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Pina Bausch, una leyenda de la danza, cumple 65 años

La bailarina que revolucionó la danza moderna tanto por sus coreografías como por sus puestas en escena.

25 de Julio de 2005 | 12:21 | DPA

Pina Bausch.
WUPPERTAL, Alemania.- Lo que mueve a la gente es mucho más interesante que cómo se mueve la gente, afirmó la coreógrafa Pina Bausch cuando comenzó a trabajar en Wuppertal hace más de tres decenios.

Y esto sigue teniendo vigencia hasta ahora, porque temas como las capas ocultas del alma humana, recuerdos de la infancia, heridas y la eterna tensión entre los sexos, experiencias y recuerdos, son los temas que el Teatro de Danza de Wuppertal, bajo la dirección de Pina Bausch, presenta en todo el mundo.

El 27 de julio, Pina Bausch, hija de un tabernero de Solingen que revolucionó la danza moderna, cumplirá 65 años. Su formación como bailarina la inició en 1955 en la "Folkwanschule" en Essen, donde bajo la orientación de Kurt Joos, un innovador de la danza expresionista, se convirtió en solista. Muy pronto comenzó a recibir distinciones y también a realizar sus regulares actuaciones en el exterior, que siguen teniendo lugar hasta ahora y que entre tanto se han convertido en artículos de exportación de lujo alemanes entre Seúl, Sydney y hace poco también Venecia.

En Wuppertal, donde Pina Bausch es jefa de coreografía y directora desde 1973, llamó al principio la atención de la prensa especializada por la puesta en escena de las versiones para ballet de óperas de Gluck y de Strawinsky.

Pero más tarde, su atrevida y radical coreografía para la ópera de Bela Bartok "La fortaleza del príncipe Barba Azul" en 1977 motivó la reprobación del público y violentos portazos, como muchas otras obras posteriores.

Es probable que los asistentes se hayan descubierto a sí mismo en las radicales y abiertas escenas llenas de ironía y agresión, que muy poco tenían que ver con el ballet tradicional, que es del gusto del público en todo el mundo.

Las bailarinas y bailarines de las obras de Pina Bausch tienen muchas veces poco que ver con el habitual ideal de belleza de cuerpos o vestuarios; trozos de música de ópera o rock interfieren con lo que está ocurriendo en el escenario; y su estilo de "collage" hecho de fragmentos recuerda más bien al cine o a las bellas artes que a la danza. Generalmente los bailarines actúan sobre superficies cubiertas de agua hasta los tobillos o lodo o entre un mar de claveles de plástico.

En lugar de la música convencional de ballet, el Teatro de Danza de Wuppertal ofrece historias profundas de la existencia misma que son creadas en largas y estrechas discusiones entre la jefa y los integrantes del cuerpo de baile. "Pina hace preguntas y nosotros respondemos. Estas respuestas pueden ser verbales o en forma de movimiento", dice Mechtild Grossmann, una de las bailarinas que trabaja desde hace muchos años con Pina Bausch, cuando relata el nacimiento de una de las numerosas piezas sin nombre.

Pina Bausch de exportación

Desde hace muchos años Pina Bausch y su elenco también ensayan en el exterior, con lo que en las obras fluyen impresiones ya sea de Portugal, Hong Kong o Estambul. Pero al mismo tiempo, piezas tradicionales como "Café Mueller" (1978) o "Bandoneón" (1987) son exportadas regularmente al exterior. El elenco de 30 jóvenes bailarines ensaya regularmente estas obras con la incoporación de nuevos elementos.

El entre tanto reconciliado público de Wuppertal reacciona con entusiasmo y admiración a las representaciones del ballet de Pina Bausch, lo mismo que en Tokio, París o Bruselas, y hace que las entradas estén siempre agotadas, como recientemente en "La Fenice" de Venecia.

Pina Bausch, que ha sido distinguida con numerosos premios de danza de todo el mundo, nunca se pronuncia en forma pública sobre sus obras, porque esta mujer parca en palabras prefiere que hablen sus obras. En las fiestas después del estreno, la fumadora empedernida Pina Bausch prefiere mantenerse en segundo plano. Excepciones han sido hasta ahora dos apariciones en el cine con los directores Federico Fellini y Pedro Almodóvar.

Su cumpleaños lo celebrará en un lugar secreto, pero ya ahora se sabe que no tiene intenciones de acogerse a la jubilación como otros y desea seguir el ejemplo de Martha Graham (1894-1991), la estadounidense pionera de la danza moderna, que todavía a la edad de 94 años tenía grandes sorpresas para su público.