Tras una carrera lenta, incubada en el barrio Franklin o en La Florida, este año el grupo ha llamado la atención de músicos como Alamedas, The Ganjas o Casanova. "Nos tomamos en serio lo del barrio, porque se impregna en las canciones, queda en la actitud", dicen, y citan la célebre canción de Lennon: "Héroe de clase trabajadora".
Bellyco vuelve a tocar el próximo viernes 18, junto a Casanova, en la SCD Plaza Vespucio. |
David Ponce
Fueron unas doce mil las personas que llegaron el sábado 14 de marzo de 1998 al estadio San Carlos de Apoquindo a ver el debut de Oasis en Chile. Pero dos de ellas hicieron de aquella una jornada especialmente productiva: los primos Vargas, de dieciséis años cada uno, estaban en la galería y esa noche resolvieron que formarían un grupo de rock.
Habían atravesado buena parte de la ciudad para ir al concierto, ida y vuelta entre Las Condes y Franklin. Y ése sigue siendo hoy su barrio, cuando ya el grupo tiene seis años y su nombre empieza a hacerse familiar: es Bellyco, integrado por Felipe Vargas (voz y guitarra), Jonathan Vargas (guitarra), Juan Pablo Manríquez (teclado), Keno Vargas (bajo) y Oliver Quintanilla (batería).
En la actual escena chilena con raíces en el rock de garaje, el punk o el blues, Bellyco es uno de los pocos grupos capaces de agregar psicodelia a esos ingredientes, y en sus conciertos hay por igual señas de un grupo proto-punk como MC5 y de otro psicodélico inglés como The Charlatans. Se han tomado su tiempo desde su debut en la parroquia del barrio, situada en Bío Bío con Berta Fernández, en agosto de 2000.
Aparte de ese debut vecino, varias otras cosas comunes cohesionan a Bellyco. El domicilio: el cantante y el tecladista viven en La Florida y los otros tres en el centro. El parentesco: el guitarrista y el bajista son hermanos y el cantante es primo de ambos. Las edades: dos de ellos tienen 23 años, dos tienen 22 y el menor tiene 21. Y también el gusto por el fútbol y, en el caso de tres de ellos, el paso por el mismo colegio.
"Es un colegio que en ese tiempo se llamaba Filadelfia", recuerda Oliver Quintanilla, el baterista. "Que le cambiaban el nombre todos los semestres", agrega Jonathan, entre risas: Bellyco es una muestra de cómo suele funcionar la educación particular subvencionada chilena en la era de la municipalización de las escuelas. "El colegio se llamó Chevalier, Betjadá, Filadelfia, Apóstol San Lucas, Britania. Lo que pasa es que cambiaban dueño, quedaban deudas y tenían que cambiar el nombre".
Mientras formaban el grupo, los músicos también definían sus influencias más próximas. "Éramos fanáticos de los Santos Dumont", dice Felipe Vargas. "Íbamos a ver a Solar y los Santos Dumont. Cuando vi a Solar antes había ido a ver a Oasis, y Solar en vivo era mucho más bacán. Porque lo vi más cercano, puede ser. A Oasis los vi de muy lejos", agrega Keno Vargas. "Son las bandas que podíamos ver; los Santos se parecían más a lo que escuchábamos", concluye el cantante.
-¿Hay grupos de ahora que les gusten de ese modo?
"Es que es diferente la relación, porque antes a las bandas las veíamos en un nivel superior. Ahora como estamos parejos sentimos que podemos dar nosotros. Todos tienen sus gustos", dice, y entre todos mencionan a colegas favoritos como Tsunamis, Alamedas, The Ganjas y Casino.
Bellyco ya ha llamado la atención de músicos como José Domínguez (de Tsunamis), Alejandro Gómez (de los disueltos Solar y los actuales Alamedas), Rodrigo Otero (de los disueltos Santos Dumont y los actuales Casanova) y Pablo Giadach (de Casino). Otero y Giadach hicieron la primera grabación del grupo, con cuatro canciones, llamada
Bellyco (2004), y Giadach produjo el aún inédito primer disco,
Toma el control, previsto para el año próximo.
"Falta plata (para publicar el disco). Ése es el problema principal de nosotros", dice el bajista. "De hecho el Keno ya no está estudiando porque no hay plata", explica el cantante, que es el único estudiante en Bellyco: los hermanos Vargas trabajan como cargadores en el camión de la familia, Oliver Quintanilla es junior en la Municipalidad de Santiago y Juan Pablo Manríquez trabaja en un cibercafé. La música podría ser una carrera alternativa, dice Keno Vargas, "pero lo malo es que uno le pone bueno pero no gana nada. Entonces yo lo veo así, pero mi familia no. Mi familia quiere resultados".
Los objetivos inmediatos del grupo son su participación en el venidero festival de rock de Balmaceda 1215, la filmación del video de su canción "Revólver" y el logro de difusión durante el verano, para situar en la radio el nombre de Bellyco. Que se pronuncia "Bélico". "Es un juego de palabras con la guerra", dice Felipe Vargas. "Ésa es una de las palabras que más se repite hoy. Es un tema muy presente, y nuestra letras también hablan de dar fuerza a la gente, de plantear las cosas que pasan afuera como una guerra, contra el sistema, contra quedarse pasivo ante a las cosas que pasan".
-¿Y la gente les dice "Bélico"?
"No falta el que nos dice Bellico. O Belluco".
-¿Hay algo especial en venir del barrio? De este mismo barrio salieron grupos como Tumulto, los Teykers, Millantún, que también empezaron tocando en parroquias a comienzos de los ’70.
"No teníamos idea, pero lo tomamos súper en serio. De hecho las bandas que están en el circuito son todas de Plaza Italia para allá. Y es una cuestión que se repite, porque el rock siempre ha sido de élite acá en Chile. Porque los instrumentos son caros y porque la gente de más plata tiene más acceso a escuchar música de afuera. Nos tomamos en serio lo del barrio, porque se impregna en las canciones, queda en la actitud. No es por desmerecer a los demás, pero nosotros demostramos otra energía que los demás no tienen. Una energía más…
working class hero ("Héroe de clase trabajadora", como la canción que John Lennon grabó en 1970). Tenemos fundamentos. Las familias de los cinco partieron de abajo. Esas cosas arman una mística alrededor de la banda que después se representa en el show, y eso hace bastante la diferencia".
