
El director David del Pino y el pianista Luis Alberto Latorre, captados durante uno de los ensayos.
SANTIAGO.- Olivier Messiaen compuso su monumental Sinfonía "Turangalîla" para piano, ondas martenot y gran orquesta entre julio de 1946 y noviembre de 1948 por encargo de Serge Koussevitzky para la Orquesta Sinfónica de Boston, que la estrenó, bajo la dirección de Leonard Bernstein, en diciembre de 1949. Centrada fuertemente en la temática del amor, esta obra, una de las composiciones claves del siglo XX, será ejecutada por primera vez por la Orquesta Sinfónica de Chile, bajo la dirección general de su titular, David del Pino, con la participación del solista en piano Luis Alberto Latorre, los días viernes 15 y sábado 16 de julio, a las 19:30 horas, en el Teatro Universidad de Chile, Providencia 043.
Participarán también como solistas Francisco Núñez (ondas martenot); Pablo Morales (celesta) y Alexandros Jusakos (glockenspiel a teclado).
El maestro David del Pino manifiesta que hacer "Turangalîla" era un proyecto que la Orquesta Sinfónica de Chile venía deseando concretar desde hace algunos años. "Como agrupación orquestal, nos hemos caracterizado por incorporar al repertorio obras chilenas (unas 90 en la última década) y contemporáneas. Tocar esta monumental sinfonía de Oliver Messiaen es una gran meta que está basada en una amplia experiencia en el repertorio contemporáneo".
Destaca especialmente la participación del pianista Luis Alberto Latorre —músico especialista en el repertorio contemporáneo—, porque "además de su dominio técnico, aporta la gran profundidad de sus conocimientos en esta obra, la que con él adquiere otra dimensión".
El tema de "Turangalîla" está vinculado a la atracción que Olivier Messiaen sentía por la pianista Ivonne Loriod, con quien se casó después de la muerte de su esposa, quien estaba mentalmente enferma. De hecho, en el sexto movimiento ("Jardín del Sueño del Amor") hay una cita al Preludio de "Tristán e Isolda", de Wagner.
Compositor y organista francés de profundas creencias cristianas y vocación pedagógica, Olivier Messiaen, estructuró la sinfonía "Turangalîla" en diez partes (introducción, Canción de Amor, Turangalîla 1, Canción de Amor, Gozo en la sangre de las estrellas, Jardín del sueño del amor, Turangalîla 2, más atonal, Desarrollo del amor, Turangalîla 3 y finale.
La Sinfonía Turangalîla forma parte de una trilogía junto con "Harawi" para voz y piano de 1945 y "Cinq Rechants" para coro a capella de 1949. Las tres partituras revelan aspectos distintos del amor entre Tristan e Isolda y son diferentes en recursos musicales, volumen, importancia y estilo. En el caso de la sinfonía aparecen íconos melódicos para simbolizar la unión de las dos entidades.
La palabra Turangalîla que identifica la sinfonía de Messiaen es un término compuesto de dos raíces en sánscrito:
Turanga es un vocablo que se refiere al tiempo, al movimiento y, de manera especialmente importante, al ritmo, que es el elemento preponderante en esta partitura. La raíz
Lîla puede interpretarse como acto, acción o juego.
Este término Turangalîla, acuñado por Messiaen, significa más que la simple suma de sus partes; en palabras del propio compositor, la sinfonía Turangalîla es una canción de amor, un himno de alegría, y en ella está implícita igualmente la dialéctica vida-muerte. En torno a esos significados se desarrollan los distintos temas musicales de la obra, los que reaparecen en forma cíclica y variada en sus diez movimientos.
Hay cuatro temas cíclicos que reaparecen en los diez movimientos de la obra: el tema estatua asociado a masculino, el tema flor asociado a femenino, el tema amor que es el más importante y un cuarto tema que una simple cadena de acordes. Esto otorga a la sinfonía una unidad sorprendente, más aún si se considera la variedad rítmica, con vastos contrapuntos y el empleo de "personajes rítmicos", así como la diversidad de materiales sonoros, los que provienen de la tradición francesa, la música india y el canto de los pájaros.
Mensaje humano y universal
Nacido en Avignon, Francia, en 1908, el estilo musical de Olivier Messien se sustenta en elementos heterogéneos como una profunda fe cristiana, su fascinación por el hinduismo, la seducción por el color instrumental y, sobre todo, el amor a los pájaros y la naturaleza que lo hace difícilmente encasillable en una corriente concreta. Fascinante por su riqueza tímbrica, rítmica y armónica, inconfundiblemente moderna. Su música es portadora de un mensaje humano y universal que supera su evidente confesionalidad católica.
Hijo de un profesor de literatura y traductor de Shakespeare y de una poetisa, Messiaen creció en un ambiente favorable a toda expresión artística. Talento precoz, fue alumno del Conservatorio de París, donde estudió órgano y composición. En 1936 fue uno de los fundadores de la
Jeune France, grupo dedicado a difundir la nueva música francesa. Llamado a filas tras el estallido de la Segunda Guerra Mundial, en 1940 fue hecho prisionero por los alemanes e internado en un campo de concentración en Silesia, donde compuso el
"Quatuor pour la fin du temps" (Cuarteto para el fin de los tiempos).
Acabada la contienda, su nombre comenzó a cobrar cierta relevancia, sobre todo a partir del estreno de la Sinfonía Turangalîla, llegando a ser aclamado como uno de los mejores compositores de su época.
Fue profesor en Darmstadt entre 1950 y 1953 y del Conservatorio de París desde 1966 hasta 1978. Sus clases ejercieron una influencia determinante en compositores como Pierre Boulez, Iannis Xenakis y Karlheinz Stockhausen.
La muerte le sorprendió mientras trabajaba en la orquestación del "!Concert à Quatre", para flauta, oboe, violoncello, piano y orquesta, culminado por su viuda, la pianista Ivonne Loriod.
Las entradas están a la venta en boletería del Teatro Universidad de Chile (Providencia 043, metro Baquedano, fono 6345295).