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Calidad asegurada 5/10/2005

06 de Octubre de 2005 | 18:04 |
Gilberto Ponce

Si existe un conjunto que se ha preocupado de realizar "conciertos temáticos" es este notable Voce Arcana, integrado por la soprano Magdalena Amenábar, Alma Campbell en teclados, Hernán Muñoz en violín barroco y Francisco Cortez en cello.

En cada una de sus presentaciones es posible apreciar el estudio acucioso del repertorio, logrando siempre resultados del mejor nivel, tanto en lo estilístico como en la musicalidad.

La Iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles, fue el escenario escogido por los intérpretes para su programa titulado "In nomine Virginum", con obras cuyo eje era la Virgen María, con autores que iban desde Claudio Monteverdi, del barroco temprano, hasta Vincenzo Bellini de la primera mitad del siglo XIX.

La segura musicalidad de Magdalena Amenábar estuvo al servicio de un repertorio tan dispar como difícil, que fue resuelto en forma inteligente. Para ello se contó con el acompañamiento siempre atento y certero de los tres instrumentistas.

Lo anterior fue palpable en el "Laudate Dominum" de Claudio Monteverdi, que abrió la jornada, interpretado en el más acertado estilo.

Del resto de las intervenciones de la soprano, que se alternaron con obras para trío instrumental, debemos destacar, el bellísimo "Ave Maria" de Giulio Caccini, sugerente expresivo, verdadero modelo de afiatamiento entre la solista y los instrumentos. En el cerrado entramado armónico de "Tota pulcra est", de la compositora Antonia Bembo, inteligentes fraseos destacaron el juego de las voces.

Al ser interpretada en forma independiente una de las partes del "Stabat Mater" de Pergolesi, su versión fue de una delicadeza casi alada. También destacaremos los lúdicos juegos logrados en la obra " Ground" de Gottfried Finger, como así mismo fue muy interesante el enfoque de fraseos ligados para el "Et Exultavit" del Magnificat de Bach. Singularmente hermosas son las dos obras de Haendel, (Coro de los ángeles, del oratorio "Deborah", y el "Coloquio espiritual", sobre el famoso "Largo") de ajustado estilo ambas obras, y en donde las elegantes ornamentaciones, resultaron un verdadero triunfo.

Un salto cronológico bastante grande dieron en la última obra, "Salve Regina" de Vincenzo Bellini, que en su estilo a ratos parece un aria de alguna de sus óperas.

En cuanto a los instrumentistas estos brillaron en la "Springtanz" de Praetorius, de gran frescura y gracia, en los fraseos para el Andante de una de las sonatas de Corelli, como en la profundidad del enfoque del famoso "Adagio" de Albinoni, que remeció al público, casi tanto, como la obra de Caccini.

Los insistentes aplausos del público permitieron escuchar nuevamente el "Ave Maria" de Caccini, que cerró una brillante presentación de uno de los conjuntos más importantes en música antigua y barroca. Su bien ganado prestigio se debe a la seriedad y honestidad de un trabajo concienzudo y mantenido en el tiempo.
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