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A toda calma

06 de Diciembre de 2004 | 19:16 |
A toda calma

Marcelo Contreras 4/12/2004

Extrañas maneras tiene el pop para expresarse. Es tan amplio que en una esquina está Britney, mientras que en otra está Norah Jones, que anoche debutó en el Parque Bicentenario (Vitacura) ante 6 mil personas en la cresta de su popularidad. Su simpatía es instantánea, lo mismo que el impacto de su voz. No hay exageración en decir que es un deleite. El calor de Norah, su voz, su piano y su teclado, se complementa perfecto con el gusto a leña de The handsome band, muy sutiles para alternar los protagonismos de sus integrantes. Sin embargo, corren con leve ventaja los guitarristas Robbie McIntosh y Robert Levy, de sentida ejecución y noble sonoridad, que transitan desde el jazz hasta los secos del sur profundo de Estados Unidos.

Pero la calma que cruza el repertorio de Norah Jones es también su costado más débil. La propia artista reprendió (muy amable) al público cuando advirtió tras media decena de canciones que la quietud sólo trizada por un respetuoso aplauso al final de cada tema, era el ánimo imperante entre la audiencia. "Ustedes son tan educados, tan tranquilos, ¡Vamos rock & roll!", exclamó y siguió con el mismo paso cansino al que somete con marcada regularidad su hermosa voz. Es un tranco amistoso, pero tan agitado como una tarde de otoño.
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