Gilberto Ponce
En otra de las temporadas organizadas por el Instituto de Música y el Centro de Extensión de la Universidad Católica en el Templo Mayor del Campus Oriente, se presentaron la Orquesta de Cámara de la Universidad Católica de Valparaíso dirigida por Pablo Alvarado, junto al destacado violonchelista nacional Edgar Fischer.
El sólido y afiatado conjunto de cuerdas, está formado por jóvenes instrumentistas que ponen todo de sí para lograr los excelentes resultados evidenciados durante el programa. Su director Pablo Alvarado, con pulso preciso y gesto tranquilo, consigue resultados de gran calidad. Todas las cuestiones dinámicas y de contrastes se han resuelto en los ensayos, por lo que el concierto avanza sin sobresaltos y con solvencia.
Las cuatro obras en estilos diferentes resaltaron la versatilidad del conjunto y su director, pues transitaron desde el clasicismo temprano de Johann Christian Bach (1753- 1782), pasando por Jean Sibelius (1865- 1957), Benjamin Britten (1913- 1976) y Henryk Gorecki (1933).
El bello sonido del conjunto se pudo apreciar en el breve y hermoso "Andante Festivo para Cuerdas" de Jean Sibelius, con que iniciaron su presentación y que evidenció la sobria melancolía de la obra.
Edgar Fischer es, sin duda, un maestro. Su excelente afinación, musicalidad y fraseos se hicieron patentes en su interpretación del Concierto en Do menor de Johann Christian Bach. Fischer la hace propia y desentraña todas las claves de esta más bien sombría obra.
En el primer movimiento notamos a la orquesta un tanto pesada y con fraseos poco claros, cuestión que desapareció en el lírico y dolido segundo movimiento, donde solista y orquesta lograron crear atmósferas de gran expresión. Los fraseos entre solista y conjunto fueron impecables. Esta condición se mantuvo en el tercer movimiento, agregándose la excelente factura de la cadenza a cargo de Fischer.
Las "Tres Piezas en Estilo Antiguo", del polaco Henryk Górecki, recuerdan en momentos a algunas obras de Béla Bartók. En este caso el movimiento rápido es el central, con grandes contrastes rítmicos y expresivos, mientras que los extremos son meditativos y sugerentes. En la tercera pieza, hacia el final, nos encontramos con una sección disonante, con un pedal en los bajos, para finalizar en forma alternada con melodías antiguas y otras disonantes.
La interpretación fue un gran éxito de la orquesta.
La "Sinfonía Simple" de Benjamin Britten, con que finalizaron el programa, es una obra que la orquesta maneja con singular maestría. Todos los juegos dinámicos, expresivos o simplemente lúdicos, sólo confirmaron las bondades de los visitantes. Sería injusto no mencionar el virtuosismo y transparencia del "Playful Pizzicato", la melancolía de la "Sentimental Saraband" -muy expresiva- y la energía del Final.
Los aplausos les llevaron a ofrecer como encore un genial Piazzolla.
En resumen, una visita de calidad y un solista del mejor nivel.