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Un hombre aparte 31/12/2004

31 de Diciembre de 2004 | 00:00 |
Un hombre aparte

¿Es bueno estar solo? La mayoría de las veces, no. ¿Y trabajar solo? La mayoría de las veces, sí. ¿Y rockear sin nadie a tus espaldas? Para casi todos es malo, porque hay que multiplicarse. Quizás por eso hay tan solo un solista pop rock chileno: Leo Quinteros. El hombre orquesta, el multirockero independiente.

Por Vadim Vidal 31/12/2004


Ver a Leo Quinteros en vivo es como asistir a un show de variedades: generalmente se para solo con sus cuatro pedales de efectos y un sampler conectado a la guitarra. Antes de cantar, se agacha, mueve un par de cosas y pisa otras, para luego rasguear las cuerdas y hacer con ese sonido un loop que utiliza como base rítmica. Después hace un melodía y la loopea en otra cápsula de efecto, creando una atmósfera de cuerdas sobre la base. Así es la banda de Leo Quinteros: él mismo repetido innumerables veces. Cosa aparte es el baterista incluido recientemente en sus shows, el que al rato deja su posición y toma un sampler que cumple las funciones de un tambor digital. Entonces uno se queda mirando como Quinteros se reverbera una y otra vez.

Si Leo Quinteros fuera futbolista sería de los que hablan en la cancha y casi nada fuera de ella. De esos tipos serios y retraídos que se transforman cuando hacen lo que mejor saben hacer. Pero Quinteros no es futbolista sino rockero y no precisamente uno con todas las de la ley. Quinteros pertenece a la casta de los que trabajan solos, casi el único en su especie en la aclanada escena chilena.

Hay dos Leo Quinteros: uno Doctor Jekyll y otro Mister Hyde. Adivinen cuál es cual. Acá van pistas: Quinteros es de esas personas que tienen cara de no matar una mosca, es larguirucho, parecido a Carlos Villagrán y tranquilo. Súper tranquilo, porque a pesar de que siempre tocó en bandas de colegio, Leo estudió leyes. Y se tituló y trabajó un par de meses como procurador en la Corte. Hasta que se aburrió y empezó a hacer música y terminó por convertirse en el solista más solo del universo rockero nacional. Jekyll. "Siempre traté de armar grupos pero no encontraba una visión colectiva en el trabajo, componía canciones y distribuía pegas no más". Ahora Quinteros tiene claro que es mejor tocar solo y bien que rodeado y mal. Lección que aprendió paseándose por pubs junto a bandas de covers y asistiendo a castings de grupos que nunca llegaron a formarse. En uno de ellos dio con Alejandro Gómez de Solar, quien lo animó a lanzarse solo, además de hacerlo debutar teloneando la despedida de su banda el 2002.

El año pasado Quinteros se encerró en el estudio artesanal de la casa de un amigo y registró su último disco artesanal: Fallando, de él destacó la canción "Invisibilidad", con un video que juntaba retazos de un documental antinarcóticos que giró en Vía X. Este año lanzó 1 A, cuyo título hace referencia al lugar donde se grabó el disco, un taller ubicado en Bellavista donde trabajan artistas plásticos, audiovisuales y un solo músico. Sí, Quinteros. "Es un álbum de canciones con un sonido más sofisticado, más elegante, con decisiones más claras donde las letras ocupan un lugar súper específico". Letras pop, con centellazos certeros. Cápsula Discos se encargó de la distribución y recomendó dos canciones a los medios, "Fumadores" e "Inundándonos". La primera tiene un video minimalista que exhiben habitualmente en Sub TV del Metro que es la filmación continua de un vuelo entre Santiago y Puerto Montt realizada por Gabriel del Favero, quien fijó a la mala su cámara en la ventanilla del avión y luego le aumentó velocidad. Por su parte "Inundándonos" rota habitualmente en radio Concierto y tiene también un clip, que es la filmación casual de cómo pasan el tiempo libre los promotores de una compañía de telecomunicaciones disfrazados de balones azules. La secuencia más delirante, muestra a los balones peleando a las patadas con un grupo de escolares en medio de la calle.

De ahí Quinteros salió a tocarlo en vivo y para eso se multiplicó en escena. Porque si en la cinta él tocaba todos los instrumentos, en vivo tenía que hacer algo y para eso llamó a Cristián Sotomayor para que se hiciera cargo de las baquetas y a Mr. Hyde para que hiciera el resto. Cuando Sotomayor abandona su puesto es reemplazado por Quinteros como si se tratara de un juego swinger en clave pop. "Para mí, sumar una batería fue como agregar un regimiento. Ahora es diferente porque sigo siendo yo solo con alguien que me acompaña. En todo caso a los pocos elementos que manejamos les damos hartos colores". Ese es Quinteros en directo mutando su repertorio pop a medida que lo ejecuta sin bases pregrabadas ni pistas falsas. Alargando los 45 minutos de su placa a casi setenta minutos de psicodelia pegada. Mr. Hyde absoluto. "Todo se genera en escena. Cada concierto es algo particular, las versiones de las canciones son más largas y sicodélicas, como que es una respuesta al jingle. Creamos un ambiente y la gente se mete en la onda o se aburre, claro que nunca pasa eso".

Leo Quinteros toca el viernes 21 de enero en el Pub Malas Juntas, Suecia esquina Costanera.