
El canadiense lanzará su nuevo disco Dear Heather en octubre.
NUEVA YORK.- Es el gran melancólico, el pesimista de la voz seductora. Ríe pocas veces, pero no por ello es un portavoz de la amargura. Y a pesar de que se lo considera un marginal del negocio de la música, vendió once millones de copias de sus discos.
Leonard Cohen cumple 70 años el martes 21 de septiembre, un buen motivo para el poeta canadiense para alegrar a sus seguidores con un nuevo álbum, después de tres años de silencio.
Su CD
Dear Heather saldrá a la venta el 25 de octubre bajo el sello Sony confirmando lo que sus fans saben desde siempre: "Por un par de canciones en que canté su misterio, las mujeres han sido excepcionalmente gentiles conmigo, hasta en mis viejos años", dice en uno de sus temas.
Cohen lo testimonió a lo largo de su carrera en numerosas canciones, desde la primigenia "Suzanne", de 1966, pasando por "So long, Marianne", comenzada en su Montreal natal y terminada en Nueva York, hasta "Chelsea Hotel #2", escrita en 1974 en homenaje a su relación con Janis Joplin, y "I'm Your Man" o "Ain't No Cure For Love", ambas de 1988.
Pero Leonard Cohen no se limitó a las historias de amor. En "First We Take Manhattan" parecía vaticinar la caída del Muro de Berlín un año antes, denunciando la condena al aburrimiento con que amenazaba el sistema a quienes buscaran cambiarlo, en alusión directa a su difícil relación con la industria discográfica y posiblemente por elevación a mucho más que ello.
En "Democracy" trazó un futuro apocalíptico del tan elogiado "mundo libre", que algunos interpretaron premonitorio de los graves disturbios de Los Angeles, ocurridos en 1992 poco después de la grabación del tema.
Al preguntarle la revista "Rolling Stone" si no le quedaba alguna esperanza en la democracia, se limitó a responder: "Doy muy poco por mis opiniones personales. Creo que mis puntos de vista son cansadores y previsibles".
Cohen afirma que trata de que sus opiniones no aparezcan en demasía en los textos de sus canciones. "Por eso me cuesta siempre tanto tiempo escribirlos, de modo tal que permanezcan por debajo del nivel de las convicciones, de los eslóganes".
Cuando era adolescente, contó alguna vez, había desarrollado "la curiosa noción de que los nazis habían sido derrotados por la música".
En busca de sus propias verdades recorrió caminos muy diversos, desde el comunismo, pasando por su conversión al cristianismo, hasta su reclusión por siete años en un centro budista en la década del 90. Esta última experiencia es la que mejor se adaptó a su alma inquieta, reconoció, pero finalmente llegó a la conclusión de que ninguna creencia o escuela del pensamiento podía ofrecerle una solución mágica.
Cohen comenzó como poeta y novelista de renombre antes de cantar sus propias letras. Fue Judy Collins, para quien había compuesto "Suzanne", quien le sugirió interpretarla él mismo, tras cantársela Cohen por teléfono. El canadiense hizo el intento en el New Port Folk Festival, cuando ya había cumplido 33 años, y obtuvo inmediatamente un contrato con una discográfica que lanzó en 1966 su primer disco,
Songs of Leonard Cohen.
Uno de sus máximos ídolos es Federico García Lorca, de quien tradujo "Pequeño vals vienés", uno de los poemas de "Poeta en Nueva York", para grabarlo como "Take This Waltz" en 1988. Llamó también Lorca a la hija que tuvo con Suzanne Elrod, madre asimismo de su hijo Adam, quien es también cantante.
En "Dear Heather" nuevamente reúne sus canciones al amor sin edad con la mirada crítica sobre un mundo que no deja de ser hostil, lanzando preguntas sin respuesta sobre "aquel día en que hirieron a Nueva York".