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Concierto de Verano 4/1/2005

05 de Enero de 2005 | 19:46 |
Concierto de Verano

Gilberto Ponce 4/1/2005

En la Estación Mapocho se dio inicio a la Temporada de Verano, que en esta época del año ofrecen habitualmente los conjuntos del Teatro Municipal.

Tal como comentáramos hace un año, este recinto demostró una vez más sus favorables condiciones, sin el ruido propio de la Plaza de Armas, la comodidad del público y la posibilidad de una buena amplificación.

José Luis Domínguez estuvo frente a una orquesta bastante atenta y con afinación muy correcta a pesar del calor ambiental. El programa variado e interesante, con una obra de peso para cerrar, encantó al público que desde temprano ocupó las acomodaciones.

La amplificación fue cuidadosa permitiendo la audición de todos los instrumentos si dificultad, lo que a su vez implica un riesgo, pues cualquier falla es percibida nítidamente, en este sentido la orquesta tuvo pequeños deslices que no empañaron el resultado final.

La hermosa obertura de la ópera "Ruslan y Ludmila" de Mikhail Glinka inició la jornada apreciándose desde el comienzo la fuerza y el carácter festivo que la inundan, Domínguez con mano firme condujo a los músicos por las diversas secciones, haciendo resaltar los motivos melódicos y rítmicos en las distintas familias instrumentales, los violines tuvieron destacada actuación en sus secciones de "bravura".

El poema sinfónico "Una Noche en el Monte Calvo" de Modest Moussorgsky, por ser muy conocido, reviste una seria dificultad, pues cualquier interpretación defectuosa queda en evidencia. Aquí se confirmó la afinidad del director con las obras programáticas, sus secciones de fuerte carga descriptiva, "pintaron" cada una de ellas con claridad y buen gusto, sin llegar a estridencias efectistas, para culminar en la sección final de sobrecogedora calma, que logró crear una atmósfera casi mágica.

Una de las dos Suites orquestales que Edvard Grieg escribió para el drama de Henrik Ibsen "Peer Gynt", cerró la primera parte del concierto. Una vez más nos encontramos ante una obra de carácter descriptivo, no olvidemos que esta es música incidental para la obra del autor nórdico. Domínguez tiene un concepto definido y se plasma claramente en su versión, desde la luminosa poesía del "Amanecer", pasando por el dramatismo casi desgarrado de "La muerte de Ase", que conmovió profundamente al público, para llegar a la sensualidad de la "Danza de Anitra", donde las cuerdas lograron fraseos notables.

El desarrollo dinámico logrado en "La Caverna del Rey de la Montaña", desde el piano hasta el fortísimo, fue manejado excelentemente por el director que logró una gran respuesta de la orquesta.

En 1876 luego de diez largos años, concluyó Johannes Brahms su primera Sinfonía. Se dice que habría dicho que no podría componer hasta no lograr un lenguaje que fuera la continuación de la obra de Beethoven, y no una simple copia. En efecto su autor abre nuevos caminos, a pesar de la estructura clásica que la envuelve.
La versión de Domínguez es expresiva, sin llegar a efectismos, con cuidadoso manejo de dinámicas y contrastes, posee además un concepto unitario que logra que todos sus cuatro movimientos tengan gran coherencia. La lenta y solemne introducción, dio cuenta de los conceptos manejados por el director, el desarrollo posterior de gran fluidez, donde pequeños desajustes en bronces no dañaron el resultado final. El fraseo notable en las cuerdas dejó el campo abierto para el gran desempeño de los instrumentos que tienen responsabilidades como solistas. Sólo podemos alabar el desempeño del violín, las maderas y el corno, que transformaron esta sección en una verdadera sinfonía concertante.

En el tercer movimiento destacamos los juegos de contraste, como la progresión dramática del cuarto movimiento, desde la introducción lenta, hasta el allegro central, sería injusto no destacar el desempeño del corno solista en el tema antes de la sección final en su bello diálogo con la flauta, seguramente por problemas acústicos se produjo una pequeña confusión rítmica en el "acelerando" de la sección conclusiva, cuestión ampliamente superada por el entusiasmo de los intérpretes.

Es importante señalar la seriedad el trabajo realizado, pues no se trataba de un concierto de la temporada oficial. Eso habla muy bien del profesionalismo de cada uno de los participantes de la orquesta y su director.