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Concierto de Navidad con el Réquiem de Dvorák 18/12/2004

20 de Diciembre de 2004 | 13:36 |
Concierto de Navidad con el Réquiem de Dvorák

Gilberto Ponce 18/12/2004

En un muy buen regalo navideño se convirtió esta presentación del Réquiem Op. 89 de Antonín Dvorák, realizado en el Teatro de Universidad, con la actuación de la Orquesta y Coro Sinfónico de la Universidad de Chile, junto a un grupo de destacados solistas, todos bajo la dirección de David del Pino.

La obra, sin duda una de las grandes del repertorio sinfónico coral, está plagada de dificultades para todos los intérpretes, ya que su lenguaje se mueve entre lo romántico y secciones bastante cromáticas o disonantes, que obligan a una constante atención por parte de sus intérpretes, pero por sobre todo exige de un director que tenga una visión muy clara en cuanto a su concepción.
Creemos que David del Pino obtuvo un notable éxito, pues en todo momento fue notorio su conocimiento de la partitura, como de la concepción unitaria de la misma, que le llevó a ofrecer una versión con un desarrollo dramático de principio a fin, los silencios o pausas entre frases o partes, el enlace entre solistas coro y orquesta, que respondió sin duda a este concepto producto de un acabado estudio.

La orquesta cumplió los requerimientos de su director con atención y notable afinación, con fraseos cuidadosos y musicales. No podemos dejar de destacar la actuación de las maderas y bronces, que se unieron a las cuerdas para lograr un resultado sobresaliente.

El Coro Sinfónico dirigido por Hugo Villarroel contribuyó de la mejor forma para el logro total, pequeños momentos poco claros o un cierto cansancio hacia el final, no empañan en absoluto su brillante desempeño, con bello sonido, especialmente la cuerda de tenores, y con gran musicalidad.

Se debe señalar que a través de la obra el coro debe cantar tanto con toda la orquesta, como "a capella", sin contar los "concertatos" con los solistas, resueltos con calidad.

En el trabajo de los solistas, fue posible reconocer un enfoque colectivo, que hizo de cada uno de ellos un solista en función de los demás, sin pretender destacarse inútilmente, pues el objetivo final era la obra en su conjunto.

La joven soprano Carolina García cantó eficazmente, pasando por encima de las grandes dificultades de la partitura, con grandes agudos y notas muy graves, a pesar de no contar una gran voz, aunque hermosa. Pensamos que a medida que avance en su carrera, su interpretación será más vital y con un mayor compromiso, ya que aún es más bien fría.

Pilar Díaz, contralto, confirma su calidad, con gran y hermosa voz, desarrollando un volumen muy interesante, tanto en agudos como en las notas graves y, como es costumbre, con una musicalidad y estilo sobresalientes. Sus partes solistas especialmente en el "Tuba mirum" fueron particularmente notables. Debemos señalar su vital presencia en el cuarteto solista, para la afinación en las partes "a capella".

El tenor Leonardo Pohl de desempeño interesante en medio de las grandes dificultades que debe salvar, cantó en forma dispareja, muy notable en ciertos pasajes y con emisión difusa en otros. Un problema que superará sin duda, ya que se trata de un tenor muy joven, es el de la afinación que en momentos resulta poco clara, no obstante su sentido de equipo y musicalidad le convierte en un tenor de proyecciones.

Leonardo Aguilar el bajo, destacó por su aplomo y por el manejo del bello material que posee. Nada puede hacer con las notas graves, pues aún no las tiene, está desarrollando nuevamente su voz, que en otras obras se había desperfilado. Él cuenta con un gran capital que es su musicalidad.

Aunque suene un poco extraño celebrar la Navidad con un Réquiem, el éxito obtenido confirma la necesidad de su presentación, los largos aplausos fueron muy merecidos para los solistas, orquesta, coro y el director David del Pino.
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