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Lidia: "Me decían la fallada"

La chica de la brillantina es la nueva eliminada de Granjeras.

17 de Noviembre de 2005 | 05:00 | El Televidente
SANTIAGO.- Es la primera vez que el Televidente ve a través de la pantalla un duelo sobre el que no sabe quién resultará vencedora. Es quizás la primera ocasión en que esto ocurre, no sólo en este reality, sino que en todos los que El Televidente ha tenido la oportunidad de ver (que sumando y restando han sido casi todos).

Con decir que ni siquiera sabe quien es la granjera que tendrá que medirse a duelo con Lidia, quien inexplicablemente fue votada por el público.



¿Qué es lo que pasa por la cabeza de los televidentes? se pregunta El Televidente. La única respuesta que encuentra es bastante obvia, por lo demás: el público es impredecible.

Y en esa frase se quedó reflexionando, hasta bien entrado el programa, porque esta noche al Televidente se le había encomendado también otra tarea.

Y mientras se dedicaba a terminar con aquello, en la pantalla se sucedían escenas como la de Romina y Claudia, sin duda dos de las víboras más venenosas de este nido de víboras, quienes sacaron sus trapitos al sol junto al río.

"No puedo entender algunas actitudes tuyas", se le veía decir a Claudia poniendo en duda la lealtad de Romina.

En ese momento al Televidente le dieron ganas de tener un intercomunicador directo al oído de la amiga paisana, para susurrarle que esas actitudes extrañas de su supuesta amiga, se deben a que la actriz de nariz respingada sufre de severos síntomas esquizoides, que piensa una cosa y dice otra, pero no por casualidad, sino porque es en extremo calculadora. Le gustaría decirle a Claudia que en buenas cuentas, Romina no es una mujer de fiar. "Igual que tú", se vería en la obligación de agregar el Televidente, quien se considera justo, y a quien le gusta decir las cosas por su nombre.


Y conste que el Televidente se está refiriendo exclusivamente a la faceta que muestran estas dos chicas adentro del reality, en el contexto del juego, y no tiene ni la más mínima intención de juzgarlas como personas fuera de los límites del encierro, en el mundo real.

Finalmente la conversación junto a las frías aguas del deshielo cordillerano surtió efecto, y Claudia y Romi han vuelto a ser amigas. Claro, saben muy bien que se necesitan, que solas andarían dando tumbos por ahí, sin ninguna coherencia.

Y así lo demostraron cuando estaban sentadas a la mesa con el resto de sus compañeras y el robo de los huevos volvió a ser un tema de conversación.

Carla, que acaba de reintegrarse gracias a que ganó el repechaje junto con Isolina (en un duelo que el Televidente no presenció), y que como viene de afuera sabe más que el resto, pero no puede decir lo que sabe por reglas del juego, deslizó de todas formas el hecho de que ella sabe muy bien quienes son las ladronas.



Y fue en ese momento cuando Romina corroboró su enorme facilidad para manejar el cinismo, afirmando que el robo de huevos se había reactivado justo tras el regreso de Carla a la granja, insinuando que ha sido la peruana (y no la propia Romina y su amiga Claudia) la que se manda a guardar los huevos. Mientras tanto Claudia callaba. ¡Qué descaro!, exclamó en ese momento el Televidente.

Y en eso se quedó pensando mientras veía la pantalla pero sin registrar lo que ocurría en ella, hasta que ya ni se dio cuenta en qué momento, las dos chicas se encontraban en el duelo, Lidia votada por el público y Claudia, que fue finalmente la elegida por sus compañeras, debían hacer equilibrio sobre un pequeño madero enterrado a poca altura del piso y a la vez apagar nada menos que quince antorchas con un largo y pesado listón de madera con un tarro boca abajo en la punta.



Una prueba inhumana. Sobre todo para Lidia, una muchacha de contextura delgada, delgadísima se atrevería a aseverar el Televidente, quien apenas se podía el listón y quien perdió varias veces el equilibrio durante la prueba en la que Claudia le ganó por un largo trecho, al punto que en determinado momento, apreciando su ventaja, se dio el tiempo para sacarse el polerón para quedar en sudadera, la que al final de la prueba, terminó realmente sudada.



Lidia dejaba el reality se despedía de su inseparable y recién reingresada amiga Carla con un abrazo muy apretado.

Ya en Encuentros Cercanos, Sergio Lagos la describe a Lidia como "una dama dentro de esta vorágine".



La chica de la brillantina, recurre a palabras muy similares a las que han usado el resto de las eliminadas para referirse a su experiencia en el reality. Cosas como: "Quería probar. Quería crecer" o "La Granja fue una experiencia demasiado potente".

También dijo otras cosas como que sus compañeras le decían "la fallada" porque tenía la rodilla mala, o que si bien al principio había entrado tanteando terreno al final estaba decidida a luchar por el triunfo, aunque reconoció que "por mi contextura física era una de las mas débiles" o trambién reconoció que la votación del público la "había pateado".



Pero sin duda que lo más singular del programa de anoche fue la discusión de corte ético, moral en la que se enfrascaron Gonzalo Egas e Ingrid Cruz sobre la mayor o menor exposición que ambos han tenido con sus respectivas parejas. El Televidente presintió que la actriz como se dice en buen chileno "le tiene ganas" al galán del Valetodo.

"Muchas gracias por acompañarnos hasta estas altas horas de la noche", decía Sergio Lagos con un descaro sin par. Porque en realidad él no tenía idea qué hora de la noche era realmente cuando terminaba el programa, porque una vez más éste fue grabado con anterioridad, igual que la semana pasada.

El Televidente, en cambio, sí sabía la hora y por eso que tras una verdadera proeza que puso a prueba sus condiciones síquicas y físicas, decidió dejar hasta aquí este nuevo informe.
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