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Gepe: "Ni un respeto" 2/11/2005

02 de Noviembre de 2005 | 00:00 |
"Ni un respeto por la cosas: sólo admirarlas y absorberlas siempre", concluye uno de los más inquietos músicos chilenos, que esta semana actúa en el ciclo de TV Piratas y lanza su primer disco, Gepinto.

Gepe
Gepe lanza su primer disco con el sello Quemasucabeza, del grupo Congelador.
David Ponce


En las paredes de la pieza en la que hace música Daniel Riveros hay fotos de Víctor Jara y de los hermanos Violeta y Nicanor Parra, retratados en la carpa de La Reina en los ‘60. Pero no es que Riveros sea de la época de las peñas. Más bien es de la época del MP3: nació en 1981, tiene 24 años, está en cuarto año de diseño y desde el colegio ha escuchado, en siguiente orden, metal, britpop, noise, grupos contemplativos como Low y The Delgados, post-rock de Chicago y raíz folclórica de Chile, para decantar en dos referentes: Sonic Youth y Violeta Parra.

Y en 2005, bajo el nombre de Gepe, este músico ha sido uno de los más ocupados de la temporada, como baterista y cantante del dúo Taller Dejao, como baterista del grupo de Javiera Mena y como solista, plan en el que se dispone a lanzar esta semana su primera grabación tras el EP 5x5 (2004), editado por el sello Jacobino Discos. El nuevo trabajo se llama Gepinto, esta vez lo publica el sello Quemasucabeza y el autor tiene en la presente semana una agenda agitada, entre una actuación de Taller Dejao (lunes 31 de octubre), su participación como Gepe en el ciclo de TV Piratas junto a Calostro y al grupo Jiminelson (miércoles 2 de noviembre) y la presentación del disco en la Sala Master (viernes 4 de noviembre).

"El miércoles con los TV Piratas voy a llegar con la pura guitarra y la voz, y Calostro también va a actuar con guitarra y voz. Vamos a tocar una y una. Es una idea que quiero poner en práctica ahora: invitar a otra persona, muy simple, y tocar canciones intercaladas", dice. "Y el viernes vamos a tocar con toda la banda y los invitados. Y también va a estar la presentación de Leonardo Ahumada, de los Jacobinos, que va a grabar parte del disco suyo ahí, en vivo".

Gepinto fue grabado por Gepe (voz, teclados, guitarra, percusión) junto a sus dos hombres de confianza, que también son parte del colectivo Jacobino: Pablo Flores (acordeón, bajo, efectos, bombo legüero) y Sebastián Sampieri (charango, percusión), quienes responden a los nombres de Nam y Farabeuf. Y a ellos se suman las cantantes invitadas Javiera del Campo y Dadalú, y el guitarrista y cantante de Congelador, Rodrigo Santis, quien se hizo cargo de la grabación. "Santis es igual el cuarto integrante", asegura Gepe. "Lo hicimos entre los cuatro".

"El disco se divide en tres partes. Los primeros cinco son temas que podrían ser más pop. Después están los temas más íntimos que tienen relación con lo acústico, y después las canciones entre comillas complicadas", explica el músico, que en canciones como "Torremolinos", "Vacaciones", "Nihilo" y "Estilo internacional" deja espacio a experimentos con ruidos, samplings y mezclas a cargo de Santis.

–¿Qué ritmos tradicionales hay?
"Hay canciones que tienen ritmos de cueca, huayno o tonada. Y el instrumento que más se repite son las palmas. Además de bombo, bajo eléctrico, batería, teclado, charango, acordeón, también están los arreglos de (Rodrigo) Santis, que generan sonidos nuevos".

–En este año tocaste bien seguido. ¿Qué actuaciones recuerdas como las mejores?
"Las de la Sala Master siempre son buenas. Y sobre todo las de Holden (el grupo francés con el que Gepe actuó en febrero). No sé cuánta gente había, pero mientras tocaba "Torremolinos" todo el mundo estaba callado, no volaba una mosca. Primera vez que me pasa eso, ni siquiera en lugares más chicos. Y lo pasé tan bien. Y sonó tan bien".

–También actuaste a dúo con la folclorista argentina Beatriz Pichimalén.
"También. Ella contaba cuentos, hacía ruidos increíbles, apenas tocaba una percusión. Y después tocamos juntos. Empecé a tocar un ritmo y ella cantaba un poco".

–Y hubo un par de actuaciones en Argentina. ¿Qué recuerdas de eso?
"Fui por un congreso de diseño a Mar del Plata, toqué con la pura guitarra y estuvo bueno, en un bar, la mitad escuchaba y la otra carreteaba. Ese mismo día toqué en la radio La Tribu y en Belleza y Felicidad, en una galería de una peluquería reacondicionada del barrio de Once".

–Este año ha habido una revaloración del folk en el mundo, con el músico estadounidense Devendra Banhart y con otros grupos. ¿Crees que eso tiene algo en común contigo?
"Ellos trabajan otra melodía. Ese folk viene del blues. Eso no nos sale. La Violeta Parra no hace eso, trabaja más con el ritmo. Es como lo que tiene la Violeta, que en el fondo tiene un alma, un poder, por sobre su música está su personalidad. Eso me interesa mucho más. Hay que concentrarse en dirigir un poco la energía y tener claro el concepto que uno quiere mostrar. A mí lo que más me interesa mostrar es que creo que como chilenos o sudamericanos o no sé qué somos, lo que nos diferencia del mundo anglosajón es que somos súper precarios. Allá nacieron las orquestas, las bandas, las marchas. Y nosotros aquí con un cultrún. Entonces por qué no ver esto o mirarlo como en desmedro en pos de querer hacer una canción con cellos, vientos, trompetas. Eso no nos es fácil, y entonces nunca lo vamos a poder hacer".

"El único grupo que entendió la precariedad y la llevó a lo máximo", continúa Gepe, "es Los Prisioneros. Con la Violeta (Parra). Son súper ásperos, en las letras, en lo que dicen, en lo que son. No entiendo a los que creen que Chile es como Inglaterra. Obviamente respeto a la Blondie y toda esa onda, pero no es la respuesta".

–En cambio pareciera que Víctor Jara se fuera a poner de moda de un momento a otro.
"Debe ser algo natural. Las cosas al final caen por su propio peso. Me da la impresión de que la música siempre se va filtrando, y el remanente que queda se utiliza para hacer lo nuevo. No creo que siempre sean lenguajes nuevos. Se van rescatando esencias. Aparte de que la humanidad siempre va girando en espiral: pasa por el mismo lugar, pero no sobre el mismo punto, sino que a otra altura del mismo lugar. Se alcanza a llevar la esencia, y se la lleva y se la lleva. Y le va poniendo sabores nuevos de la época".

"Hay que partir de que a uno le tiene que cargar todo. Siempre pienso en esos términos. Con los Jacobinos discutimos eso. Cuando uno hace algo le tiene que cargar todo, para sacar, robar, robar, robar esencias, dejárselas para uno. Nunca decir No, yo doy la vida por Sonic Youth. De hecho cuando escuché el tema de Sonic Youth "Kill your idols", pucha, fue claro: "Mata a tus padres". Qué más. Yo ya no escucho Sonic Youth, pero ellos me cambiaron la vida".

–¿Qué planes tienes para después de la salida del disco?
"Me gusta hacer tocatas con otra gente, con distintos estilos de música, para agrandar los públicos. Y ahora hay una tendencia a escuchar de todo, por el Soulseek más nada, una misma persona tiene carpetas de hip-hop, metal, ambient. Son signos de los tiempos que hay que escuchar y aprovechar. Es como de nuestra generación, porque yo veo en gente de 26 para arriba, como (Rodrigo) Santis, que tienden a no faltarle el respeto a los estilos. En cambio ahora a los pendejos les da lo mismo y en un compact... qué, ni siquiera escuchan compacts: en iPod, pueden tener cualquier cosa, una canción de Cyndi Lauper, de Madonna. Ni un respeto. Eso es lo mejor. Ni un respeto por las cosas. Simplemente admirarlas y absorberlas, todo el tiempo".