Gilberto Ponce
Dos expresiones corales bastante diferentes fueron las que pudimos escuchar en la continuación del ciclo de Música Sacra que se realiza en el Campus Oriente de la Universidad Católica. El primero de los conjuntos, formado por cantantes profesionales y estudiantes de canto, el segundo amateur, integrado por alumnos de esa casa de estudios.
En la primera parte escuchamos al sólido coro Res Nova, que dirige la talentosa Paula Torres, en dos obras del compositor colombiano Antonio María Valencia, de vasta obra musical en su país, y con estudios en Francia, que pareció ser la ruta obligada de muchos compositores latinoamericanos, lo que explica el aura impresionista que se percibe en sus obras.
El coro Res Nova, es un excelente conjunto, de impresionante afinación, hermosas voces y una gran seriedad en su trabajo. No obstante estas características, creemos que el repertorio escogido no permitió su lucimiento. Valencia es un compositor cuyo lenguaje es en las obras escuchadas, desde lo francamente polifónico, hasta el atonalismo con una fuerte presencia impresionista. Sin embargo los recursos que usa son parejos, poco contrastantes aunque exigentes con las sopranos en ciertos momentos. Pero esto basta para captar la atención del público, que reconociendo la labor de los intérpretes, no logra emocionarse con las obras. Tal vez sería necesaria una mayor búsqueda en la interpretación, para resaltar los valores musicales.
La severa polifonía con que se inicia el Motete "O vos Omnes", hace presagiar un "neo polifónico", desvaneciéndose esta impresión con la aparición de atonalismos que diluyen lo expresivo del texto.
Sin pausa ante la ausencia de aplausos, llegamos al "Réquiem", obra escrita en 1943, donde predomina lo atonal, con alusiones al canto gregoriano y al estilo antifonal, que transcurre sin mayores novedades, y donde el texto parece no tener significación descriptiva, pues el autor parece buscar solo el fenómeno sonoro.
Muy breve resulta el impactante "Rex Tremendae", en el Ofertorio encontramos interesante el ostinato disonante, que se disuelve en una fórmula impresionista.
El Sanctus no tiene mayor relevancia musical, en contraste con el Agnus Dei que posee un interesante comienzo modal.Las secciones finales no tienen elementos que aporten a la obra en su totalidad.
En resumen, no sabemos si es posible lograr una interpretación de mayor interés, en esta ocasión sus intérpretes nos mostraron una obra muy plana, sin relieves, que pudo haber ocultado los valores del "Réquiem" del maestro Valencia.
Un entusiasta Coro de Estudiantes de la UC, que dirige Víctor Alarcón mostró en la segunda parte las "Vísperas Solemnes para un Confesor" K 339 de Wolfgang Amadeus Mozart. Fueron acompañados por la Orquesta de Cámara de la UC, que dirige Alejandro Reyes, junto a cuatro solistas, donde es la soprano quien lleva la parte de mayor dificultad musical.
La versión de Reyes es energética, enfatizando los ritmos y los contrastes dinámicos, pero la velocidad de ciertos números conspiró contra el rendimiento del coro. No obstante debemos consignar que el rendimiento de la orquesta fue de gran nivel, muy afinada y siguiendo atentamente los gestos del director, salvo en el último número (Magnificat) donde el timbalista en un exceso de entusiasmo casi tapó a todo el conjunto.
Las juveniles voces del coro no pudieron enfrentar todos los números con igual éxito. Los dos primeros fueron muy superiores al último que resultó precario. Pensamos que con más tiempo de ensayos habrían obtenido un singular éxito, pues habrían pulido el "Beatus Vir" y el austero "Laudate Pueri", que resultaron un tanto confusos.
Los solistas, que pertenecen a las filas del coro, y que hacen ahora sus primeros papeles importantes, tienen voces interesantes, son afinados y proyectan musicalidad. La contralto (Mariana Karachov) debe desarrollar su voz, en la actualidad es mínima, el tenor (Oscar Galindo) enfoca peligrosamente todo igual, pero con hermoso timbre, el barítono (Eduardo Jahnke) de timbrada voz puede llegar a un lugar interesante. La soprano (Andrea Aguilar) tiene una voz en desarrollo un tanto dura, pero con agilidad en las secciones rápidas. Debiera seguir trabajando, pues posee mucha musicalidad, demostrada en el "Laudate Dominum" cantado sensiblemente con un coro en un gran momento.
Qué importante y emocionante resulta observar a este grupo de jóvenes cantando Mozart, pues ellos se están acercando de la mejor forma a conocer obras de los grandes. Ése es el mayor mérito, las imperfecciones se pulen y mejoran. Ellos son aficionados que gustan de cantar y entusiasman al público que los escucha, bien por ellos que restan tiempo de sus estudios para ensayos y bien por su director Víctor Alarcón que los entusiasma en una de las mejores formas de vivir: "Hacer Música".