Pasa de curso
Ahora la llaman Dorothy, por su papel en "El mago de Oz". Cómo de un año para otro María José Quintanilla pasó de ser la chica de Rojo a la chica más allá del arco iris.
David Ponce 31/12/2004
María José Quintanilla colgó el jumper. No es un sólo un acto simbólico: en 2004 cumplió catorce años, pasó a primero medio y por primera vez no tuvo que ir a clases con uniforme. Después de ocho años de asistencia al colegio Ramón Freire, en Maipú, la alumna Quintanilla ahora va al Altamira, en Peñalolén. Y aunque lo del jumper parezca un detalle, es uno que la obligaba todos los días a un cambio de vestuario extra, entre las clases y su lugar de trabajo, el programa "Rojo", de TVN.
- Ahora salgo y me voy al tiro (al programa) - dice- . No tengo que ir a mi casa, cambiarme ni llevar un bolso con la ropa.
María José Quintanilla se parece en algo a Zalo Reyes. Se podrá cambiar de colegio, pero no de barrio: sigue viviendo en Maipú, lo que este año significó también viajar más que el anterior. Si 2004 fue el inicio de su proyección internacional, aparejada vino su proyección intercomunal, para ir al colegio entre Maipú y Peñalolén. Aparte visitó dos veces EE.UU. en plan de promoción de su segundo disco,
Canta América, y acaba de pasar un mes en Sao Paulo, Brasil, en los ensayos de su más reciente tarea, la versión local del musical "El mago de Oz". La misma que le ha hecho perder cuatro kilos y le tiene el pelo rojo.
- Antes era como castaño oscuro - recuerda, sin nostalgia. Exigencias del personaje.
Seguir a María José Quintanilla a ratos es como entrar en una especie de programa de televisión. O en un despacho en directo para un matinal, por ejemplo. Son las diez y media de la mañana de un miércoles y ella está en la fiesta navideña del centro de rehabilitación de la Fundación Alter Ego, una institución que acoge a niños y jóvenes con parálisis cerebral. Ella les sonríe, les pregunta de quién está enamorada la Camila y a quién le gusta el Felipe, los anima, les canta un par de canciones. Luego firma autógrafos y no es difícil saber que la mayoría de esos niños está feliz, y que sus apoderados están satisfechos.
- Súper sencilla la cabra - comenta una madre, luego de que la cantante se ha tomado una foto con su hijo.
Algo del ADN de la televisión parece estar ya afianzado en María José Quintanilla. A muy baja escala, claro, ella trae al recuerdo a Don Francisco: cuando no está actuando, entra a ratos en un estado taciturno, con la mirada fija. Hasta que sonríe de nuevo. Cuando, por ejemplo, recuerda a una niña del público en la fiesta.
- Una niñita, chiquitita, que estaba en brazos de una tía - sonríe- .
Quisita.
No siempre la vida de María José Quintanilla parece programa de TV. Parece un musical también. La noche anterior ha dado la novena función de "El mago de Oz", el montaje de producción y elenco brasileños a cuyo estreno asistieron notables como Rafael Araneda, Marcela Vacarezza y los alcaldes de Las Condes y Vitacura, y que ha movido a la prensa a hablar de "la nueva Judy Garland" y a la crítica de este diario a bendecir su "instinto teatral prodigioso, que se adueña del escenario con una naturalidad, frescura y encanto que escasean en nuestros profesionales".
La parte favorita de María José en la obra es aquella en la que, con los personajes del espantapájaros, el hombre de lata y el león cobarde, atraviesa la platea para subir al escenario. En el resto del tiempo, ella no ve mucho al público desde ahí arriba.
- Lo que pasa es que en el teatro existe una muralla negra - dice- . Pero imaginaria, claro.
Es una de las cosas que ha aprendido tras su inicio teatral. Otra es notoria: ha aprendido a hablar distinto. En escena, ya no es María José, sino Dorothy, de modo que ya no debe volver desde Peñalolén a Maipú, sino desde Oz a Kansas, y ya no habla como en la vida real ni como en "Rojo". En "El mago de Oz", María José habla como en la traducción mexicana de una serie de TV gringa, cuando, por ejemplo, dice cosas como "Hombre de lata: tú eres fantástico, ¿sabes?". O "No era mi intención huir de casa". Algo que, en chileno, jamás sería dicho de ese modo.
- Sería "No quería irme de la casa" - traduce- . Lo que pasa es que necesitábamos una modulación internacional.
También hay espacio para la cultura local en la obra.
- Condoro - dice el hombre de lata en un momento de la obra- . Con Dorothy - agrega, entre las risas de los niños y de unos cuantos adultos incluso. Todos parecen aprender algo en "El mago de Oz". El elenco habla español como lo hace Joe Vasconcellos: cuando habla el espantapájaros dan ganas de bailar samba. Pero María José aprende especialmente rápido. Tanto que hay cosas que no recuerda cómo aprendió.
- ¿Dónde aprendiste a actuar como actúas en la tele?
- No sé - sonríe.
- O ¿quién te enseña a animar fiestas navideñas como la de hoy?
- Nadie, poh. No sé si aprendí, tampoco. No sé si lo sé. Yo lo hago, no más. Yo creo que con el tiempo uno va viendo y va aprendiendo. Uno va viendo a los demás. Cierto.
No le gusta mucho mirar fotos antiguas suyas a María José Quintanilla. Antiguas como las del programa "Bravo, bravissimo" (2001), su debut en la TV, cuando tenía once años: se encuentra chica. Pero igual le pasa con las fotos del año pasado, de la temporada anterior de "Rojo": se encuentra chica también.
O, en otras palabras, se encuentra más grande ahora.
- Llego de las giras y me encuentran cada vez más grande. De un día para otro nadie me reconoce. "¿Cómo creciste tan rápido?"
Ha crecido en varias direcciones, de hecho. En 2004 hizo un disco más preparado que el primero, fue de gira y trabajó más, pero está menos cansada que en el año anterior.
- Es que no estaba cansada físicamente, sino que estaba muy enrollada - distingue- . Ahora estoy más cansada como de físico. Ya me acostumbré.
- ¿A la explotación?
- No, no creo que sea una explotación. Si fue una explotación estaría así (seria) contestándote. Me acostumbré al movimiento. Yo encuentro que estoy mucho más avanzada. Este año estoy haciendo una obra, el próximo año puedo hacer, no sé, una película - sonríe.
En su segundo disco la diferencia es clara.
- El primero (
México lindo y querido, 2003) para mí fue una sorpresa. Hicimos una sesión de fotos y, de repente, un día me estaba cambiando de ropa en el canal y llega el disco. Y yo: ¡uáh! En el segundo hicimos una sesión de fotos más larga, todo un día.
Y hoy María José Quintanilla ya no viaja a todos lados sólo con su madre, Ana María Sandoval. Desde noviembre del año pasado tiene algo que su carrera, con sobre 200 mil discos vendidos en dos años y con el mayor índice de celebridad vigente en la música chilena, pedía a gritos: un manager. Es Juan Pablo Ibeas, también representante de la banda de funk rock chileno Chancho en Piedra y hermano del cantante de ese grupo, Eduardo
Lalo Ibeas. Él alcanzó a negociar el segundo disco de la cantante.
- Y fue grabado en mejores condiciones, hubo tiempo de revisarlo, de arreglarlo, de hacer más trabajo de promoción del disco - distingue Ibeas, que aplica, por ejemplo, la experiencia que ganó al ir a México con Chancho en Piedra.
- Me di cuenta de que la pega que yo hacía acá la hacían cinco personas allá. Estaba el manager, el tour manager, el personal manager, el stage manager y el booking (la programación de conciertos.- dice de corrido- . Y aquí uno las hace todas. Entonces hemos tratado de definir cada uno un área. Yo soy su manager, por llamarlo de alguna manera; la Anita es su personal manager: Se preocupa de los horarios, de despertarla, de la ropa, del maquillaje.
Ana María Sandoval no ha dejado de estar al lado de su hija todo el tiempo. Pero se ve tranquila.
- Yo me siento aliviada, porque todo lo artístico, todo lo que es entrevistas: Juan Pablo - sonríe- . Se me presentaron más managers y no me servían, porque me hablaban de giras y yo no estoy interesada en que mi hija vaya de show a show a show.
- No estoy llamando a todos los productores para hacer festivales. El que quiere a la María José me llama y sabe cómo me encuentra. Si hacemos dos o cien en el verano no es fundamental en su carrera - coincide Ibeas, que tiene otros asuntos prioritarios para 2005: un tercer disco que será grabado en Los Angeles, California, la edición del primer álbum en México y su participación en "Rojo".
- María José se ha hecho un espacio extra "Rojo". "Rojo" es una herramienta de su vida, no es todo. Lo que más me preocupa es que TVN le dé la flexibilidad que le dio este año: si necesitamos irnos un mes a Estados Unidos o tiempo para sus exámenes y hay esa flexibilidad, y si ella está cómoda, no veo por qué no seguir.
María José Quintanilla se ríe cuando escucha hablar de los supuestos cuatro kilos que bajó para "El mago de Oz". En rigor a ella no le consta que sean cuatro. Dice que ni siquiera se ha pesado.
- Lo que pasa es que estábamos ensayando en Brasil y Billy (Bond, el director de la obra) me dijo que estaba más flaca, y después llegamos aquí y dijo que bajé de peso y todo. Entonces ahí salieron los cuatro kilos. Yo igual comía como siempre.
- ¿Te vas a dejar el pelo rojo después de la obra?
- No sé. ¿Qué dices tú? - se ríe, mirándose en el vidrio- . Es que igual el pelo no es tan importante, encuentro yo... Fijarse en el pelo es como raro.
- Hay gente que vive preocupada de eso, de hecho.
- Bueno, yo no soy una de ellas - dice, y ésa podría ser igualmente una declaración de madurez o de niñez- . Es que igual soy como muy chica para preocuparme de eso, ¿no
creí?
"El mago de Oz"
Carpa del Parque Araucano, Presidente Riesco con Alonso de Córdova. Martes a domingo, 20.30 horas. De $8.200 a $17.200. |