Los 40 años de The Kinks
En saludo a su aniversario, se reeditan quince álbumes de la banda de “Lola” y “You really got me”. Música de clase media para oídos sofisticados.
Marisol García C. 27/8/2004
Porque la memoria es frágil y el tiempo, escaso, la “invasión británica” que el rock inglés dejó caer sobre Estados Unidos a mediados de los años sesenta, suele recordarse como la acción concertada de dos únicas bandas. ¿Adivinan cuáles?
Sólo los auditores más curiosos están dispuestos a investigar en torno a los nombres que, junto a los Beatles y los Rolling Stones, cambiaron para siempre la faz del rock masivo gracias a su habilidad para componer canciones melódicas, inspiradas en el R&B y el rock and roll estadounidense y sin una deuda excluyente hacia la temática amorosa. De entre esos nombres, y a la sombra del destello enorme de los grupos de Lennon y Jagger, el de los Kinks le ha disputado siempre el lugar a The Who como “la tercera mejor banda de Inglaterra”, al menos durante esa época. Pero la delicadeza y el peculiar modo con que el conjunto de los hermanos Davies enfrentó la música y la fama los fueron relegando a un espacio más discreto. A los Kinks se llega tras una pequeña búsqueda, aún cuando la satisfacción posterior sea equivalente a la que uno pueda obtener del catálogo más popular de los sesenta.
Los Kinks cumplen por estos meses cuarenta años de vida, y re-lanzan con sonido mejorado trece álbumes y dos recopilaciones de su extenso catálogo (ver recuadro, al final). Fue en 1964 que Ray Davies se distrajo de modo definitivo de sus estudios para componer dos canciones que cambiarían su vida y la de demasiadas otras personas. “You really got me” y “All day and all of the night” fueron un golpe eléctrico de insólita simpleza pero efectos enormes con los que, a punta de riffs repetitivos de guitarra y directas declaraciones de amor, los Davies comenzaron a convertirse en una institución de la cultura inglesa.
“Estaba harto del sello, siempre insistiendo en que hiciéramos temas en la onda <i>merseybeat</i>. Yo quería un sonido diferente, personal, y compuse ‘You really got me’ como un ataque a todas esas canciones babosas que detestaba con toda mi fuerzas, tal vez porque no había sido capaz de componer ninguna igual” —Ray Davies.
A lo largo de su carrera, el buen humor y la agudeza de Ray como letrista, la energía y elegancia de Dave como guitarrista, y los vaivenes afectivos de ambos hermanos (se odian, se aman, se odian, se aman); forjaron una identidad de banda que sigue ejerciendo influencia sobre los músicos jóvenes. El llamado
brit-pop de los años noventa tuvo en los Kinks a un referente clave (sobre todo para Blur), pero también bandas como Pretenders o The Jam han hecho famosos títulos suyos. Hace poco, el disco
This is where I belong reunió canciones de los Kinks recreadas por artistas del ámbito alternativo: Yo La Tengo, Fountains of Wayne, Josh Rouse y Lambchop, entre otros.
Los 40 años de The Kinks se celebran con un sabor agridulce. Ray y Dave Davies funcionan ahora por separado (su último álbum conjunto fue
Phobia, de 1993), con giras de nuevas y viejas canciones en conciertos individuales. Dave recién se recupera de una pequeña parálisis que sufrió a fines de junio, dejándolo hospitalizado y generando cierta alarma. Por su parte, en enero, en New Orleans, Ray había recibido un disparo en una pierna cuando perseguía a un par de ladrones que se llevaron la cartera de su novia.
A la luz de su aniversario, es lógico que se especule sobre una posible reunión, pero cualquiera que conozca bien la historia de los hermanos Davies sabrá que su parentesco nunca ha sido garantía de armonía. Dave ha dicho que se siente disminuido por el trato de Ray, quien, a su vez, nunca terminó de perdonar que Dave haya expulsado del grupo al baterista Mick Avory, su mejor amigo. Pero en las canciones de The Kinks hay demasiado amor invertido como para creer en un odio visceral. Con o sin reunión, sus discos siguen transmitiendo una comunión creativa absoluta.
Plan de reediciones
Trece álbumes y dos compilados volverán a disquerías de todo el mundo con un sonido mejorado entre septiembre de esta año y enero del 2005. Los títulos escogidos corresponden al segundo gran periodo discográfico de los Kinks, entre 1971 y 1984, cuando grabaron para los sellos RCA y Arista. Eso incluye discos que siempre obtuvieron estupenda crítica, como Muswell hillbillies (1971) y óperas-rock y álbumes conceptuales menos memorables. Además, estará el disco más vendedor de la historia Kink: Low budget, de 1979. |
Diez canciones típicamente Kinks.
1. Lola: un relato irresistible sobre una señorita que resulta no ser tal, y que deja a Ray Davies “orgulloso de ser un hombre / tal como lo es Lola”. La canción se hizo famosísima sin que muchos repararan en la alusión travesti.
2. David Watts: es muy popular en la versión de The Jam, con ese tarareo pegajoso (fa-fa-fa-fa-fa-fa-fa-fá) con el que se inicia. Es la historia de un niño que admira profundamente a David Watts, el capitán del equipo de su colegio. “De noche, cuando descanso sobre mi almohada / sueño con poder pelear como David Watts / llevar el equipo escolar a la victoria / y pasar todos mis exámenes”. Tierna.
3. Waterloo sunset: un punteo de guitarra inolvidable da inicio a una canción sobre la escasa paz urbana de un hombre que se desentiende del apuro, el tráfico y su soledad mirando desde su ventana la puesta de sol.
4. You really got me: nadie que escuche esta canción podrá calificar a los Kinks como un grupo “pop”. Sólo en ese riff de guitarra se encierran lecciones valiosísimas para lo que luego desarrolló el heavy-metal, partiendo por The Who. Dave logró ese inédito efecto en la guitarra cortando el parlante de su amplificador con un cuchillo y luego ajustándolo con alfileres. Así lo cuentan los expertos, y así nacen los clásicos.
5. Days: una perfecta canción de amor, si no fuera porque hace unos años Ray Davies confesó que la había compuesto pensando en sus compañeros de banda, y no en una mujer. Es una letra hermosa, que habla de la lealtad que puede generarse al interior de un grupo de trabajo con el cual se enfrenta al mundo ya sin temor.
6. Dedicated follower of fashion: una ironía de principio a fin que le vendría bien escuchar al creciente número de chilenos adictos al glamour como único valor de intercambio social. “Él se cree una flor para ser mirada [...] / Construye su mundo en torno a discoteques y fiestas [...] / Si hay algo que ama, es el halago / Una semana de lunares, otra semana a rayas / porque es un dedicado seguidor de la moda”.
7. Sunny afternoon: una melodía suave que se agita con citas al vodevil, y que en el estribillo se eleva hasta el falsetto con una letra graciosísima, sobre un tipo al cual le han robado todo, pero queda feliz, de cara al sol.
8. All day and all of the night: una canción muy parecida a la fórmula con la que se construyó “You really got me”, y que le sirvió al grupo para legitimarse como una banda de intenciones rockeras. El riff inicial ha sido infinitamente imitado; más popularmente por los Doors en su “Hello, I love you”.
9. Apeman: uno no sabe si tomarse o no en serio esta canción con ritmo caribeño y letras sobre un sujeto que ha elegido vivir su vida como un mono para ahorrarse el caos urbano que lo rodea. En todo caso, es una de los melodías más reconocibles del conjunto.
10. The Village Green Preservation Society: melodía fluida, destacada más que nada por la mordacidad de sus versos, que tratan sobre una sociedad protectora de instituciones tan dudosas como el Pato Donald, la mermelada de frutilla, Drácula y la virginidad. Por canciones como éstas, los Kinks tuvieron que pagar el precio de ser calificados como “demasiado localistas” para ser escuchados fuera de Inglaterra. |