo. Por eso, en tren de buscar afinidades dice que se siente más cerca de artistas en movimiento continuo, como Stravinsky y Picasso, que de los estilos más iguales a sí mismos de Olivier Messiaen o Marc Chagall.

Penderecki nunca tuvo pensado dormirse en los laureles y sigue explorando y probándose en diferentes regiones del ancho mundo de la música. Para eso, llegó a Buenos Aires, donde dos obras de la década del 90 serán protagonistas excluyentes de la semana musical porteña. Hoy, a las 20.30, Penderecki subirá al podio orquestal del Teatro Colón para dirigir a la Filarmónica de Buenos Aires en la primera audición local de su multipremiado Concierto para Violín N° 2 “Metamorfosis”, que estrenó en 1995 nada menos que con Anne Sophie Mutter como solista, junto con la Sinfonía N° 3 de Mendelssohn. El jueves estará presente, pero desde la platea, en el estreno sudamericano de “Ubú rey” su primera -pero no única, según promete- incursión en la ópera bufa. El autor de obras que van camino a ser clásicos del siglo XX, como “Treno para las víctimas de Hiroshima”, “Anaklasis” o la “Pasión según San Lucas” comenta, en diálogo con LA NACION, que las obras que se escucharán aquí fueron escritas contemporáneamente. “La ópera se estrenó en 1991 y el concierto en 1995. Para esa época, también estaba escribiendo otras piezas, como la Sinfonía N° 5 y la Sinfonietta per Archi.” Este abordaje múltiple es una práctica habitual del compositor, quien, además, según explica, deja que las obras se influyan mutuamente: “En este grupo de obras se pueden encontrar motivos similares y algunas orquestaciones afines”.

De hecho, el concierto para violín cambió radicalmente, hasta el punto de tener dos versiones: “La primera la detuve, para terminar la ópera y la sinfonía. Cuando volví a la obra, cambié completamente de idea. Los primeros bocetos eran en cinco movimientos, finalmente quedó en un solo”.

Según Penderecki , “Metamorfosis”, título del concierto para violín, hace referencia a estos cambios y también a la forma: “Es la palabra más adecuada para explicar algo que está cambiando todo el tiempo. La forma de la pieza es más o menos un allegro sonata o rondó sonata. Pero tiene más que dos temas y el desarrollo es muy extenso: tres cuartas partes de la obra es desarrollo”.

Alfred Jarry (1874-1907) es el autor de “Ubú rey”, obra estrenada en París en 1896 y que es vista como antecedente inmediato del teatro del absurdo. La historia reescribe en clave de farsa el “Macbeth” shakespeareano. Tiene como personaje principal al brutal y grotesco Padre Ubú, que, instigado por su mujer, comete un regicidio que lo llevará al trono de Polonia, “en otras palabras, en ningún lugar”, como decía Jarry en tiempos del estreno: Polonia no existía como país.

Parece ser que el humor y la ironía no eran digeribles para la ética del realismo socialista, por lo que la obra estuvo censurada en Polonia luego de la Segunda Guerra Mundial y devino objeto de culto en círculos universitarios.

La historia del largo camino que recorrió Penderecki desde que conoció la pieza teatral y hasta el estreno de su ópera es un buen ejemplo de cómo la realidad política puede afectar la obra de un artista. “Me tomó muchos años realizarla. Conocí la obra en 1962, en un teatro de Estocolmo. Desde entonces quise escribir una ópera. La obra estuvo prohibida en Polonia, porque parecía peligrosa para el régimen autoritario. En el 56 hubo una pequeña revolución en Polonia y se comenzó a dar esta obra. Recibí una comisión en los 70 de la ópera de Munich, pero hice otra ópera, aunque en mi mente estuvo siempre dando vueltas aquel proyecto. En los 80 también, era la época del sindicato Solidaridad, en Polonia, y la verdad es que yo no tenía el ánimo para hacer una ópera bufa. Terminé escribiendo el réquiem polaco. Finalmente se dio.”

Lea la entrevista con el compositor en “La Nación” de Argentina.