SANTIAGO.- Puede parecer repentino e impulsivo, pero Marcelo “Chino” Ríos siempre ha sido así. Vehemente y enérgico. En la cancha y fuera de ella. Por eso tampoco era de extrañar que su ímpetu lo llevara pedirle matrimonio a su novia, María Eugenia Larraín, a pesar de los pocos meses juntos.
Nunca dio un atisbo de sus intenciones. Sin embargo, en febrero la decisión estaba tomada. Y la mano pedida una semana antes del bullado incidente en “La movida del Festival”. El deportista -que entre el 2000 y 2004 estuvo casado con la costarricense Giuliana Sotela y que desde junio del año pasado figura anulado- le había elegido un anillo de tres mil dólares (más de un millón y medio de pesos) en la joyería Casa Barros, ubicada en el segundo nivel del Parque Arauco, y tenía todo preparado para darle la sorpresa de su vida a la modelo.
Sorpresa, a medias eso sí. Esa tarde de verano, la ex prometida de Iván Zamorano y el tenista visitaron juntos el prestigioso establecimiento y escogieron la pieza. “Yo vi al Chino con Quenita. Estuvieron harto rato juntos (en la tienda) y después se fueron”, relata un promotor de servicio al cliente del mall, que seguido confidencia: “pasaron unos minutos y el Chino volvió solo. Todos sabían que había ido a comprar algo importante, pero nadie sabía qué”.
Mientras que en Casa Barros, una de sus dueñas explicó escuetamente que “no podemos hablar de nuestros clientes ni de las compras que ellos hacen, porque es confidencial”.
Sin embargo, vendedores de tiendas aledañas al local comentaron que durante una semana no se dejó de hablar de esa compra en el mall. “En el verano se comentó mucho que (Ríos) había venido a comprar un anillo. Dicen que es la tremendota rocota y que era para Quenita”, aseguró la vendedora de una tienda de accesorios femeninos. En tanto, la dependiente de un local de ropa para niños acotó que la visita se produjo “un poquito antes del Festival de Viña”.
Con una pícara sonrisa, anoche el estilista trasandino Roberto Giordano dejó en claro que él también estaba en conocimiento del secreto de la pareja. “Ellos quieren guardar esto como muy íntimo. Por eso no quiere ella justamente exponerse”, dijo el amigo personal de la modelo, justificando su ausencia en la inauguración de su primer salón de belleza en Chile (ver recuadro). Y continuó: “Ella quiere preservar a Marcelo y quiere guardar así esto para no llegar a que tengan trascendencia los trascendidos (sic) y que pueda mantener la privacidad”.
El Chino y Quenita se habían conocido luego de que ella lo entrevistara para su sección “Confidencial” de “Viva la mañana”. Pero todo se hizo público después de que fueran fotografiados juntos en el Blockbuster de Vitacura el 14 de diciembre.
Entonces, ambos decidieron cuidar sus pasos. Ya habían tenido total prudencia en sus contactos cuando él giraba por Chile en su tour de despedida y los llamados telefónicos iban y venían. Pero ahora el asunto era de dominio popular y todos les preguntaban por el romance. Hasta que Ríos llegó a la titulación de ingeniería comercial de su novia y todo se destapó.