Compositores del futuro
Mañana parte la decimocuarta versión del Festival de Música Contemporánea. Ya suenan sus atonales y hasta hostiles notas creadas llenas de esperanzas por los nuevos compositores chilenos que trabajan como jamás soñaron Chopin o Vivaldi.
Maite Armendáriz Azcárate 21/11/2004
Una flauta sumada al uso de un computador, una interfaz de audio y un software resultaron esenciales para dar vida a una de las obras que se estrenan a partir de este fin de semana. Como ocurre cada primavera desde 1991, el Festival de Música Contemporánea, organizado por el Instituto de Música de la PUC, reúne a compositores e intérpretes chilenos y extranjeros. Llegan cargados de música inédita, inusual en las programaciones habituales de conciertos o en programas radiales. Sus inesperados sonidos para el público masivo, siempre vinculado a la orientación clásico-romántica del género, despiertan un refrescante intercambio sobre las nuevas estéticas, técnicas y tendencias.
Aunque esta música de cámara suele darse en la intimidad, ha sido tal la convocatoria conquistada que desde las tres últimas versiones el festival se desarrolla en el Salón Fresno del Centro de Extensión de la PUC, donde pueden sentarse hasta mil personas.
Cerca de 30 obras de autores nacionales y 15 de extranjeros se estrenarán en esta decimocuarta versión. Dentro de la nutrida programación a desarrollarse entre el 22 y el 28 de noviembre se presentarán el grupo vocal Ensemble Neue VocalSolisten de Stuttgart y el prestigiado Pierrot Lunaire Ensemble de Viena.
Quiénes son
¿Con qué enfoque trabajan los compositores chilenos de esta manifestación inclasificable llamada "nueva música contemporánea"? ¿En qué se diferencian de los tradicionales creadores en el campo sonoro? ¿Dónde se forman y cómo se financian? Cinco de los que estrenan nuevas obras cuentan su experiencia.
"En forma arbitraria y caprichosa pudiera decir que existen, como en toda tendencia artística clasificada brutalmente, enfoques sumamente experimentales y/o vanguardistas; otros sencillamente conservadores. ¡Qué importa! El proceso de creación camina con toda su fuerza a través de cada compositor", asegura Daniel Osorio.
Todos están de acuerdo. La naturaleza de la música que cultivan es casi inexplicable, tal vez porque uno de sus principales objetivos fue justamente liberar a la invención de ciertos moldes predeterminados que pretendían delimitar lo artísticamente permisible, asegura Nano Rosas. El joven creador recuerda que si bien en un comienzo fueron necesarios movimientos fuertemente fundamentados teórica y musicalmente, "hoy la mayor parte de los compositores ya no requiere protección para asegurar su libertad creadora, sino que buscan cierta independencia que los ayude a encontrarse a sí mismos". El desafío es absolutamente personal.
El creador Cristián Morales afirma: "Desde 1995, cuando unos pocos tratábamos de organizar conciertos para dar a conocer nuestras creaciones, hasta 2002, cuando regreso de Europa, constaté que tanto la calidad como la cantidad de compositores o aprendices se ha elevado sustancialmente, el nivel ha mejorado muchísimo". Por su parte, Aliosha Solovera, otro de los destacados creadores, constata que el número de jóvenes que estudian composición actualmente es a lo menos diez veces mayor que hace diez años. "Ahí hay una gran potencia", asegura Solovera. No obstante lo cual, repara: "El compositor romántico del siglo XIX era un personaje que gozaba de un gran prestigio social, en contraste con el compositor contemporáneo, el cual se encuentra más bien marginado en la sociedad. Esto se debe, entre otras cosas, a un proceso de disociación del arte y la entretención".
Asimismo, la forma de componer ya no es la misma. "Hoy, dice Daniel Osorio, la transferencia de información es enorme en cuanto a cantidad y variedad. Los compositores del pasado tuvieron una sutil ventaja al disponer de un material e información muy acotada; eso permitió que el proceso de creación se desarrollara en una dirección muy definida".
Si bien antes el compositor estaba obligado a escribir dentro de algún estilo, recuerda el músico Nano Rosas, y eso limitaba las posibilidades de creación, permitía que el auditor familiarizado con dicho estilo entendiera y disfrutara fácilmente de la música. La música contemporánea no puede escucharse pasivamente, porque ya no hay elementos a priori que señalen el camino. "Pero si se es capaz de penetrar activamente en el discurso que se presenta, nos puede llevar hasta lugares insólitos".
Daniel Osorio (1971), artesanía de la nota
Luego de sus inicios musicales a través de la guitarra clásica, Daniel Osorio intentó estudiar composición sin saber claramente qué era. La Facultad de Artes de la Universidad de Chile resulta fundamental en su formación. El trabajo del contrapunto, la armonía estilística y la orquestación forman parte de un todo composicional, que le permite armar un contexto más definido y coherente.
"Mi aprendizaje musical fue profundamente influenciado por la labor docente del profesor Pablo Aranda. Como parte del ''''taller'''' junto a Francisco Silva y Antonio Carvallo, el trabajo artesanal de cada nota y su entorno comienza a tomar una forma personal en cada uno de nosotros. Lo anterior me permite trabajar diferentes obras de cámara, en las cuales, en forma inconsciente durante algún tiempo, concentro mi interés en el texto y sus formas de tejerlo en torno al valor absoluto de la nota". De ahí surgen sus obras "A-la-lí" (texto de Vicente Huidobro), "Masa" (texto de César Vallejo) e "IAX-AUS" (textos yaganes). Esta última es la elegida para el actual festival.
Pablo Aranda (1960) Compositor a leña
"Todas mis actividades están relacionadas con mi oficio: componer", dice enfático Pablo Aranda. Dicta clases de contrapunto, análisis y composición. Asegura que en esa línea también se inscribe el trabajo que realiza con el "Taller de Música Contemporánea de la Universidad Católica". "Si hago todas estas actividades y éstas generan recursos, dichos recursos buscan sostener un espacio para componer". Se inclina por la composición desde el dominio de la construcción: "Honestamente, desde este ámbito de lo constructivo no sé qué podría ser genéricamente ''''chileno''''. ¿Existen las matemáticas chilenas?"
Aranda cree probable que la música electrónica y sus derivaciones, al usar plataformas nuevas, generen relaciones no convencionales. "Yo soy más bien un compositor ''''a leña''''. Así como en la música no es posible explicar una forma solo por el desarrollo de sus elementos, pues la forma es también expresión, como individuo en un continuo proceso de conformación, mis maneras de componer podrían buscar ser, en la línea del irracional, idénticas a varios compositores. Tal vez inconscientemente lo único que deseo es componer como Brahms, Donatoni, Bach, Ferneyhough... pero debo sobreponerme a la nostalgia".
Al paso de su formación en la Facultad de Artes de la Universidad de Chile, estuvieron Cirilo Vila y Andrés Alcalde. En tanto, Johannes Fritsch, en Köln (gracias a una beca del Servicio Alemán de intercambio académico, DAAD) y Franco Donatoni, en Siena.
Aclara que en su formación la práctica de análisis, contrapunto y composición contuvo siempre una bella retórica, pues se estudiaron desde la fuente: la partitura. "Esto me enseñó a relacionarme de manera viva con la escritura".
En este festival, Aranda estrena la obra "Da" para dos flautas. "Es una pieza dedicada a Karina Fischer y Guillermo Lavado, y su forma desnuda nuevamente el obsesivo gusto por la dirección en zigzag".
Aliosha Solovera (1963) Desde Europa
Su acento lo denota. A pesar de ser chileno, Aliosha Solovera Roje se formó y obtuvo una trayectoria como compositor primero en Europa antes que en este, su país. Pero aclara, sin embargo, que "al llegar a Chile, mi integración fue prácticamente inmediata". Se graduó en composición en la Escuela Superior de Música de Ljubljan-Eslovenia. Continuó sus estudios de composición en la Escuela Superior de Música de Viena, becado por La Fundación Alban Berg y el Ministerio Austriaco de Ciencias e Investigaciones. "El año 1993 regresé a Chile motivado en un principio por razones personales. A poco andar me fui involucrando en diversas actividades; como docente, compositor y finalmente desde el año 1999 como fundador y director del Ensamble Contemporáneo de la Universidad de Chile".
La obra In-Verso para 15 músicos fue comisionada por el Festival Music Bienalle Zagreb donde fue estrenada el año 2001. Es una obra para voz y 14 instrumentos, basada en un poema de Ricardo Loebell, "Presentimientos". En esta ocasión la obra Inverso será estrenada en Chile por el Ensamble Contemporáneo de la Universidad de Chile bajo su dirección.
"Mi labor creativa es perfectamente compatible con mi quehacer docente que desarrollo en la Facultad de Artes de la Universidad de Chile y en la Facultad de Artes de la Universidad Católica de Chile".
Nano Rosas (1980) Cuentos sin protocolo
"Para mí la música es una perspectiva; todo puede ser visto desde ella", explica el compositor Fernando Rosas, más conocido como Nano, (hijo del destacado director), quien también ha explorado otras disciplinas, como la filosofía y la matemática. "La música es lo que uno deja que ella sea, nada más. Por eso en general la cosa no es más que entretenimiento y evasión, cuando mediante un pequeño acto de voluntad podría transformarse en una instancia en donde desarrollarnos. Para mí ser mejor músico va de la mano con ser mejor persona".
Estrena "Juegos de Artificio": "Es un conjunto de pequeñas piezas para clarinete solo, algo así como un libro de cuentos cortos. Está libre de protocolos, no hay fórmulas retóricas, sino que se dice lo necesario y se acaba cuando no hay más que decir. Cada pieza está basada en un elemento distintivo, por lo cual el conjunto goza de gran riqueza y pluralidad. La música es espontánea y lúdica, y será ejecutada por Luis Rossi, quien es un clarinetista fuera de serie".
Piensa que eventos como el festival de música contemporánea de la UC son inspiradores: "Se ve de qué manera esta música tan tachada de absurda y elitista tiene un impacto muy positivo sobre el público. Además, el ambiente que se genera en estos lugares es muy agradable, porque no hay verdades que combatan por la supremacía, sino realidades que intentan convivir en armonía y tolerancia".
Cristián Morales (1967) Contrapunto
"No sé el porqué de mi condición actual de compositor. La necesidad de crear fue algo que vino solo, y junto a esto la oportunidad de concretar estudios formales de música".
Morales sostiene que una práctica fundamental para todo compositor es el acercamiento al mundo de los instrumentos y a las personas que los ejecutan, así como la práctica de la improvisación, ya sea espontánea o guiada.
Tenía 17 años cuando empezó sus estudios de solfeo en forma particular. Paralelamente se inscribió en el conservatorio para estudiar oboe. "Una vez adentro, decidí estudiar la carrera de Licenciatura en Música y tuve mis primeras clases de composición, particular, con el compositor Hernán Ramírez A. Luego de terminar esta carrera decidí formalizar mis estudios de composición". En 1995 parte a Barcelona para hacer un posgrado en creación musical y tecnología. En 1997 se desplaza a Lyon, Francia, para terminar sus estudios de composición en el Conservatorio Nacional Superior con Philippe Manoury y posteriormente con Marco Stroppa. Actualmente es profesor de composición, contrapunto y organología del Instituto de Música de la PUC.
Sobre "Nodo", la obra que estrena, explica: "En principio, es una pieza para dos flautas, Tam-tam y electrónica en tiempo real. Significa que mediante el uso de un computador, una interfaz de audio y un software se capturan ciertos momentos tocados por las flautas que son procesados por el computador, creando gestos musicales que están más o menos relacionados con la escritura acústica; es decir, las flautas". En esta oportunidad, ha escrito una versión similar más un ensamble instrumental que consta de otra flauta, clarinete, guitarra, violín y violoncello. La obra está escrita especialmente para los flautistas Karina Fisher y Guillermo Lavado.