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Íntima versión de "Così fan tutte" 20/8/2005

24 de Agosto de 2005 | 17:28 |
Francisco Gutiérrez Domínguez

La versión de "Così fan tutte", de Mozart, que está presentando el Teatro Municipal, se caracterizó por respetar el carácter íntimo de la obra, obteniendo un resultado musical y escénico de corrección estilística, pero que careció del brillo y dinamismo que la obra requiere. La dirección orquestal de Maurizio Benini, de evidente autoridad, fue precisa y consistente en cuanto a la diferenciación entre los aspectos burlescos y verdaderamente dramáticos de la música, pero careció de la intensidad requerida en los contrastes dinámicos que abundan en la partitura, sobre todo durante casi todo el primer acto, a lo que contribuyó un desempeño de evidente opacidad de la Filarmónica, especialmente en las cuerdas. En el segundo acto, el director obtuvo mayor relieve orquestal, a pesar del mal desempeño de los cornos en el aria de Fiordiligi, pero nos parece que el grado de sofisticación que alcanza la expresión musical del autor en esta ópera no quedó completamente de manifiesto en esta interpretación, la que dejó una impresión final de precipitación e intimismo musical exagerado.

La régie de Michael Hampe abunda en soluciones actorales que reflejan un concepto muy claro y certero de la verdadera intención dramática de la obra. En ella, la farsa no se exagera con recursos grotescos, pero en ciertos conjuntos de elevada inspiración hay un exceso de movimiento que impide la concentración total en las ideas musicales, tanto para los cantantes como para el espectador. La escenografía e iluminación de Ramón López y el vestuario de Germán Droghetti son de buen gusto, salvo cierta abundancia de tonos rojos en un par de escenas, pero parten de conceptos absolutamente tradicionales para una obra en que el sentido dramático permite hoy en día, soluciones más novedosas.

El elenco mantuvo, en líneas generales, una correcta identificación con la línea de canto característica de Mozart, pero nos parece que la enunciación del texto en los recitativos, presentados en forma integral, no fue lo suficientemente clara y pausada para una representación teatral, aunque por lo menos en su ejecución se respetó la sobriedad del estilo del autor.

La soprano Ángela Marambio posee una voz muy adecuada para Fiordiligi: poderosa, pero a la vez dúctil y manejable, muy rica en su colorido expresivo, y además su técnica y musicalidad le permiten un desempeño de gran seguridad. Dramáticamente consigue una sobria expresividad y una actuación teatral aceptable. Jossie Pérez (Dorabella) fue musicalmente adecuada y su canto positivo en los numerosos conjuntos vocales. Desgraciadamente, en una zona de su registro medio alto la voz adquiere una dureza metálica que no va con la expresión vocal de este personaje y su temperamento dramático es demasiado exuberante para Mozart. La chilena Carolina Ullrich (Despina) reemplazó a la titular indispuesta, logrando una actuación muy simpática, sobria y de gran corrección vocal y musical. El tenor Matthew Polenzani (Ferrando) reveló un hermoso timbre, gran musicalidad y una comodidad en el registro agudo que le permite abordar sin problemas la difícil aria "Ah, lo veggio", incluida en la completísima versión musical del maestro Benini. Su versión del aria "Un aura amorosa" fue delicadamente matizada y constituyó una fina expresión de la sensibilidad del personaje. Pietro Spagnoli encarnó a un Guglielmo de excelente factura en todo sentido, consiguiendo, en global, la actuación más sólida de la función. Andrea Concetti presenta un Alfonso más serio que de costumbre y dramáticamente más involucrado en las consecuencias de su juego. Vocalmente fue ajustado y preciso, pero su timbre se torna áspero cuando presiona su emisión vocal.