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"Stabat Mater", de Haydn 18/4/2005

25 de Abril de 2005 | 14:13 |
Gilberto Ponce

El bellísimo "Stabat Mater" de Franz Joseph Haydn, para cuatro solistas, coro y orquesta, permitió conocer a un valioso conjunto vocal e instrumental.

Se trata del Coro y Orquesta de la Facultad de Medicina de la Universidad Católica de Chile, que dirige el joven doctor Udo Kronberg, quien a la medicina agregó estudios de música, llegando ahora a la dirección.

Kronberg posee una musicalidad natural, y los frutos de su formación se irán revelando en futuras presentaciones. En esta ocasión escogió una obra de grandes dificultades, tanto de concertación, como de interpretación, pues transcurre entre coros, arias, dúos y concertatos de soluciones nada fáciles.

El enfoque general es cuidadoso, privilegiando un sonido instrumental a la manera de los instrumentos antiguos. El rendimiento del pequeño grupo de instrumentos, con integrantes de la Orquesta Filarmónica, fue sobresaliente en lo sonoro, no obstante, en algunos pasajes rápidos, hubo pequeños desajustes rítmicos. Sin embargo, en lo general se trató de una muy buena presentación.

Como observación, habríamos preferido una mayor cantidad de cuerdas, para un mejor contrapeso a las maderas.

El Coro está formado por voces jóvenes generalmente bien timbradas, con buena afinación, musicalidad y muchas ganas de cantar. Un evidente cansancio le restó fuerza a ciertos números como en el cuarteto con coro, donde la respuesta a los solistas fue sin carácter y bastante débil.

Pensamos que en lo general, aumentando el número de voces femeninas los resultados globales mejorarían enormemente.
Sus mejores momentos los escuchamos en los números 1 (Stabat Mater) con tenor solista, cantado expresivamente, el 3 (Quis est homo) donde lamentablemente la figura melódica contrastante de los violines fue inaudible y en la Fuga final (Paradisi Gloria) de gran expresividad y fuerza. El número 7 (Eia Mater) fue llevado a una velocidad inconvenientemente rápida, restándole peso dramático al texto y dando pocas posibilidades de canto al coro.

Los cuatro solistas, Catalina Bertucci, soprano; Claudia Godoy, mezzosoprano; Luis Olivares, tenor; y Patricio Sabaté, barítono; realizaron una encomiable labor en esta obra que tiene grandes exigencias vocales.

Siempre hemos alabado la belleza vocal y musicalidad de Catalina Bertucci. Su poderosa voz de soprano transitó sin problemas tanto en sus arias y dúos, como en el cuarteto. Sólo podemos objetar la poca claridad en algunas coloraturas y en el enfoque de las cadencias en las arias, que fueron un tanto fuera de estilo. Como contrapeso brilló en su aria "Quis non posser" y en el dúo con el tenor "Eia Mater" por su gran expresividad.

Claudia Godoy tiene una hermosa y gran voz de mezzo, sin problemas de tesitura ni afinación, logrando su mayor acierto en "O quam tristis", cantado muy expresivamente. Su segunda aria "Fac me vere", a pesar de su hermosa voz, resultó más bien plana, tal vez por lo frío del acompañamiento instrumental. Las cadencias recibieron un trato similar al de la soprano.

Los mejores momentos del tenor Luis Olivares estuvieron en el primer número con coro "Stabat Mater", en su aria "Vidit sum dulcem natum" y en el dúo con la soprano, que le permitieron exhibir su hermoso y musical material vocal. Su manejo de coloraturas y cadencias es inobjetable.

El barítono Patricio Sabaté es exigido al máximo en lo que podemos llamar sus arias "de bravura" tanto en tesitura como en agilidad, obligándole a desplegar todas sus condiciones para hacer la música propuesta por Haydn, el acertado acompañamiento para su aria "Pro peccatis", le permitió mostrar todas sus virtudes vocales, no así en su aria final "Flammis orci ne sublevat", llevado a una velocidad tan peligrosa, que hizo inentendible el juego instrumental, y al solista cantar de acuerdo a sus capacidades.

Estas consideraciones no pretenden hacer creer en un resultado débil, pues fue una muy buena presentación de estos nuevos conjuntos, de gran proyección, pues tienen las ganas y, lo más importante musicalidad y seriedad en su trabajo bajo la conducción de Udo Kronberg.
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