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Temporada Fundación Beethoven: Excelsos visitantes 6/6/2005

11 de Junio de 2005 | 20:06 |
Gilberto Ponce

Memorable concierto fue el ofrecido por la orquesta húngara "Budapest Strings", que dirige el concertino Béla Bánfalvi, en el segundo de los programas de la temporada del Teatro Oriente.

El conjunto se distinguió por su afinación, fraseos, afiatamiento y un notable sentido del estilo.

En esta gira traen como invitado al excelente violinista ruso Boris Brovtsyn, quien con pasmosa técnica entregó obras de Haydn y Sarasate.

Solo 16 años tenía Wolfgang Amadeus Mozart, cuando escribió su Divertimento en Si bemol mayor KV 137, obra de una ingenua genialidad, en la que se respira aún el estilo del período anterior, recibiendo de parte de los visitantes una austera interpretación, donde destacaron los contrastes dinámicos y la precisión del "Allegro di molto".

El clasicismo temprano de Franz Joseph Haydn es el de su concierto Nº 3 para violín y orquesta de cuerdas en Sol mayor, que permitió aquilatar por primera vez el afiatamiento del solista con las cuerdas, quien se destacó con brillo en las cadenzas, al tiempo que interpretó con nobleza el profundo y cantable "Adagio" del mismo concierto.

Más de alguien podría haber exclamado ¡una vez más "La Pequeña Música Nocturna"! de Mozart, y es precisamente en esta nueva audición donde radicaba la "novedad", ya que es casi una regla que la calidad de un conjunto se comprueba con revitalizaciones de lo muchas veces escuchado.

Su versión está alejada de cualquier rutina, y es de una gracia y elegancia sorprendentes, al segundo movimiento le otorgan una serena belleza haciendo resaltar los contrastes entre "forte" y "piano". Se permiten incluso pequeños cambios de tempi en el "Minueto", dándole un carácter danzante. El "Rondó" final "Allegro", con sus impecables fraseos y virtuosismo, provocó solo muestras de admiración y agradecimiento por esta nueva lectura de una obra entrañable para los públicos de todos los tiempos.

La segunda parte contempló en primer lugar la "Fantasía sobre temas de la Ópera ‘Carmen’ de Bizet", escrita por el español Pablo de Sarasate, obra que requiere de un solista de la calidad de un Brovtsyn, y un conjunto que sea capaz de acompañarle en todas las sutilezas y cambios de ritmo y carácter que Sarasate exige. Dobles cuerdas, arpegios en pizzicatos, armónicos, pasión, estilo y una afinación perfecta, son los calificativos para la versión del solista que simplemente maravilló a los asistentes, obligándole a ofrecer como "encore" una obra que se podría calificar como verdadero catálogo de dificultades para violín, que por supuesto salvó en forma espléndida.

La "Serenata para Cuerdas" en Mi mayor de Antonín Dvorák, fue el broche de oro, para una jornada memorable. Ataques y fraseos impecables, junto a equilibrio sonoro, contrastes de perfecta musicalidad, a veces casi ensoñados, "ritardandos" o "accelerandos" de gran expresividad, son los calificativos de la versión donde quisiéramos destacar lo vibrante del "Scherzo" o la serena belleza del "Larghetto".

La euforia del público les obligó a ofrecer como regalos, un aire de "Zardas" y un entrañable y sutil Schumann con el primer violonchelo como solista y las cuerdas en "sordina".

Sin duda una de las visitas más importantes en el presente año.