Cumbiero intelectual
Kevin Johansen es un autor. El mejor del pop en español de estos días. Es el músico que hay que conocer. Despierto, cosmopolita, irónico y pop, el cantante argentino es todo en uno y lo viene a demostrar en directo, en su concierto de este sábado en Santiago.
David Ponce 8/10/2004
La canción más bonita del pop argentino de los ’80 no es una de Soda Stereo ni de Virus ni de GIT ni, desde luego, de Los Enanitos Verdes. El mejor éxito del pop argentino de los ’80 es en realidad un no-éxito, se llama "La chica tartamuda", data de 1987, obra de un olvidado grupo llamado Instrucción Cívica, y era una vocecilla boba que entonaba la historia de una actriz "de cine tartamudo", como sabrá quien la haya oído remotamente en la radio.
Kevin Johansen se está riendo de esto ahora. Él era el cantante de voz imberbe en ese grupo. Hoy en cambio, 17 años después, se ha hecho conocido en Chile porque, entre otras cosas, es el hombre que canta tan ronco como Barry White en una canción de la teleserie argentina "Resistiré". En medio ha dado vueltas Johansen, un tipo nacido en Alaska, hijo de madre argentina y padre estadounidense, que ha vivido en Nueva York, Montevideo y Buenos Aires, donde está ahora, trabajando en el estudio de grabación de León Gieco.
De modo que cuando responde su celular, tiene la cabeza al menos en dos partes: en una llamada desde Chile y en una canción para su próximo disco, "City zen". No es raro: Johansen suele tener la cabeza - y el resto del cuerpo- en los más diversos lugares. Hace un mes viajaba de una convención de música latinoamericana en L.A. a un concierto en el Joe’s Pub de Nueva York. Hace una semana, en Santiago, participó en un encuentro universitario con Ángel Parra hijo y visitó la casa de Neruda, además de comer mariscos y de anunciar en los shows de Aldo Schiappacasse y de José Miguel Villouta el concierto que dará este sábado.
Johansen es ciudadano del mundo. En su conversación va juntando expresiones como
trial and error ("ensayo y error", agrega, en traducción simultánea) si hay que hablar de su evolución musical. O
tongue in check ("lengua en cachete", ídem), si quiere decir que en sus canciones habla en broma pero que él bromea en serio. Ha actuado en México, Estados Unidos y España, además de en su natal Argentina y su adoptiva Uruguay, donde vivió dos años. Chile es el primer país propiamente extranjero en el que toca en Sudamérica. Y es el músico que hay que conocer.
Si Café Tacuba hizo en
Cuatro caminos el disco indispensable del año pasado, ahora el candidato es Johansen con su álbum
Sur o no sur, donde aparece "Down with my baby" (la canción a lo Barry White), la historia desopilante de "La cumbiera intelectual" y un mundo que remite por igual a James Brown y al folclor latinoamericano. Si Alberto Cortez dijo "No soy de aquí ni soy de allá", Johansen dice lo mismo, pero con gracia. Si Leo Maslíah ironizó con "La censura no existe, mi amor", Johansen ironiza sin siquiera necesidad de palabras. Si Manu Chao hizo un viaje por América, Johansen toma el mismo viaje pero en clase lujosa. Y mezcla más cosas. Entre su primer disco (
The nada) y el actual inventó el
popklore, el
tex-mess, la
cumbia andina y la mezcla de reggae y milonga: es el (o la)
relongae.
Johansen habla de enamoramientos cuando habla de
Sur o no sur. "Ha producido enamoramientos en lados muy diversos. Ése es el mayor halago, ¿no? A alguien le encanta el tema ocho, a otro el tema cuatro, o a otro el concepto de ir y venir", dice. Y su tercer disco parece venir aun más grande, con invitados como el brasileño Tom Zé (el autor le dedica la canción "Tom Zen") y el uruguayo Jorge Drexler. Total, para eso tiene sesenta canciones hechas.
- Hay un posible
City zen 1 y un
City zen 2. Ha quedado muchísimo material en los archivos Johansen. Bueno, tampoco me quiero mandar
El salmón de Calamaro - sonríe, en alusión al disco séxtuple del músico argentino Andrés Calamaro.
- El otro día hacíamos un chiste porque nos invitaron a comer pescado en tu país. Y decíamos que, si es un disco séxtuple, le ponemos "El congrio". O "El erizo", ¿no? Un homenaje a Andrés.
- Un congrio es más largo que un salmón. Tiene más capacidad.
- Ahí está. Ahí está, entonces es "El congrio" el séxtuple.
Johansen reconoce un afán por ser original. Por ejemplo, justo ahora está grabando una rumbita flamenca llamada "Desde que te perdí". Pero si se trata de hacer una canción sobre la pérdida, Johansen no va a cantar un tango clásico.
- Se trata básicamente de que desde que te perdí está todo bárbaro - contrasta. Y entonces se pone a canturrear al teléfono.
"Desde que te perdí
Se están enamorando todas de mí
Y hasta algunas me quieren convencer
Que con ellas podría ser feliz".
Y si, por ejemplo, hay un homenaje al eminente folclorista argentino Atahualpa Yupanqui, Johansen no hará una chacarera. Hará una
chacarera funk. "Es un juego rítmico entre el funk y la chacarera, en homenaje a quien para mí es el padrino del soul folclórico. Y le puse de título ‘Atahualpa Yufanqui’", pronuncia. Y luego lo dicta.
- Se escribe "Atahualpa, you funky!". Con signo de exclamación al final. Para no ponerle "Estudio de la oda al maestro venerable" o qué sé yo - dice. Por algo Samuel Beckett es el autor de una frase de cabecera de Johansen: "Con respeto no se logran cosas hermosas".
- A veces hay gente que te respeta demasiado y no pasa nada. Hay que perder un poco de respeto, sin perder el aprecio - complementa- . Es un juego, como tan bien lo indican en inglés:
to play music.
No siempre es juego, en todo caso. Por más que Johansen se disfrace de Barry White en "Down with my baby", esa canción termina con un verso en que el cantante dice a su chica "Perteneces a ti, no a mí, ni a él. Y que me elegiste a mí". Una línea capaz de neutralizar todo el machismo del Tercer Mundo junto y de paso hacer una celebración del amor.
- A mí lo que me pasa con los artistas que hacen ese guiño irónico, que son muchos (Bowie, Beck, los Beatles, Café Tacuba), es que te permiten una segunda escucha y entonces dices "Uy, qué quiso decir este hijo de su madre". Te la dejan picando - dice Kevin Johansen, que entonces canta el final de "Desde que te perdí", esa canción nueva, para dejarlo más claro.
"Desde que te perdí
Hago lo que me da la gana
Desde que te perdí
Ya no tengo ganas de nada
Triste hasta ahí. Pero falta la última parte.
Desde que te perdí
Tomamos unas cañas por ahí
Me dices que no es lo mismo ya sin mí
Que ahora también tú eres mucho más feliz".
- O sea que la otra persona que te perdió también está mejor - se ríe. Happy end, después de todo.
Kevin Johansen es un autor. El mejor del pop en español de estos días. De modo que el hombre que ahora descubre el
funk que había en Atahualpa Yupanqui y que hace 17 años escribió "La chica tartamuda" es la misma persona. No por nada esa canción fue grabada en un disco titulado
Obediencia de vida, justo cuando adquiría relevancia la ley de obediencia debida tras las violaciones a los derechos humanos de la dictadura militar argentina.
- El hecho de que ese disco se llame así me llena de orgullo, y tiene mucho que ver con mi esencia, de decir algo que parece
tongue in cheek , como dicen en inglés, como en broma, pero con una cosa muy profunda por lo bajo - dice. Aunque la voz haya cambiado en todo este tiempo.
- Me da un poco de risa de mí mismo porque en mis primeros discos tenía una especie de trauma ridículo con mi voz grave, pensaba que había que cantar muy agudo. Hasta aceleraba la cinta y terminábamos sonando como
las ardillitas - recuerda- . Después alguna que otra amiga me dijo "Pero Kevin, si tú tienes una voz grave hermosa, ¿no escuchaste nunca a Leonard Cohen o a Barry White?". Y entonces ahí empecé a decir "Mmmh, puede ser", ¿no?
Y cuando ahora Johansen dice
Mmh es con una voz grave, como cuando se hace pasar por Barry White.
Kevin Johansen y The Nada
Sábado 9, 21 hrs. Teatro Oriente, Pedro de Valdivia 099 (335 0023). $9.000 a $12.000. www.ticketmaster.cl |