Gilberto Ponce
Bajo la dirección de Juan Pablo Izquierdo, uno de los más destacados directores de nuestro país, se ofreció, en el marco de la temporada de la Fundación Beethoven, un "Festival Bach" con tres de sus más famosas obras corales.
Gran parte del interés radicaba en el hecho de poder escuchar en un mismo programa uno de sus motetes, el Nº 6 "Lobet den Herrn", la famosa y muy conocida Cantata Nº 140 "Wachet auf, ruft uns die Stimme" y su hermoso "Magnificat" en Re mayor, obras de carácter y estilos muy diferentes.
El maestro Izquierdo coordinó al Coro de Cámara de la Universidad Católica, que dirige Mauricio Cortés y a la Orquesta de Cámara de Chile, junto a un grupo de solistas.
Bien conocemos la meticulosa y exhaustiva forma de preparar sus conciertos por parte de Izquierdo, en los que siempre imprime su sello personal.
Sello que satisface plenamente a muchos de sus incondicionales seguidores, mientras que en otros merece reparos. Independientemente de estas consideraciones, todos coinciden en que los resultados son de gran perfección.
Una vía de trabajo de este director consiste en buscar de las voces una línea de canto con notorias articulaciones, casi instrumentales, dejando la expresión librada solo al fenómeno sonoro. Además, en el caso de las sopranos del coro, busca una sonoridad casi blanca, más propia de niños, que resulta muy eficaz en el primer coro de la cantata, para diferenciar el coral cantado por éstas del resto de las voces en su discurso contrapuntístico.
Acompañado solo de un bajo continuo conformado por órgano, violonchelo y contrabajo se cantó como primera obra el Motete "Lobet den Herrn", en una versión muy intimista, que no justificó la cantidad de sopranos, que debieron cantar mezza voce. En el conjunto fueron evidentes fraseos interesantes, cantados con gran seguridad y musicalidad. El pequeño accidente de afinación de las sopranos no restó mérito a la versión, que culminó en forma muy alada en el "aleluya" conclusivo.
Pocos coros de nuestro país se han resistido a la belleza de la Cantata 140, "Wachet auf", que se escuchó seguidamente. Aquí el trabajo del director fue palpable en los arcos y articulaciones de las cuerdas, como así en los fraseos del resto de la orquesta, la que respondió de la mejor forma, dando el sustento necesario a las voces.
La soprano Stephanie Elliott y el bajo Leonardo Aguilar (no Patricio Sabaté, como se anunció en el programa), asumieron con propiedad y hermosas voces los dúos, el primero de los cuales recuerda el aria de la contralto con violín, de la "Pasión según San Mateo" del mismo Bach.
Momento culminante fue el coral para voces masculinas y cuerdas, de perfecta mixtura entre voces e instrumentos. El coral final, en tanto, mostró las cualidades del coro, que cantó con más fuerza.
Para el "Magnificat" en Re mayor, se incorporaron al elenco la soprano Carolina García, de grata voz, aunque un tanto inexpresiva, suponemos por indicación de la batuta, la contralto Evelyn Ramírez, de gran cometido en el dúo con el tenor, más no así en su aria, muy inexpresiva, a pesar de su cálida voz.
Para el tenor Jaime Caicompai sólo se dieron buenas condiciones en el dúo comentado, pues en su aria "Deposuit" se le vio en el límite de sus posibilidades. Creemos que éste no es un repertorio que le permita lucir sus condiciones.
Stephanie Elliott y Leonardo Aguilar cantaron musicalmente sus respectivas arias.
En cuanto al rendimiento de las cuerdas del coro, destaca la musicalidad y las timbradas voces de la cuerda de bajos. Los tenores aunque afinados, son muy débiles vocalmente. Las contraltos lucieron seguras y con buen sonido. En cuanto a las sopranos, y considerando su número, nos parecieron débiles y poco timbradas. Suponemos que por indicaciones de Izquierdo no cantaron como en otras ocasiones.
Estas consideraciones no empañan en nada el trabajo previo realizado por Mauricio Cortés, su director, siempre muy acucioso y musical, en éste, uno de los conjuntos más importantes del medio.
En resumen un concierto que se destaca por la mezcla entre perfección y una dosis de buscada poca expresión, en el que queda claramente establecida la impronta de un gran director, Juan Pablo Izquierdo.
