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La Scala de Milán reabre tres años después y suscita expectación

En diciembre de 2001, un "Otello" protagonizado por Plácido Domingo despidió temporalmente al famoso teatro de ópera, necesitado de urgentes reparaciones. Mañana vuelve en gloria y majestad.

06 de Diciembre de 2004 | 18:25 | EFE
Teatro alla Scala
Una panorámica del interior del restaurado teatro.
MILÁN.- El Teatro alla Scala, uno de los coliseos líricos más importantes del mundo, reabre mañana martes sus puertas de nuevo después de tres años de cierre por una profunda reestructuración, acto que se ha convertido en todo un acontecimiento social.

En diciembre de 2001, las notas finales de un "Otello" protagonizado por el tenor español Plácido Domingo sirvieron para bajar el telón a La Scala, afectada por el paso de la edad y necesitada de cambios en su estructura y en sus diferentes dependencias.

Transcurrido ese tiempo, el teatro milanés se dispone a abrir de nuevo y para ello el director artístico, Riccardo Muti, ha querido hacer un guiño a la historia, porque ha elegido una obra simbólica, "Europa riconosciuta" ("Europa reconocida"), de Antonio Salieri.

Con esa obra se inauguró La Scala el 3 de agosto de 1778, pero desde entonces no había vuelto a ser representada en el escenario milanés, por lo que el hecho de haber sido programada es un gesto cargado de simbolismo.

Muti dirigirá la orquesta, mientras Luca Ronconi se encargará de la dirección de escena. La soprano alemana Diana Damrau interpretará el papel de principal de "Europa".

La elección de la obra también es un intento de recuperar a Salieri, que históricamente ha salido derrotado en la rivalidad con Wolfang Amadeus Mozart, unos años más joven que él, pero gran dominador de la ópera en el último cuarto del siglo XVIII.

La reapertura del teatro se ha convertido en un acontecimiento en Milán y en toda Italia y la pugna por conseguir una entrada no tiene precedentes.

En la reventa se ofrecían billetes a 1.500 euros, cinco veces su valor original, aunque entre los que tienen asegurado su puesto por su condición de personalidad hay quien ha rechazado incluso ser invitado, caso del Premio Nobel de Literatura Dario Fo.

Los afortunados que se vestirán de gala mañana por la noche acudirán con la expectación de comprobar cómo habrá quedado la vieja Scala remodelada.

El exterior del edificio no ha sido modificado sustancialmente, pero sí el interior, con el nuevo parqué flotante para mejorar la acústica, la moderna maquinaria para el escenario y la limpieza de todos los estucos y elementos decorativos del recinto.

Las obras han costado unos 55 millones de euros (equivalentes ahora a cerca de 73 millones de dólares) y han supuesto un arreglo importante al teatro de estilo neoclásico, proyectado por el arquitecto Giuseppe Piermarini y construido entre 1776 y 1778.

A lo largo de su historia La Scala se había cerrado una vez, en 1943, con motivo de la Segunda Guerra Mundial, por lo que la pausa de estos tres últimos años ha sido vivida de manera especial por los milaneses, quienes no han renunciado a la ópera, puesto que la programación se ha trasladado en este período el moderno Teatro degli Arcimboldi, en la periferia de la ciudad.

Para que nada falte, incluso el arzobispo de Milán, cardenal Dionigi Tettamanzi, bendijo ayer domingo el teatro, antes del ensayo general de "Europa riconosciuta", al que pudieron asistir unas 2.000 personas entre trabajadores habituales de La Scala, operarios que han participado en la rehabilitación y algunos periodistas.

Todos ellos con un respetuoso silencio, nada comparable a la "prima" del 3 de agosto de 1778, cuando hubo protestas de mucha gente que se quedó de pie ante la falta de asientos y algunos que se quejaban cuando les caía encima un hueso del pollo que en los palcos comían los aristócratas.