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China: Policía pone brusco final al primer concierto pop en la Gran Muralla

La intervención de las fuerzas del orden obligó a grabar a puerta cerrada lo que restaba del show, que MTV retransmitirá a más de cien países.

27 de Septiembre de 2004 | 13:27 | EFE
PEKÍN.- El entusiasmo de una veintena de jóvenes asustó a la policía china, que clausuró antes de lo previsto el primer concierto pop en la Gran Muralla, cuyo único momento estelar fue la magnífica actuación de Alicia Keys.

"¡Esto es China! Los agentes creyeron que los aficionados se estaban acercando demasiado a los Boyz II Men (último grupo en actuar) y cancelaron su número antes de que terminase," explicaron anoche fuentes del equipo de producción estadounidense, resignados con el brusco fin de fiesta.

La intervención policial obligó a grabar a puerta cerrada lo que restaba de actuación del grupo para poder realizar así el previsto montaje televisivo de un evento benéfico anunciado a bombo y platillo y que la MTV retransmitirá a más de cien países.

El transcurso del concierto, denominado "Una Muralla para la Esperanza," fue en cualquier caso decepcionante, debido a su diseño exclusivo para la televisión.

En un impresionante escenario de cartón piedra a los pies de la Gran Muralla, un experimentado grupo de productores de EE.UU., con el patrocinio de varias corporaciones chinas, montó un espectáculo pensado para grabar y distribuir en video, con el fin de recoger fondos para niños chinos sin recursos.

Sólo la voz y el piano de Alicia Keys, junto con las tablas de la veterana Cyndi Lauper, consiguieron despojar del frío a las 3.000 personas que ocupaban los 5.500 asientos dispuestos para la ocasión, en el paso de Juyongguan, cerca de Pekín.

En los primeros compases del evento, la veterana Cyndi Lauper repasó buena parte de sus grandes éxitos, como "True Colors" o "I drove all night," e hizo gala de su conocida espontaneidad cuando se quitó los zapatos y deambuló entre una variopinta audiencia de todas las edades poco acostumbrada a este tipo de arranques artísticos.

A partir de aquí la presencia de la policía empezó a dejarse sentir y los espectadores que ocupaban las filas centrales fueron conminados a mantenerse sentados, quizás para no obstaculizar la visión de los invitados "VIP," ubicados en una zona alfombrada de rojo y equipados con mantas para combatir las bajas temperaturas.

La cima del evento llegó con la poderosa puesta en escena de Alicia Keys, que en apenas media hora y arropada por un estupendo elenco de músicos, dejó demostrado por qué es uno de los grandes nombres del soul internacional.

Con una combinación de temas de su corta pero deslumbrante trayectoria musical, como "Fallin’" o "I wanna rock with you," la artista, quien aseguró que la Gran Muralla la inspiraba, se atrevió también con una versión del tema de Stevie Wonder "Keep on running."

A partir de aquí, el espíritu del concierto fue decayendo y los espectadores comenzaron a abandonar sus asientos hasta quedar reducidos a apenas 300 personas, buena parte de ellas de procedencia extranjera.

Ni la cantautora Nellie McKay, poco apropiada para un concierto al aire libre y menos en un lugar donde prácticamente nadie entiende sus mordaces letras, ni el tejano Doyle Bramhall, con su blues inspirado en Eric Clapton, consiguieron retener en sus butacas al público.

Antes del remate, el toque grotesco llegó de la mano de un grupo de artistas de ópera china que, a causa de lo resbaladizo del suelo, se vieron imposibilitados para realizar sus acrobacias y se pasaron buena parte de la actuación en el suelo.

La guinda final la puso la policía, cuya brusca intervención volvió a sembrar dudas sobre la falta de preparación de las fuerzas del orden público chinas para organizar grandes conciertos o espectáculos al margen de los tradicionales desfiles patrióticos de las fiestas nacionales.

Otro ejemplo de su pobre preparación fue la misteriosa venta de entradas, a precios prohibitivos para el ciudadano de a pie y que circularon en buena parte a través de vías extraoficiales, como el reparto entre conocidos y la reventa.

Sea como fuere, la magia de la televisión hará posible que los millones de telespectadores a los que los productores quieren llevar el concierto no se percaten de las interrupciones, ni de las exigencias policiales, ni de los resbalones, ni de los ostentosos huecos en el patio de butacas.