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Ciclo Viva Italia 4/10/2004

04 de Octubre de 2004 | 19:43 |
Ciclo Viva Italia

Gilberto Ponce 4/10/2004

Mientras en América, músicos y musicólogos se lanzan a investigar lo escrito en el período colonial en los archivos de las catedrales; en Italia, en Nápoles para ser más precisos, este extraordinario conjunto se dedicó a investigar la música barroca de los archivos de la Iglesia de Santa Catalina de Siena y la de los barrios españoles napolitanos. Se encontraron con un verdadero tesoro musical, que han difundido por toda Europa, y que ahora han traído hasta Sudamérica, maravillando no sólo por obras que presentaron, sino por la perfección absoluta de su interpretación.

Bajo la dirección de Antonio Florio, cerraron el ciclo Viva Italia en el Teatro Municipal. La orquesta toca con instrumentos antiguos, los que interpretan con un sentido expresivo tal, que, aunque las obras eran desconocidas, ellos las transformaron en casi familiares, por su acercamiento tan virtuoso como popular.

La responsabilidad de la parte vocal está cargo de cinco cantantes increíblemente versátiles, pues transitan por estilos académicos y populares festivos, con asombrosa facilidad.

Su programa llamado "Fiesta Napolitana" fue una verdadera fiesta para los sentidos para un público que tenía pocas referencias del conjunto, pero que a poco andar, solo le restó admirarse de su profesionalismo.

En cinco partes dividieron la presentación, y a lo largo de ella los cantantes realizaban movimientos y gestos que recordaban la Comedia del Arte, utilizando incluso máscaras y ciertos elementos de vestuario, con los que se asomaron a los grabados y pinturas del período barroco italiano.

Sus papeles iban desde los solos, algunos sorprendentes, como el aria de Leonardo Vinci "In braccio a mille furie", de María Grazia Schiavo, repleta de coloraturas, o la popular Tarantella, que cantó Rosario Totaro, hasta canzonettas a cinco voces, en un ejemplo de música polifónica, incluyendo dúos y tríos serios, hasta algunos de una gran comicidad.

Debemos señalar que todos sus movimientos los realizaron a nivel de la orquesta, sin producir la más mínima interferencia.

La progresión dramática del espectáculo cuidó los más mínimos detalles, desde el solemne "Canto de los Carreteros" de "El hospital de los locos: el Carnaval" de la primera parte, para continuar con "Canciones del Sueño y la Melancolía", que concluyó la orquesta con una canción de cuna de Emmanuelle Barbella, con el efecto de oscurecer el escenario.

"Cómicos y cantantes en el teatro de la ópera", les permitió todo tipo juegos desde los dramáticos hasta los francamente cómicos.

En "Ritos y devociones" no podemos dejar de señalar el dúo "Diálogo del Ángel y la Magdalena" extraordinariamente cantado por Roberta Andaló y María Grazia Schiavo. El "Gran final de Tarantellas" cerró una velada que será inolvidable, para un público que se negaba a retirarse, debiendo ofrecer como encores el "Fandango" de Juan de Nebra, que había sido ovacionado durante el concierto, y una Tarantella popular.

Esta Capella es un solo todo, donde cada integrante se siente parte responsable del éxito final, con arcos y articulaciones perfectas en las cuerdas con violas da gamba, mientras el continuo era desarrollado por el clavecín más guitarra y tiorba, todo en un marco de afinación impecable.

Un privilegio para nuestro país.