Notable dúo de guitarras
Gilberto Ponce 01/27/2005
El jueves 27 de enero se presentaron en el Teatro Oriente de la capital, dos de los mejores exponentes en guitarra de nuestro país. Ambos poseen interesantes carreras, tanto en el ámbito académico como en el área de la interpretación, lo que les ha valido importantes reconocimientos en el extranjero.
Luis Orlandini dio inicio al concierto con una impecable versión de la “Danza de Molinero”, perteneciente al “Sombrero de tres picos” de Manuel De Falla, para dar paso a Romilio Orellana, quien interpretó una sensible versión de una “Chacona” de Silvius Leopold Weiss. El notable rendimiento en los respectivos solos, fue un anticipo del nivel de los dúos que se escucharían a continuación.
En una interesante y cuidadosa trascripción de Mauro Giuliani, se escuchó la Obertura de la ópera “El Barbero de Sevilla” de Rossini. Fue en ese momento que fuimos testigos de cómo dos músicos pueden llegar a sentir y transmitir total placer al hacer música, cuando logran afiatarse como corresponde y transmiten su musicalidad y talento al público. Pareciera que no hubiesen problemas técnicos o de afinación, pues su sentido de frases y articulaciones es perfectamente claro.
A continuación se escuchó el famoso Concierto en Re mayor para guitarra y orquesta de Antonio Vivaldi (¿arreglo de Ernesto Quezada?), en la cual exhibieron con mucha elegancia un derroche técnico y estilístico lleno de contrastes dinámicos. Esta primera parte concluyó con la “Fantasía” de Fernando Sor, que ambos intérpretes tocaron con total prestancia.
Las sutilezas renacentistas dieron inicio a la segunda parte, con obras de Robinson, Dowland y un autor anónimo, que llevaron al público a la melancolía isabelina. En las tres obras finales, ambos intérpretes volvieron a desplegar todo su virtuosismo y su capacidad para pasearse entre la música docta y la folclórica, sin desbordes de mal gusto.
Con Córdova y Castilla de Isaac Albéniz, nos sumergimos en un lenguaje contemporáneo. La desafiante “Sonata Fantasía” del croata Dusan Bogdanovic (1955), también tiene los arrebatos propios de la música del S. XX, en el que no faltan los golpes sobre el instrumento, hasta las difíciles combinaciones rítmicas, en un lenguaje que va desde el atonalismo a lo popular.
La inmensa ovación que les brindó el público solo hizo justicia a un desempeño notable desde todo punto de vista. Al final, un pequeño regalo: el segundo movimiento del concierto de Vivaldi, ahora con ornamentaciones improvisadas.
