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Cabeza de Chancho 18/7/2005

17 de Julio de 2005 | 00:00 |
Pablo Ilabaca tiene 28 años y no sólo es el cerebro de Chancho en Piedra. Además lo es de la música de "31 Minutos" y, desde ahora, de su propia y nueva identidad: Jaco Sánchez. Así funciona la mente más frenética del pop en Chile, viviendo de la música y grabando su próximo disco en su nuevo celular de 280 mil pesos.

Pablo Ilabaca
David Ponce


Falta un par de semanas para dar su próximo concierto y, con toda la pachorra que puedan darle doce años de experiencia ininterumpida y una gira de treinta y dos fechas vendidas en el verano recién pasado, hay una duda esencial que acaba de asaltar a Pablo Ilabaca. No sabe quién querrá ir a verlo tocar este 28 de julio al Galpón Siete, cuando lance su nuevo disco.

Porque no está muy seguro de cuánta gente sepa quién es realmente Pablo Ilabaca.

Y no es falsa modestia. Seguro que millones lo han escuchado; cualquiera que haya oído a Chancho en Piedra, por ejemplo, o cualquiera que haya visto y/o escuchado "31 Minutos". Ilabaca es el guitarrista y coautor de las canciones del grupo, uno de los más populares de Chile, y es el responsable junto a Álvaro Díaz y Pedro Peirano del impacto musical del programa de muñecos que este año lanzará su tercer disco y será estrenado en portugués por la cadena Nickelodeon. Pero sólo ahora el guitarrista de Chancho en Piedra y cerebro musical de "31 Minutos" va a dar la cara como solista. Y ni siquiera se va a llamar Pablo Ilabaca.

Jaco Sánchez se pronuncia Yaco Sánchez.

Fue el día en que Chancho en Piedra se ganó el reciente premio Altazor, el 26 de abril pasado, cuando el nuevo artista empezó a grabar su disco. Y al final grabó uno doble. El primer volumen se llama Jaco Sánchez, más quieto, con piano, contrabajo y bossa nova, grabado junto a DJ Raff. El segundo tiene el nombre de su nuevo grupo, más rockero: Los Jaco, formado por Ángelo Pierattini, guitarrista de Weichafe, Felipe Ilabaca, bajista de Chancho en Piedra, y Nicolás Torres, ex baterista de Pettinellis y líder de Silvestre. Y el disco doble se llama Jaco Sánchez y Los Jaco.

"Me di cuenta de que eran dos discos. Primero empecé a grabar el ‘Jaco Sánchez’, que es más fino y elegante, nos precoupamos de que quedara todo perfectillo, llenos de detalles. Y el otro es más chacal, más radical, más violento", dice Sánchez, que tiene una palabra para estos contrastes: bipolaridad.

"Es una historia; se supone que Jaco Sánchez estaba enamoradísimo y compuso el primer disco, que habla de amor y todo. Y dentro del mismo fue encontrando el desamor por la típica pateada que te pueden pegar o la típica no correspondencia amorosa, entonces terminó en un colapso maldito, medio bukowskiano, y bajo ese desamor crea su nueva banda, Los Jaco, que parte al tiro con furia y carnaza".

Así prefiere trabajar Pablo Ilabaca, rápido. "De hecho ahora me fui a Argentina el fin de semana, a pasear, y ando con un celular terrible de moderno, que graba. Entonces estaba en un bar y de repente me ponía a grabar cosas. Y ya tengo dos ideas para hacer un disco nuevo, que encierre lo espontáneo de hacer una música", dice, mientras manipula el celular. "Y graba la raja. O al menos no se te olvidan las ideas".

Del teléfono móvil se oye la voz de Ilabaca en una melodía con voces al fondo: sorprendente. El aparato es un regalo del manager de Chancho en Piedra, Andrés Cornejo, y está disponible en el mercado. "Vale como dos ochenta. Es carón", dice Andrés Cornejo.

Pablo Ilabaca pensó en probar por primera vez si había vida más allá de Chancho en Piedra cuando Pedro Peirano lo llamó en 2002 y le pidió música para "31 minutos". "Me pidieron como doce ideas musicales. Y yo dije Sí, sí puedo, y no tenía ni una", recuerda. "Y de repente pasaron dos semanas y tenias las ideas y como tres más. Ahí despertó mi bichito productivo".

Desde que de Pablo Ilabaca pasó a Cabezón, y de ahí a K.V.Zón, y de ahí a Jaco Sánchez, casi siempre se las arreglado para quedar en las sombras. Él cita una película para intentar explicárselo. "Yo creo que puede ser también un temor a mirarse al espejo. No sé si cachai una película que se llama ‘Mr. Sardonicus’, de William Casey, que trabajó con Polansky como prodcutor de ’El bebé de Rosemary’. Es la historia de un tipo que era muy pobre, el papá se gana la lotería, le da un ataque al corazón y lo entierran con el boleto. Cuando el hijo lo desentierra estaba tan putrefacto que sufre un shock y queda con la cara deforme. Un millonario deforme. Andaba con una máscara. Y en la casa no tenía ni un espejo, porque si se miraba se volvía más loco de lo que ya estaba", relata.

"Entonces puedo ser un Míster Sardonicus".

–¿Por lo millonario?
"Ja ja".

–Han sido buenos negocios, "31 minutos", Chancho en Piedra. Sólo lo derechos de autor deben ser buenos.
"Sí, pues. Y aparte estoy muy orgulloso de poder vivir de la música y pagar con mi plata el haber hecho este disco. Yo vivo de la música hace diez años, y hace diez años que toco con Chancho".

Hace diez años también que K.V.Zón dejó sus barrios natales en Gran Avenida. Hoy su familia vive en La Florida y él en Ñuñoa, acaba de ir a Argentina por el fin de semana y en Santiago sigue andando en micro. "La música obviamente cambió mi vida. Porque me doy cuenta de que con la música puedo lograr ser feliz. En este último tiempo hicimos una gira con los Chancho de 32 conciertos en el verano y no quería tocar más. Pensé que me estaba poniendo viejo".

–¿Y qué edad tienes?
"Veintiocho. Pero cuando no se me ocurre nada que tocar soy muy triste. Yo creo que por eso ando siempre haciendo algo. De repente me llama el Pedro o el Álvaro y hay que hacer un tema, y soy el tipo más feliz del mundo aunque no tenga nada, porque sé que voy a tener que pensar. La música cambió mi vida, y no sólo económicamente. Me compré un departamento y vivo solo, pero no creo que todo el cambio vaya por ahí. Porque si fuera por eso no iría donde mis papás a almorzar todos los días".

El músico estadounidense de jazz rock Jaco Pastorious es el más famoso bajista del mundo, un virtuoso de su instrumento cuya muerte en 1987 lo transformó en lo más parecido a un Jimi Hendrix del bajo eléctrico. Pero Jaco Sánchez no se llama así en homenaje a él.

"No", aclara, personalmente. "¿Sabes por qué se llama Jaco Sánchez? Por mi abuela, que se llamaba Jacobeth Sánchez. Nombre bíblico. Murió el año pasado. Y yo adopté el nombre de Jaco Sánchez".

"Yo creo que Jaco Sánchez es más romántico que nadie", agrega. "Enamoradizo. Tengo claro que yo no soy Jaco Sánchez. Algunos me llaman K.V.Zón. Y en ‘31 Minutos’ yo soy Pablo Ilabaca. En realidad es bien bipolar. Tripolar".

–¿Jaco Sánchez te obliga a actuar como un personaje?
"No, todo lo contrario. Me desligo de ser yo arriba del escenario. Cuando toque el 28 de julio en el lanzamiento de ese disco, va a ser Jaco Sánchez el que va a estar ahí", dice. Y entonces reflexiona. "Pero en realidad ¿quién va a ir si nadie sabe que soy yo?".

–Sí. ¿Cuál es el público de Jaco Sánchez?
"Va a ir el escueto público de Jaco Sánchez. Mi polola y mis amigos", contesta Ilabaca. Y luego hay otra respuesta. "Me gustaría que el público de Jaco Sánchez fueran puras mujeres deseosas de sexo", dice. El que habla es Jaco Sánchez.

A grabar a Argentina

Los planes paralelos de Pablo Ilabaca para este año incluyen la composición, ya en progreso, de su obra "Las cuatro muelas del juicio"; la grabación del tercer disco de "31 Minutos" y la del nuevo disco de Chancho en Piedra, el único de los grupos chilenos que renovó contrato con la disquera SonyBMG, al revés de músicos como Javiera & los Imposibles o Los Bunkers.

"Larga", dice el representante del grupo, Andrés Cornejo, acerca de la negociación con el sello. "Desde un primer momento hubo la intención de SonyBMG de seguir con la banda, y de nosotros también. Fue largo, eso sí; por lo menos tres meses. Hasta la semana pasada". El disco va a ser grabado en Buenos Aires y producido por Pepe Céspedes, guitarrista y bajista de Bersuit Vergarabat.

"Ayer nos juntamos los cuatro por segunda vez", explica K.V.Zón. "Vamos a componer todos: Lalo (Ibeas, el cantante), Toño (Marcelo Corvalán, el baterista), Felipe (Ilabaca, el bajista) y yo. Por primera vez lo haremos así, porque siempre somos Felipe y yo los que hacemos las canciones. Va a ser un buen experimento agarrar las cabezas de estos otros dos y estrujarlas para que echen afuera de una vez todo lo que tienen", se ríe. "Ayer montamos un tema de Lalo que es andino. Va a ser un disco entretenido".